Gonzalo Zentner
Los vecinos cuentan que desde las 4 se forma una fila en la puerta de entre 200 y 300 personas que esperan ser atendidas. Denuncian falta de personal.
Gonzalo Zentner
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@gzentner
Todavía no salió el sol y los ciudadanos comienzan su odisea para realizar los trámites relacionados a la licencia de conducir en la ciudad de Santa Fe. Son las 4 y los vecinos comienzan a llegar a la puerta del Centro Municipal de Educación Vial, ubicado en el Parque Juan de Garay.
Con el correr de los minutos, la fila se hace numerosa. Según los testimonios que pudo recabar El Litoral, la hilera llega a tener entre 200 y 300 personas. Así lo manifestaron quienes estuvieron presente este viernes en la oficina municipal; todos con un mismo objetivo: conseguir un turno y comenzar con los trámites.
Una mujer que fue a acompañar a una jubilada brindó más detalles de cómo era la situación en la previa de la apertura de la oficina. “No calculé la cantidad exacta de gente, pero la cola llegaba hasta el mástil”, relató mientras esperaba para ser atendida.
En el mismo sentido, un lector del diario se comunicó vía WhatsApp con la redacción para contar el panorama en la zona de Salvador Caputto al 3800. Ofuscado, este ciudadano (que también envió una fotografía) relató su experiencia: “¡Una vergüenza! Más de 300 personas para obtener el carnet de conducir. Reducen el personal en pleno enero cuando debería ser al revés.”
Panorama
Ya en el interior de la oficina, la opinión generalizada está en sintonía con el testimonio anterior; creen que las demoras se deben al poco personal trabajando. “Hay seis boxes y dos empleados”, sostuvo un hombre que concurrió a las 6 para renovar su licencia”. “El carné se me vence recién en febrero, por eso vine con tiempo”, cerró.
Los asientos repletos y la gente parada pintan a la perfección cómo es el panorama en el Centro Municipal de Educación Vial. Allí, uno de los ciudadanos comentó una situación que no deja de llamar la atención y genera fastidio entre los presentes. “Aparecen los afamados ‘coleros’; que llegan temprano, ocupan lugar y luego ‘se los pasan’ a otros.”
Van y vienen
Abanico en mano, a la espera de ser llamada para realizar el examen médico, una jubilada mira sin cesar el monitor que indica qué turno corresponde. “Vienen, sacan turno y se van. Se ve que calculan el horario y vuelven al rato”, contó la mujer al hacer referencia a un grupo de personas que no estaba pero tenía turno.