"El ángel de la terminal": el canillita santafesino que pasó su vida en el escaparate de la estación
Ramón Belgradi dejó su puesto de diarios y revistas hace unos años, pero ahora su hija afirma que "desde el cielo cuida ese edificio que tantas alegrías le dio". Un homenaje a su historia de vida desde la voz de un familiar.
"El ángel de la terminal": el canillita santafesino que pasó su vida en el escaparate de la estación
"'Papá salís a las 4 de la mañana y volvés a las 10 de la noche', le decía. 'Y si no lo hago yo, quién lo va a hacer', era su respuesta". Así lo cuenta Jael Belgradi, hija de Ramón "Coco" Belgradi, un histórico canillita de la ciudad de Santa Fe. Así era él, apasionado en todo lo que hacía, así fue, desde los 17 hasta los 72 años. Un canillita que atravesó la época de oro del papel y la tinta.
Ramón falleció el mes pasado a sus 89 años. Desde los 17 hasta los 72 ejerció como canillita de diarios y revistas. Cuando la terminal de ómnibus estaba en calle Mendoza, ingresó al rubro de la mano de su suegro; años más tarde, cuando la estación se mudó a calle Belgrano ya tenía su escaparate en el hall central. Escaparate que aún hoy continúa en pie.
Jael Belgradi junto a su hija Juliana frente al escaparate donde su padre Ramón pasó gran parte de su vida en la terminal de ómnibus de Santa Fe. Foto: Luis Cetraro
No solo dejó como recuerdo su puesto de trabajo en la terminal de ómnibus sino también la virgen que se encuentra emplazada al costado de la puerta principal de la estación. Una escultura que donó Belgradi, bendecida por Monseñor Edgardo Gabriel Storni. En sus primeros años en la estación tenía un negocio de accesorios y bijouterie en uno de los locales.
Era una persona "emprendedora e inquieta", según la descripción que hizo su hija en diálogo con El Litoral. "Hasta el día anterior a fallecer soñaba con negocios. A sus 80 años hacía notas con pedidos para entrar a trabajar a Clarín. Siempre quería volver a la terminal, a su escaparate, a su oficio". A casi un mes de su fallecimiento, Jael compartió con este medio unas sentidas palabras que le dedicó a su padre.
En dicho texto relata: "su orgullo era saberse poseedor de un puesto donde encontrabas lo que buscabas, periódicos internacionales, libros de todo tipo, todo lo que desearan los transeúntes y viajeros ávidos de información, noticias y dispersión". A su vez, cuenta que "se lo supo ver por la cancha de Colón en su escaparate, otra época por la peatonal santafesina pero sin duda su hogar, su gran amor era su puesto de diarios y revistas en la terminal de ómnibus de la ciudad de Santa Fe". Y afirma: "estoy segura que papá desde el cielo cuida ese edificio que tantas alegrías le dio".
Jael se formó en el colegio San José Adoratrices y luego estudió Periodismo y Relaciones Públicas. La influencia de su padre en esta decisión fue muy importante. "Él me decía siempre que la comunicación es la base de todo, 'el papel no va a morir nunca, ese telefonito se te va a romper pero vas al archivo del diario y vas a encontrar todo lo que quieras'", cita a su padre la hija menor de Belgradi.
Con su hija en manos, nieta de Ramón y "colorada como él", Jael concluye su relato describiendo a "Coco" en base a su profesión: "era un canillita de atrás de un escaparate pero que no tenía miedo de subirse a una bici y recorrer barrios".
Jael Belgradi y su hija con la Virgen que donó Ramón a la terminal de ómnibus de Santa Fe. Foto: Luis Cetraro
Así recorrió sus 89 años Ramón Belgradi, dedicado a diarios, revistas y afines desde los 17, ayudando a sus hermanas (era el mayor de 7) a llevar adelante sus estudios, educando a sus hijos y dejando en Jael un amor imborrable hacia la comunicación y las letras.
Las palabras de Jael para su padre
Hace unos días falleció Ramón Belgradi, "coco" para muchos, papá para mí, y quise dedicarle unas palabras al hombre que luchó hasta el fin de sus días con la era digital, hombre de la vieja escuela, canillita por oficio y amor a la tinta.
Se lo supo ver por la cancha de Colón en su escaparate, otra época por la peatonal santafesina pero sin dudas su hogar, su gran amor era su puesto de diarios y revistas en la terminal de ómnibus de la ciudad de Santa Fe. Su orgullo era saberse poseedor de un puesto donde encontrabas lo que buscabas, periódicos internacionales, libros de todo tipo, todo lo que desearan los transeúntes y viajeros ávidos de información, noticias y dispersión.
Falleció a la edad de 89 años, con un sueño que mantenía latiendo su corazón. Deseaba volver a su querida terminal. La vida, la economía y vaya a saber qué más no se lo permitió, pero estoy segura que papá desde el cielo cuida ese edificio que tantas alegrías le dio.
Deseo con estas palabras que quienes lo conocieron lo recuerden como el eterno soñador que fue, el amante de las letras y de la vida misma.
Gracias viejo por dejarme el hábito de la lectura, de haberme transmitido el amor a la tinta y al papel.
Siempre estará presente en mi memoria y corazón, y en el de quienes lo conocieron…cuando suenen los acordes de "A mi manera" interpretados por Frank Sinatra…tu canción papá.