Domingo 9.1.2022
/Última actualización 12:00
Salvador, un niño de tan sólo siete años, quizás aún no sabe que el ajedrez era para Borges una suerte de objeto perfecto, como sus laberínticas aventuras literarias. Ni que el ajedrez es elogiado por los eruditos como el deporte por excelencia para la concentración, la resolución de problemas, la profunda introspección hacia el movimiento que llevará al jaque. Pero no importa: Salvador Cáceres sólo juega, y lo hace como un "niño prodigio": hoy está rankeado a nivel mundial en el N° 53 de su categoría, sub 8.
Vive en la localidad de Recreo, con sus padres, ambos docentes del nivel primario. Desde los 4 años practica y aprende ajedrez casi a diario. Pero además le gustan otros deportes, y cuando no tiene "ganas del tablero", se va a jugar al fútbol o al básquet, o comparte momentos con sus amigos, o se queda viendo videos en YouTube. Como un niño común y silvestre, con todas las energías de la vida.
Y quien lo introdujo en el arte de peones, alfiles, reinas y torres fue su papá, Darío Cáceres (35), ex jugador, actual árbitro, organizador oficial de la Federación Argentina de Ajedrez y profesor, además de apasionado del deporte. Tan apasionado que en 2018 abrió un taller para enseñar ajedrez. Y su primer alumno fue Salvador, claro. Hoy, tras los cierres que impuso la pandemia, instruye a más de una veintena de alumnos. El centro en el que se practica esta actividad es Recre.ar, en Recreo.
Gentileza Con papá. El ajedrez es como la tarea de la escuela, hay que hacerla y aprender. Lo mismo con cualquier deporte. Salvador se lo toma muy en serio, y eso nos deja muy contentos , dice Darío Cáceres.Con papá. "El ajedrez es como la tarea de la escuela, hay que hacerla y aprender. Lo mismo con cualquier deporte. Salvador se lo toma muy en serio, y eso nos deja muy contentos", dice Darío Cáceres.Foto: Gentileza
El niño recreíno jugo torneos válidos al ELO (siglas que significan la posibilidad de obtención de puntaje internacional) en la localidad de Videla, el 27 octubre, y otro en Santa Fe, en la sede de UPCN, el 28 noviembre. En ambos certámenes ganó el trofeo al mejor jugador infantil. Esto le permitió alcanzar el puesto N° 53 del ranking mundial (entre varones y mujeres sub 8 años), y ocupar el segundo puesto dentro del continente americano, con 1.263 puntos logrados.
Salvador ya había salido campeón del circuito infantil y ganado en el circuito sub 12 años. "Es decir, jugó con chicos de hasta esa edad. Pero no sólo eso: también compitió con adultos de 42, 50 años", dice su papá en diálogo con El Litoral.
En diciembre último participó del certamen nacional, que se realizó en Buenos Aires: salió décimo y fue la primera vez que estuvo en partidas muy largas. Terminó muy agotado, tras cuatro días de torneo intenso. Pero este rendimiento regular no impidió que ingrese al ranking internacional.
Detrás de todo está el trabajo de la Federación Santafesina de Ajedrez, que tiene varias ciudades adheridas: Santa Fe, Santo Tomé, Videla, Helvecia, Cayastá, entre otras de esta región provincial.
"En la escuela a Salvador le va bien, no es que sea muy dedicado pero le va bien…", dice con una sonrisa Darío. Pero el niño tiene la aptitud de que en poco tiempo hace rápido las tareas, "y ya está", confiesa el joven. Durante la pandemia, dejaba acumular los trabajos escolares "pero en un ratito hacía todo". Sus principales amigos son los pibes del taller de ajedrez, que son con quienes más tiempo comparte.
Pero Salvador también va a una escuela de música, juega al básquet y al fútbol. Ahora, se está dedicando mucho más seriamente al ajedrez, con más horas de entrenamiento. ¿Y la relación padre-hijo y profe-hijo? "Y, ahora se complica un poquito… -bromea Cáceres-. Yo fui su profesor desde sus cuatro años, el primero que tuvo. Si bien le sigo enseñando, contratamos a otro profesor que lo ayuda con clases online", cuenta.
Pero no se desarraiga de su sentido de padre. "Estoy permanentemente ayudándolo. El ajedrez es como la tarea de la escuela, hay que hacerla y aprender. Lo mismo con cualquier deporte. Salvador se lo toma muy en serio, y eso nos deja muy contentos", subraya Darío Cáceres.
Gentileza Salvador sonríe a la cámara, tras el Campeonato Argentino Sub 8 realizado en el Cenard, Buenos Aires.Salvador sonríe a la cámara, tras el Campeonato Argentino Sub 8 realizado en el Cenard, Buenos Aires.Foto: Gentileza
En la Argentina se ha visto un desarrollo importante del ajedrez en los últimos años, asegura Cáceres. "Con la pandemia fue curioso, porque se desarrollaron muchísimo las clases online; ya no es como antes, que tenías que viajar hasta Buenos Aires, por ejemplo, para tomar clases. Hay profesores muy buenos que están dando clases por Zoom o Meet", dice.
¿Y las metas para este año? "Seguir entrenando y jugando, quizás en alguna otra provincia donde se están haciendo torneos. Y Salvador sueña con tener un título: ser Maestro FIDE, Maestro Internacional y Gran Maestro, que son los títulos más importantes del ajedrez", dice Cáceres. Pero para eso falta un largo camino y esfuerzo.
"El ajedrez es como todos los deportes: no se obtienen resultados de un día para el otro, es un proceso: jugar, entrenarse, aprender. Y un niño se tiene que ir dando cuenta de cómo son los torneos, de cómo jugar, de cómo es el nivel de competencia. Y no siempre las cosas salen bien. Entonces, hay que apoyarlos y acompañarlos siempre", concluye el joven.
Hay tres categorías dentro los torneos válidos al ELO: ajedrez "pensado o lento", de más de una hora; ajedrez rápido (en la que participa Salvador), donde hay partidas de 10 minutos a media hora, y "ajedrez blick", que duran menos de 10 minutos. "En cada categoría, cada competidor tiene menos tiempo de reacción en cada jugada", explica Cáceres.