Santa Fe: un comedor del norte da de comer a 500 personas, pero cada 15 días y "con suerte"
Es el comedor y merendero Juventud del Norte. En 2022 asistía a 250 comensales tres veces a la semana. Hoy ese número se duplicó, y la falta de recursos -los voluntarios se solventan con donaciones particulares-, hace imposible hacer preparaciones más seguido. "La demanda hoy es tremenda", dice su referente.
Santa Fe: un comedor del norte da de comer a 500 personas, pero cada 15 días y "con suerte"
Una olla de 50 litros, donde se hacen los fideos con el guisado, pero que también sirve para preparar la leche chocolatada para los niños. Y otra olla de 20 litros, donde se prepara la salsa. Diez personas trabajan, a destajo y a pulmón. Es el comedor y merendero "Juventud del Norte", en Ayacucho 6132, zona norte de esta capital, y que abrió sus puertas en 2019.
Pero desde aquel entonces a la actualidad pasaron cosas: la situación socioeconómica se fue yendo a pique, y la demanda alimentaria creció a la par, exponencialmente. "Para que te des una idea: el año pasado le dábamos de comer a 250 personas, tres días a la semana; y hoy, tenemos 500 personas para alimentar, y sólo cada 15 días, con suerte. Son 500 pero a veces vienen más. Es tremendo lo que está pasando a nivel social".
El testimonio es de Brian Carreras, referente del espacio. Allí trabajan unas 10 personas en la realización de los preparados alimentarios. Durante un tiempo el lugar se mantuvo con ayuda estatal, pero hoy la única inyección de apoyo viene de las donaciones de alimentos de particulares.
El problema es comprar ese alimento para las raciones, porque todo se fue por las nubes. Y como sólo recibimos ayuda de donantes privados, de muchas personas particulares a las que también donar le cuesta al bolsillo, es imposible dar de comer tres días a la semana como lo podíamos hacer en el 2022", explica el joven.
A la carne y la verdura, los voluntarios la deben comprar con lo que se junta. Es lo que más encarece el menú global. "Cada tanto una pollería o carnicería nos da una mano, con alguna donación. Pero muy de vez en cuando. Nuestro caso es creo el más lamentable de todos, porque habíamos arrancado muy bien y hoy hacemos lo que podemos, a pulmón", se lamenta Carreras.
Copa de leche
Lo que sí se garantiza es la copa de leche, una vez a la semana. "A veces nos aparece el pensamiento de no seguir, de cerrar esto, con todo en contra. Pero no: seguimos, tenemos que seguir, básicamente por los niños, que no tienen la culpa de lo que está pasando a nivel país", subraya el referente.
"¿Qué creo que puede pasar en los próximos meses? A la gente laburante la plata no le alcanza para nada, esa es la verdad. Lo que percibimos desde lugar del día a día aquí es que a la final, nosotros en cualquier momento tendremos que salir a pedir comida en algún comedor, porque a veces ni nosotros, los propios voluntarios, comemos para que pueda comer la gente que realmente la pasa mal...", sonríe tras su comentario Carreras. Detrás de esa sonrisa hay una preocupación real.