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Desde el Centro de Industriales Panaderos de Santa Fe estiman un aumento de 10 pesos, que podría ser mayor en otros productos. La causa es que se duplicó el valor de la bolsa de harina y también las tarifas.
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La explicación es sencilla. La bolsa de harina de 50 kilos que en enero costaba 300 pesos ahora vale 630 pesos, por el aumento de la cotización internacional del trigo. Es el principal insumo de las panaderías y una de las variables que va a impulsar el incremento del precio del pan.
En la ciudad, un kilo de pan francés puede oscilar entre los 35 y los 45 pesos. “Nuestra recomendación es que se aumente sólo diez pesos, porque el pan es un producto sensible, y que los incrementos se compensen en otros panificados”, le contó a El Litoral Alberto Carignano, vicepresidente del Centro de Industriales Panaderos de Santa Fe (Cipasfe). El incremento se producirá en el corto plazo, reconocen desde la entidad.
El valor de la bolsa de harina se duplicó por la escalada del precio del trigo (superó la barrera de los 6.000 pesos por tonelada), un escenario en el que influye la mala cosecha que se espera en Estados Unidos y la tendencia a retener los granos por la devaluación y la muy mala cosecha de soja —por el impacto de la sequía.
Pero a los panaderos de la ciudad, también les influye —como a todos los negocios e industrias locales— el disruptivo aumento de tarifas: en promedio, una panadería que pagaba 10.000 pesos por bimestre, en el último tramo de 2017, ahora tiene que afrontar una factura de 25.000 pesos, estimó Carignano. Es más del doble en sólo cinco meses.
“La bolsa de harina siempre fue nuestro principal insumo pero en este contexto habría que volver a calcularlo porque el aumento de tarifas es muy fuerte”, planteó con ironía el vicepresidente de Cipasfe.
A nivel nacional, en algunos medios aseguran que el valor del kilo de pan podría superar los 80 pesos. “No creemos que aumente en esa magnitud en Santa Fe, donde tenemos el pan más barato del país”, aseguró el integrante de la cámara local de panaderos, quien recordó que al incremento en el valor de la harina y en las tarifas hay que sumar un porcentaje de aumento salarial que se acordó en la paritaria de 2017.
Kioscos y almacenes
En diálogo con El Litoral, Andrea Ruiz —que tiene un kiosco en bulevar, en la zona de la UNL— también advirtió que la situación de muchos kioscos y almacenes es crítica.
“La factura de gas de un kiosco, en promedio, aumentó de $ 250 a $ 1.200; y la factura de electricidad de $ 12.000 (noviembre/diciembre) a $ 24.000 ahora. Los costos fijos se dispararon”, aseguró. Además contó que en su zona cerraron cuatro almacenes que no podían hacer frente a esta situación.
“La listas de precios de las bebidas, por ejemplo, nos están llegando con aumentos por la subida del dólar y los vamos a tener que trasladar, pero el problema es que la gente te compra cada vez menos”, concluyó.