El proyecto de generar un escritorio inclusivo nació en la Escuela de Diseño y Artes Visuales del Liceo Municipal. La idea primigenia era desarrollar un escritorio recibidor para el hall de la institución, que sea estético y adaptado a personas que utilicen sillas de ruedas. La desarrolladora Muriel Rodríguez ahora está siendo acompañada por un mentor del Laboratorio de Fabricación Digital de Capital Activa, FabLab municipal, que la ayuda con el uso de las máquinas para prototipar el mueble.
La emprendedora explicó que la propuesta es que al escritorio lo pueda utilizar tanto una persona sin problemas motrices como otra que use silla de ruedas. "El objetivo es que pueda haber una persona en silla de ruedas trabajando, sin necesidad de adaptar nada del escritorio. Quise más que nada, por una cuestión conceptual, aportar un 'extra' al trabajo de diseño", señaló.
"Al FabLab llegué buscando la posibilidad de prototipar el escritorio. Cuando retomo lo que estaba haciendo para el proyecto final de la carrera y lo traigo al laboratorio, cambiamos un poco la idea original y ya no es la de un escritorio recibidor para el hall de un edificio grande, sino más bien un objeto modular, encastrable que se pueda comercializar en una caja", destacó Muriel.
La adaptación del mueble tiene en cuenta las medidas requeridas para que entre una silla de ruedas, que no tenga vértices con los cuales golpearse y la cuestión física de que cuente con el mínimo de materiales posibles, además de que sea estético.
A su lado, el coordinador y mentor Nicolás Capra aportó: "Ahora estamos evaluando qué materiales se pueden usar en la construcción del escritorio; si podemos utilizar materiales sustentables, con la idea también de darle una muy buena estética, que ella siempre promovió. Y por supuesto, la funcionalidad que es muy importante en este caso". Ahora estaban probando un primer prototipo de madera, pero el día de mañana puede ser de madera plástica o de algún otro material innovador que pueda surgir.
Colaboración
En el FabLab, Muriel encuentra el acompañamiento del mentor y los recursos necesarios para prototipar su diseño. "Si lo hacés sola, tenés que ir a buscar a quien te haga piecita por piecita. Si es un carpintero, a lo mejor le encargás las partes, pero como no estás en el proceso, quizá luego tenés que modificar algo y eso cuesta tiempo y plata", dijo Muriel. Y agregó: "También acá podemos conocer cómo funcionan las herramientas digitales".
El laboratorio habilita a 4 meses de mentoría con la posibilidad de extenderlos a 6, de acuerdo a lo que necesite cada proyecto. "La idea es llevar el prototipo de Muriel a escala. Al margen de que luego haya que diseñar la caja del packaging y buscar el nombre; cuestiones que ya se las dejamos completamente a cargo de ella. Pero la idea es que de acá el producto salga con un prototipo funcional", sostuvo Nicolás.
Él mismo es un emprendedor y aseguró que resulta difícil adquirir las máquinas que se ponen a disposición en el Laboratorio. "Yo las tengo en mi casa pero me llevó mucho sacrificio comprarlas. Después tenés que aprender a usarlas, para lo cual hay que hacer cursos a distancia, y someterlas a prueba y error. Entonces un poco mi función es ayudar a la gente que necesita esta guía", indicó.
La intención de Muriel es probar suerte con la comercialización de este producto. "Este acompañamiento me ayuda, estoy terminando la carrera así que estoy en un momento ideal para ya pensar en el futuro laboral", cerró.
En el FabLab, Muriel encuentra el acompañamiento del mentor y los recursos necesarios para prototipar su diseño. "Si lo hacés sola, tenés que ir a buscar a quien te haga piecita por piecita", dijo Muriel. Y agregó: "También acá podemos conocer cómo funcionan las herramientas digitales".