Lo urgente: en un barrio del norte de Santa Fe, el 65 % de los niños padece de malnutrición
El dato surgió de un relevamiento realizado por la Fundación Conin sobre 130 menores de 0 a 10 años en septiembre pasado, "aunque la situación hoy podría ser peor", dijo la presidenta de la ONG. Además, un 15% sufre desnutrición aguda. Piden ayuda a los Estados y más padrinos para sostener la atención social.
Acorralado. Un niño detrás de una de esas redes que se utilizan en las obras públicas. El problema de la desnutrición y malnutrición infantil alarma. La foto es sólo ilustrativa. Crédito: Flavio Raina
En septiembre de 2022, el camión sanitario -unidad pediátrica móvil- de la Fundación Conin "Hoy + Mañana" desembarcó en el barrio San Agustín, en el extremo noroeste de esta capital, casi lindando con el Parque Industrial Los Polígonos. Se relevaron 130 niños y niñas de entre 0 y 10 años en un día y medio, todos los cuales pertenecen a familias en situación de vulneración social extrema. Se detectó que un 65% de los menores padecen malnutrición, y un 15% desnutrición aguda.
"No es un relevamiento nuevo, pero hoy ese porcentaje podría ser mayor, sólo si se extrapolan los datos del último informe del Indec (que arrojó un 39,5% de personas pobres en el segundo semestre de 2022 para el Gran Santa Fe, y un 6% de personas indigentes)", pone en contexto Mercedes Depetris, presidenta de Conin Santa Fe, en diálogo con El Litoral. Esta problemática es lo realmente urgente de la agenda pública.
En aquel relevamiento, se les tomó la talla y el peso a los niños. De ahí surgió que un 15% padecía de desnutrición aguda, lo cual implica que el chico no tiene ni la talla ni el peso acorde a su edad. Y el 65% de los menores presentaron malnutrición: "La malnutrición es que esos niños probablemente estaban en el peso adecuado, pero no en la talla. Eso nos indica que se están, justamente, malnutriendo. No están recibiendo los nutrientes alimentarios suficiente para crecer al alto. Las harinas básicamente hacen que los chicos malnutridos engorden, pero no crecen en altura".
El camión -la unidad pediátrica móvil- de la Fundación Conin visitó en septiembre pasado San Agustín. Crédito: Archivo El Litoral
Y esto afecta directamente al desarrollo cognitivo: "Todo niño con síntomas de desnutrición o malnutrición, como ni crecen ni la talla ni el peso, ve afectado el desarrollo del cerebro. Dentro de los dos primeros años de vida es la etapa en la que se desarrolla el ciento por ciento de las capacidades cerebrales. Nosotros no tenemos la metodología para medir el cerebro de un niño; pero sí se hicieron investigaciones que mostraron que en niños desnutridos, el 'cableado neuronal' es mucho menor que el de un chico que tiene un desarrollo normal", explica Depetris.
El "protagonista" en la mesa
Al tratarse de familias en situación de indigencia y pobreza, muchos de los padres tienen trabajos informales: hacen changas. Pero lo que ganan no les alcanza como para llevar una canasta de alimentos saludable, con verduras y frutas, con legumbres, lácteos, o carnes variadas. "Además, vemos desconocimiento en muchas de los grupos familiares: los papás piensan que con un plato de fideos todos los días están alimentando a sus hijos, cuando en realidad no es así", agrega la referente.
Con todo, aparecen los hidratos de carbono como el "protagonista" de esa mesa familiar en este preocupante cuadro de situación. Los niños ni ingieren verduras, por ejemplo, "y ahí aparece nuestra tarea de abordaje caso por caso en los tres centros que tenemos en la ciudad. ¿Qué hacemos? Enseñarle a cada mamá a que en lugar de un plato de fideos, puede hacer una comida con lentejas o porotos, y que este plato reemplaza a la proteína de la carne, a la cual no pueden acceder por falta de dinero", añade.
Respecto de la alimentación, hay nutricionistas que trabajan en Conin y que realizan talleres de cocina, y a las mamás les dan recetas con alto valor proteico, que puede reemplazar a la carne vacuna o el pescado (ver Cómo se trabaja). Por último, el relevamiento arrojó que los niños de 0 a 2 años no están escolarizados. Están con su madre las 24 horas del día. De los tres años, empiezan a ir a los 'maternos'; y en la franja de 4 a 5 años, están asistiendo al Jardín Municipal.
Cómo se trabaja
La Fundación Conin es una ONG sin fines de lucro. Tiene tres centros de atención social en la ciudad: uno en barrio San Agustín (en la parroquia del Padre Axel Arguinchona); otro en calle Juan de Garay y Lamadrid, que atiende todo Santa Rosa de Lima; y el tercer centro está en Cilsa, que cedió a Conin un espacio en el predio polideportivo para que puedan atenderse a las familias, sobre todo de Varadero Sarsotti.
Se atiende a cada familia de forma integral: por ejemplo, si el padre y la madre tienen trabajos, si son informales o no; si hay casos de violencia intrafamiliar; si tienen acceso a cloacas y agua potable, entre otras variables. "En función de esa información y dependiendo de cada caso, se dan distintos talleres a las mamás; también se realizan charlas con psicólogas en algunos casos de violencia de género o de violencia infantil", explican Depetris. Aquí, la fundación trabaja junto a los Ministerios de Desarrollo Social o el de Género provincial.
Conin cuenta con dos pediatras, que van rotando entre los tres centros; también hay nutricionistas, una terapista ocupacional, psicopedagogos que se encargan de la tarea de estimulación temprana con los chicos que la necesitan, y maestras jardineras que son las que participan en la relación madre-hijo en cuanto a juegos y estimulación, entre otras labores. Los centros trabajan dos días a la semana.
El problema
"Ya no tenemos capacidad financiera para absorber más chicos de los que tenemos actualmente. Atendemos 140 menores en los tres centros, junto con sus familias", explica Mercedes Depetris.
-El diagnóstico social está, el problema fue mostrado. Los distintos estamentos del Estado, ¿ayudan a la Fundación en su trabajo social?, preguntó El Litoral a la presidenta de la ONG.
-Desde que arrancamos hace 13 años, veníamos teniendo siempre ayuda del gobierno provincial, que era lo que nos permitía poder seguir tomando chicos para asistirlos. Firmamos dos convenios en abril pasado, uno con el Ministerio de Género y de Desarrollo Social provincial. A la fecha, no nos acreditaron los fondos. Hoy estamos subsistiendo a duras penas, pagando como podemos los honorarios de los profesionales, que son como voluntarios: lo hacen más por vocación social. Del Municipio y la Nación no recibimos ninguna ayuda.
Hoy por hoy, sobrevivimos gracias a los "Padrinos" (personas particulares y empresas), que nos donan mensualmente una contribución económica. Pero estamos tratando de recaudar más fondos para no tener que estar tan ahogados en términos financieros.
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