Tras la importante crecida que tuvo el río Paraná a finales del año pasado, que llegó a niveles de alerta en la ciudad de Santa Fe, la situación cambió gradualmente en los meses de verano y actualmente el río se presenta con tendencia a la bajante. Tal es así que en el Puerto Santa Fe el hidrómetro perforó la barrera de los 2 metros hacia fines de marzo y desde entonces no tuvo repuntes, en la medición de este sábado al mediodía registró 1,61 metros.
Para dar cuenta a qué se debe esta actualidad de aguas bajas, El Litoral entrevistó al especialista en temas hídricos, el ingeniero Juan Carlos Bertoni, quien fuera hasta hace poco presidente del Instituto Nacional del Agua (INA).
El lecho lagunar vuelve a asomarse en distintos puntos de la laguna Setúbal. Foto: Fernando Nicola
Bertoni se refirió a los tres aspectos de análisis para comprender la situación hidrométrica del río Paraná, los cuales son: el climático, que incluye las lluvias que ocurren en el corto plazo y la climatología que es lo ocurrirá en los próximos meses; el estado de las cuencas y el estado de humedad del suelo, que puede hacer que buena parte de las precipitaciones escurra y llegue a los ríos o contrariamente se almacene, se infiltre y no tenga una gran repercusión a los ríos fundamentales de aporte al Paraná; y el tercer aspecto es el estado de los niveles de los embalses de la alta cuenca y que regulan al río Paraná.
Luego de las importantes lluvias en noviembre y diciembre pasado cuando se produjeron grandes crecidas en el río Iguazú y repercutieron en el litoral argentino, los eventos de copiosas precipitaciones menguaron y se evidenció progresivamente una reducción en las lluvias.
“Si bien hay algunas lluvias sobre todo en territorio brasileño y paraguayo, no son suficientes para cambiar el panorama de déficit hídrico que tienen la cuenca superior, y en la parte argentina. Desde enero hasta ahora, el nivel del río viene disminuyendo y en Santa Fe tenemos valores que rondan los 1,50 mts, similares a los que tuvimos entre junio y agosto 2023”, recordó el ingeniero en Recursos Hídricos.
Al mismo tiempo mencionó que actualmente ingresamos en el período seco: “De aquí hasta el inicio de la primavera no es de esperarse lluvias importantes”. El último pronóstico a corto plazo que hace el INA indica que para la última semana de abril el río Paraná en Santa Fe rondará entre los 1,20 y 1,50 mts.
“Seguiríamos hacia aguas más bajas y estaríamos devuelta estudiando la sequía en lugar de una situación de crecida”, mencionó Bertoni. Foto: Fernando Nicola /Archivo
Niño neutro
El año pasado cuando se anunció la llegada del fenómeno climático de El Niño, se pronosticaba que se extienda en el tiempo. Empero esto no sucedió y del comienzo “fuerte” que tuvo en los últimos meses del 2023 pasó hacia un Niño “débil”.
“Teníamos un Niño con un valor entre 1,5 y 2, por eso se hablaba que íbamos a tener un Niño fuerte. Pero después progresivamente con las condiciones que se fueron dando se prevé que para mayo de este año el valor va a bajar en promedio a neutro. Incluso vamos hacia una Niña para octubre de este año. Es decir que no solo ha empezado la época de menor lluvia sino que climáticamente vamos a tener un año seco y una sequía en la Cuenca del Plata”, analizó Bertoni.
Para los próximos meses, Bertoni estimó que la situación no cambiará mucho en relación a los niveles del Paraná: “Seguiríamos hacia aguas más bajas y estaríamos devuelta estudiando la sequía en lugar de una situación de crecida”. Sobre lo que sucederá hacia el próximo verano, el especialista proyectó que “teniendo en cuenta lo tres factores a estudiar, en octubre vamos a tener una Niña con niveles entre -1 y -2, y eso no va a cambiar inmediatamente la cuestión, y aún si tenemos lluvias importantes hacia el próximo verano, ya que para que se dé una importante crecida primero se tiene que recuperar la humedad del suelo y las cuencas”.
El porcentaje de almacenamiento del conjunto de represas influye en lo que sucede aguas abajo, es decir en el tramo medio del sistema fluvial del Paraná. “En general los embalses en la cuenca alta del río Paraná, incluyendo al Iguazú, se encuentra en valores medios a bajos. Podríamos decir que en este momento el nivel de los embalses `no mueven el amperímetro´ al Paraná”, señaló.
El especialista recordó lo que sucedió en los años de bajante extraordinaria y destacó la trascendental tarea de los embalses: “Gracias al conjunto de represas la bajante fue menos severa de lo que se esperaba si no hubiese sido por las represas, ya que estas tienen la capacidad de almacenamiento y en determinados momentos generaron un aporte significativo bajando sus niveles de embalse”.
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