Hace tiempo que transitar por bulevar Gálvez y Pellegrini se transformó en un problema durante horarios pico.
El creciente caudal de automóviles y la convivencia con colectivos, máquinas que limpian las calles y conductores que estacionan indebidamente para dejar a sus hijos en las escuelas, hacen que la onda verde no alcance como para organizar la circulación.
El caudal de automotores dificulta circular sin detenerse cada dos o tres semáforos, en las horas pico, con lo cual atravesar la avenida de punta a punta puede llevar más de 20 minutos.
Desde la Municipalidad reconocen que la onda verde “no está funcionando adecuadamente”, y planean que será necesario rediseñarla. Por esta razón realizarán, en conjunto con la Universidad Tecnológica (UTN), un estudio de campo y a través de un software específico, para mejorar la circulación. Este análisis incluirá también las avenidas Aristóbulo del Valle, Alem y 27 de Febrero, aunque bulevar Gálvez y Pellegrini son las prioritarias.
“Las avenidas de doble mano y semaforizadas tienen una complejidad: hay que hacer coincidir los semáforos en verde en las esquinas y hay que lograr una coordinación que genere cierta fluidez”, explicó el subsecretario de Transporte, Sergio Ludueña.
Coordinación
Uno de los desafíos para agilizar el tránsito es coordinar una avenida con dos sentidos de circulación. En la actualidad, la mano que va en sentido este-oeste y la oeste-este funcionan “como dos calles separadas”.
“Cada una de las calzadas tiene una velocidad propia; por eso en algunas esquinas los semáforos terminan siendo de tres tiempos. Esto está vinculado a la concepción original de bulevar, cuando se podía girar a la izquierda”, señaló Ludueña.
Entre los ejemplos de esquinas conflictivas pueden citarse bulevar y San Jerónimo y bulevar y San Martín. Quienes circulan por estas calles cuentan sólo con 15 segundos para cruzar el cantero central. Por el intenso tránsito que reciben San Jerónimo y San Martín, ese tiempo es insuficiente y -en horarios pico- se generan largas colas, que pueden superar una cuadra de largo.
“En calle San Martín se suma otro problema. Si bien está permitido estacionar de mano izquierda de jueves a domingo a partir de las 22, muchos vecinos estacionan de ese lado a cualquier hora. Por eso la calzada se ve reducida a un solo carril y el tránsito se vuelve mucho más lento”, agregó el funcionario.
Muchos colectivos
Un relevamiento en la esquina de Dorrego y bulevar Gálvez, un día hábil, detectó 28 colectivos urbanos e interurbanos en sólo 10 minutos. De todas formas, según Ludueña, “el congestionamiento lo hacen los autos particulares: por cada colectivo circulan entre 20 y 30 autos”.
Por bulevar pasan las líneas 2, 9, 13, 16 y los interurbanos Rincón-Sauce Viejo y Santa Fe-Paraná. El funcionario reconoció que esta arteria está “sobrecargada”, ya que se trata de la “vinculación con la ruta 168 y la salida de Santa Fe”.
La decisión de restringir a dos o tres las paradas de colectivos que van o vienen de Paraná fue acertada. Sin embargo, resta planificar paradas más espaciadas para la línea Rincón-Sauce Viejo, ya que “no tiene sentido que una línea interurbana pare en todas las esquinas o cada 200 metros”, según Ludueña.
Consultado acerca de la posibilidad de sacar los colectivos de bulevar, el funcionario enumeró varios aspectos a tener en cuenta: “En primer lugar, no se puede derivar tránsito de bulevar hacia el norte porque están las vías del ferrocarril. Además, los usuarios de colectivos suelen sentirse más protegidos si esperan en calles con más circulación, amplias e iluminadas. Por último, las calles internas, paralelas a bulevar, tienen un carácter fuertemente barrial, lo cual puede generar alguna resistencia de los vecinos si uno traslada los colectivos”.




