Rumbo a los 450 años de Santa Fe, ¿cuál es el ADN de la ciudad?
Este 15 de noviembre se celebra otro año de vida de la ciudad fundada por Juan de Garay en 1573. Un historiador y un antropólogo buscan en los antepasados coloniales la identidad santafesina. Quiénes somos.
Rumbo a los 450 años de Santa Fe, ¿cuál es el ADN de la ciudad?
Originarios. Conquistadores y mestizos. Africanos. Y más tarde inmigrantes. Desde su fundación, aquel domingo 15 de noviembre de 1573 a orillas del río San Javier, conviven en la ciudad de Santa Fe distintas etnias que juntas constituyen una identidad: el ser santafesino. Un perfil caracterizado por el ambiente fluvial. Una idiosincrasia construida a lo largo del tiempo que busca responder a la gran pregunta de la existencia: ¿quiénes somos? El ADN santafesino.
"La de Santa Fe la Vieja fue una sociedad multi étnica", comienza a definir el antropólogo Gabriel Cocco, en referencia a la antigua ciudad fundada por Juan de Garay en Cayastá, que más tarde sería trasladada a su emplazamiento actual. Aquella ciudad se conformó "en un contexto de conquista y colonialismo español", apunta el investigador, que hoy está al frente del Museo Etnográfico y Colonial y del Parque Arqueológico Santa Fe la Vieja.
Para poner en perspectiva y dar real dimensión a esta búsqueda de la identidad hay que destacar que hace apenas 73 años, recién en 1949, Agustín Zapata Gollán descubrió los restos de Santa Fe la Vieja donde hoy está el Parque Arqueológico, en Cayastá. Este hallazgo de los restos abandonados durante siglos sirvió para hurgar a fondo sobre la historia de la ciudad y sus habitantes. Y hoy las ruinas se pueden visitar.
La Catedral de Santa Fe, obra de Mariano Arteaga.
Diálogo y sometimiento
Lo que había en la época era un verdadero diálogo intercultural. Así se dieron las "relaciones inter étnicas y de poder. Y siempre el grupo dominante fue el europeo", dice el arqueólogo. Porque aquellos conquistadores fueron quienes "sometieron a las poblaciones indígenas que habitaban la región". Y como resultado de ese proceso se conformó "una sociedad incipiente, que determinó el origen o identidad del santafesino", dice Cocco. "No sólo de la ciudad, sino de la provincia".
En cuanto a la cantidad de vecinos que tenía la vieja Santa Fe "no hay registros demográficos", advierte el historiador y arquitecto Luis María Calvo. "Eso es algo que se repite en todo el período colonial", agrega, en relación al problema historiográfico que ello generó en toda Latinoamérica.
Sin embargo Calvo arriesga una estimación en base a diferentes variables. "Sabemos que fueron 76 los vecinos que estuvieron en la fundación", detalla quien en un período anterior estuvo al frente del Museo Etnográfico. "Esos 76 expedicionarios que acompañaron a Garay eran hombres, cabezas de familia -dice-. Siete eran españoles y 69, mancebos. También había algunos guaraníes que venían desde Paraguay como aliados. Y aquí se somete a los pueblos originarios, que eran los mocoretá y calchines, entre otros. En base a ello podemos estimar la presencia de núcleos familiares de un promedio de cinco integrantes".
Antiguas cerámicas que hablan de los antepasados santafesinos. Foto: Amancio Alem/ Archivo
En 1622 el gobernador Diego de Góngora ordena empadronar a la población. Ese documento histórico menciona la presencia de 122 vecinos. "Estamos hablando de españoles y criollos o mestizos integrados al grupo de los españoles", aclara Calvo. "A ese número se lo tiene que multiplicar por siete", explica luego. "Eran familias muy numerosas pero también había mucha mortalidad". Mientras que a los indígenas "los empadronaron aparte, y no eran muy numerosos".
Luego hay una nota de marzo de 1660, de la época de la mudanza de la ciudad, escrita por los vecinos de Santa Fe la Vieja, que "menciona que había 1.500 personas", cuenta el historiador. Mientras que en la nueva ciudad había "unas 500 personas más, por lo que en esa época la población santafesina habrá sido de unas 2 mil personas". Y todas ellas "pertenecían a diferentes etnias, por lo que era una población muy diversa".
Piezas. Una de las antiguas pipas de barro halladas entre los restos arqueológicos. Foto: Nestor Gallegos/ Archivo
Los solares
En Santa Fe la Vieja convivían los españoles que la fundaron junto a los guaraníes y otros indígenas locales como los quilmes, mocoretaes y quiloazas. También hay que mencionar a los mestizos. Y un poco más tarde, durante el siglo XVII, llegaron a Santa Fe la Vieja los africanos esclavizados, "que era producto del comercio esclavista", explica el arqueólogo Cocco. Y "no fueron pocos, ya que llegaron a conformar un cuarto de la población de la época".
Todos estos grupos étnicos convivieron en la antigua ciudad y su entorno. "No es que había un barrio paralelo", dice el historiador Calvo. "Había solares muy amplios con una casa principal y luego construcciones más sencillas en las que vivía el personal de servicio de cada familia", explica. "Todos convivían en cada solar".
Esa convivencia "se ve reflejada hoy en la arqueología", explica Cocco. "Se pueden ver distintos tipos de restos, sobre todo a través de la cerámica".
La mayoría de la cerámica es la que se denomina hispano-indígena. Es un tipo de cerámica de manufactura guaraní. Fueron los miembros de esta etnia quienes aplicaron sus técnicas de elaboración. "Fueron cocidas y decoradas con pigmentos guaraníes", dice Cocco. Pero tienen una particularidad. "Están hechas imitando la vajilla española". ¿Qué significa esto? Que fueron elaboradas por los originarios para ser usadas en las casas habitadas por los españoles. Porque "al estar Santa Fe tan alejada de otras metrópolis se hacía complicado el ingreso de mayólicas y cerámicas europeas", explica. Por ese motivo, las jarras, tazas, candeleros y otros objetos eran elaborados con las técnicas ancestrales guaraníes pero con formas y tipos que ellos no usaban.
Pero también se hallaron en Santa Fe la Vieja restos de cerámicas de pueblos antecesores a los pueblos originarios de la época de la conquista. Esas cerámicas tenían figuras zoomorfas, tan particulares del Paraná Medio e Inferior. Además de una gran colección de pipas de cerámica con motivos africanos. "Así, la cerámica representa a cada grupo étnico, sus relaciones, y nos habla del origen santafesino", concluye Cocco.
Luego devinieron otros procesos posteriores que también fueron configurando el actual ADN santafesino. El gran crecimiento demográfico fue en el siglo XIX. Uno de los principales motivos fue la migración europea.
-Teniendo en cuenta todo este diálogo de culturas, ¿cuál es hoy el ADN santafesino?
Luis María Calvo. -Luego de todo el período histórico del origen se acelera en Santa Fe la entrada cultural europea. Entonces, nuestra composición actual es de absoluta hibridación. Por lo que nuestro ADN es esa diversidad. El origen del indio no desapareció. El rasgo africano también está. Y los descendientes están mezclados con otros grupos. Son escasos los grupos que han permanecido sin establecer mestizaje. Somos una sociedad muy abierta a establecer estos vínculos y mezclas entre todos los grupos étnicos.
Gabriel Cocco. -Al origen de los santafesinos hay que buscarlo en muchos proceso que se dieron a lo largo del tiempo. Empezando por el origen indígena, de los pueblos originarios, y en el proceso de conquista y colonización española. Hubo toda una complejización de las relaciones inter étnicas de europeos, principalmente españoles y portugueses, criollos, mestizos, la diversidad de poblaciones indígenas que vivían en este territorio, y los guaraníes que llegaron junto a los españoles desde Paraguay. Todo eso conformó una sociedad pluri étnica bajo el dominio español. Y es la base de lo que hoy es la sociedad santafesina, que se fue complejizando aún más con todos los procesos de migraciones internas en Latinoamérica y luego con los inmigrantes europeos. Todos estos orígenes tienen que ver hoy con el ADN santafesino.