La Costanera de la ciudad de Santa Fe es, sin lugar a dudas, el lugar más representativo que tiene la capital provincial. Un punto central de este paseo tan tradicional es la cabecera que se forma a la altura de lo que hoy se emplaza el faro.
Fue un boliche durante 25 años, luego se demolió. Con el tiempo sus estructuras se deterioran. Los intrépidos pescadores pasan horas intentando sacar una pieza de la Setúbal. Su función original era sostener un puente ferroviario.
La Costanera de la ciudad de Santa Fe es, sin lugar a dudas, el lugar más representativo que tiene la capital provincial. Un punto central de este paseo tan tradicional es la cabecera que se forma a la altura de lo que hoy se emplaza el faro.
Allí están los históricos pilotes de un puente ferroviario que tuvo poco uso y debió ser trasladado al pie de la cordillera de Los Andes en la década del ‘40. En la estructura que quedó olvidada, se levantó a fines de la década de 1960 un boliche. Primero se llamó Ike’s y posteriormente Puerto de Palos.
Con el correr de los años, la confitería bailable se convirtió en un ícono de la ciudad capital en una época dorada de la música disco, los ‘70 y ‘80.
Seguramente, los memoriosos recordarán con nostalgia aquellos años en donde uno podía disfrutar de un buen trago y podía bailar hasta el amanecer sobre la Laguna Setúbal.
El punto final para Puerto de Palos comenzó a escribirse en 1995 cuando no se renovó el permiso de apertura y cerraba sus puertas para siempre.
Debieron pasar cinco años para que la intendencia santafesina defina la demolición del edificio. Fue en septiembre del 2000 cuando se quitaron las estructuras del edificio y dejaron a la vista, otra vez, al viejo pilote.
Desde entonces, el lugar es escenario propicio para la pesca y hay quienes lo usan como mirador. Es que claro, por su altura y ubicación, podría considerarse un punto único para apreciar el esplendor de la Laguna Setúbal.
Pese a la refuncionalización que los propios vecinos se encargaron de forjar, el lugar es un peligro: desde el punto de vista edilicio, con evidentes roturas y rajaduras en el propio pilar hasta un entorno poco amigable por residuos y desechos de todo tipo.
Este triste panorama quedó expuesto con la bajante histórica que dejó reducida la Setúbal a su mínima expresión.
Aerosilla
En los inicios de la década de los ‘80, un grupo empresario instaló una novedosa iniciativa en la Costanera y Puerto de Palos era eje central de la misma. Una aerosilla, cruzaba de costa a costa la Setúbal.
El tren
En pleno crecimiento de Santa Fe, se construyó un puente ferroviario para unir la capital provincial con la zona de Colastiné y Rincón, donde funcionaba un puerto. De esa manera, desde donde hoy está el faro cruzaba por la Setúbal una formación del FF.CC. Esta línea no tuvo los rendimientos esperados y migraron las estructuras del puente a otra línea, al pie de la Cordillera de los Andes.