Martes 7.6.2022
/Última actualización 13:22
La secuencia fotográfica es elocuente, dura, triste. Todo sucede durante la mañana de este lunes 6 de mayo. Un pescador artesanal a bordo de su canoa tira una malla al río Salado y lo atraviesa, de orilla a orilla. Impide el paso de los peces que lo habitan, que lo navegan. Los atrapa. Depreda el río. Ese hilo de agua que muchas veces crece y es poderoso. El mismo que en 2003 provocó la peor tragedia de la ciudad de Santa Fe, la inundación que arrasó con un tercio de la ciudad. La pesca con malla es una práctica ilegal, furtiva, cuando se corta el río de orilla a orilla. Pero lamentablemente es habitual. Casi naturalizada.
Estas imágenes fueron tomadas de manera ocasional por un ciudadano que se encontraba sobre la orilla del río Salado a la altura de la localidad de Recreo. Al pescador parece no importarle. Ni lo incomoda. Está acostumbrado a tirar la malla, a pescar así. Y muchos de los peces que navegan el Salado aguas abajo, hacia la ciudad de Santa Fe y su desembocadura en el río Coronda, quedan atrapados en esta malla, o en otras, de pescadores que hacen lo mismo. Lamentable.
Créditos: GentilezaTestigo ocasional
"Salí a caminar por la zona, como lo hago habitualmente, y me encontré con este pescador", dijo Fernando, quien envió las imágenes a la redacción de El Litoral. "Siempre están pescando. Yo se que el hombre subsiste con lo que pesca, pero me dio bronca ver la malla atravesando el río".
"El hombre se queja porque no hay pescado pero lo está sacando él", dijo el vecino que reportó lo sucedido. "El tipo se queda con todo".
Créditos: Gentileza"Pude ver unos sabalitos muy pequeños, un surubí, una monita, sobre la canoa. Una depredación a escala hormiga, mientras que en otros casos es industrial. También hay que decir esto, porque no es un caso excepcional, sino una práctica que se repite y se ve muy seguido".
Antecedente
Lo mismo ocurrió hace algunos días atrás en las narices de los santafesinos, cuando un grupo de pescadores de Alto Verde cruzó una malla sobre la desembocadura de la laguna Setúbal, aguas abajo del Puente Oroño. En dicha ocasión fue un guardavidas quien intervino para retirar la malla antes del arribo al lugar de una patrulla naval de la Prefectura. Y hubo un intercambio con amenazas de parte de los pescadores.
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