Jueves 29.4.2021
/Última actualización 13:58
Durante los días en los que un tercio de la ciudad de Santa Fe quedó bajo el agua y la gente, principalmente de todos los barrios del cordón Oeste y el Sur, debió abandonar sus hogares en apenas cuestión de horas, en muchos casos en medio de la oscuridad y con el agua sobre sus viviendas, ocurrieron muchos desencuentros y hubo personas perdidas en estado de desesperación.
De inmediato se abrieron precarios refugios para evacuados en escuelas, gimnasios e instituciones del resto de la ciudad a donde no había llegado el agua. La incomunicación entre las personas fue un problema. La Universidad Nacional del Litoral montó un centro operativo con una base de datos para tratar de entrecruzarlos, y así lograr que quienes habían perdido el rastro de algún familiar lo encuentren. Los desencuentros fueron miles. Eran horas dramáticas, días. Y así, cada reencuentro fue un alivio para un pueblo castigado por el agua y la desidia política.
Parece mentira pensar hoy que casi la totalidad de aquellas personas perdidas no contaban con un teléfono celular para intercomunicarse. Era principios del año 2003 y la penetración del servicio en la sociedad santafesina, como en el resto, era casi nulo. Apenas un año más tarde llegaría una fusión comercial que expandiría exponencialmente el mercado de la telefonía celular en Argentina. Y en una década los teléfonos inteligentes superarían en venta a los teléfonos celulares básicos convencionales, revolucionando para siempre la comunicación.
Pero para entonces los inundados no contaban con dispositivos con cámaras para tomar fotografías y realizar registros en videos. ¿Cómo hubiese sido entonces la emergencia con un celular en el bolsillo? ¿Se hubiesen evitado tantos desencuentros? ¿Habría más registros en imágenes documentados desde la mirada particular de cada uno?, y así otro aporte a la memoria colectiva y la construcción histórica. Las preguntas retumban.
Hoy la memoria visual de los hechos se limita a los registros en su mayoría de los medios de comunicación, otras producciones periodísticas y cinematográficas en general, a los que se les suman en menor medida, los registros particulares de algunos vecinos. "Todo está guardado en la memoria", canta León Gieco, el músico por aquellos días paseó su arte por cada refugio de evacuados para tratar de darles aliento y contención afectiva.
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