Crece el deterioro del edificio del Correo de Santa Fe: caen las venecitas de su fachada
Las pequeñas piezas de dos por dos cm. de color blanco rosáceo permanecen esparcidas sobre la vereda. Son una muestra más del abandono generalizado que presenta el histórico inmueble.
Las lagunas de piezas faltantes en las paredes exteriores se observan a simple vista. Crédito: Mauricio Garín
Una caminata por la avenida 27 de Febrero puede devenir en un hallazgo sorprendente para quien agudice la vista de cara al suelo. En la vereda donde se ubica el histórico edificio del Correo Argentino se ven esparcidos numerosos cuadraditos de color blanco con un tono rosa muy ténue. Son las venecitas que caen desde su fachada, desgranando una etapa de la historia de la arquitectura santafesina.
El particular revestimiento que se eligió para cubrir el edificio en la década del '50, cuando se construyó, es el toque distintivo y uno de los elementos más significativos de la imagen de esta obra que tiene carácter patrimonial. Sin embargo, la pérdida de estas pequeñas piezas pasa desapercibida ante el poco interés por conservarlo.
En perfecto estado quedan esparcidas sobre la vereda, las venecitas que caen de la fachada del edificio.Crédito: Mauricio Garín
Al elevar la mirada, se observa la faltante de muchísimas venecitas. Esto no es nuevo, viene sucediendo hace tiempo. Y también se produce en los muros internos del edificio, muchos menos expuestos a las inclemencias climáticas que las colocadas en el exterior. Ya en el año 2008, profesionales de la facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la UNL elaboraron un minucioso informe que relevaba sus falencias, e incluía un apartado con la faltante de venecitas, del cual EL Litoral se hizo eco en reiteradas publicaciones. El informe fue sustento del pliego de bases y condiciones que en su momento elaboró el Municipio para licitar trabajos de restauración. Nunca se logró.
Los especialistas explicaban en aquel trabajo que el desprendimiento de las piezas se observaba sobre todo en las superficies frontales de la fachada. El frente que da al oeste, era la más afectada, con grandes lagunas y faltantes de material. A su vez, observaron más deterioro en las superficies orientadas al sur que en aquellas orientadas al norte, debido a la mayor exposición a los agentes atmosféricos de presión de viento y lluvia.
Así luce la fachada del antiguo edificio, ubicado en un lugar estratégico de la ciudad capital. Crédito: Mauricio Garín
El revestimiento tipo veneciano también se encuentra en determinados espacios interiores, como sanitarios y cocinas de la planta baja, en el salón principal del segundo piso sobre calle 27 de Febrero formando un mural sobre la pared sur, o en el hall de ingreso a ese espacio, revistiendo inclusive una jardinera dispuesta en el muro norte.
Aunque ha sufrido pérdida de piezas en el interior, al no estar expuestas a situaciones adversas como las de la fachada, el estado de conservación de los muros revestidos fue calificado como bueno en aquel momento, con algunas faltantes puntuales producidas por perforaciones y manchas por pegamentos aplicados.
Casi 15 años después de aquella advertencia de pérdida patrimonial progresiva y a cuentagotas, la fachada sigue perdiendo sus venecitas. Y quedan allí, esparcidas en la vía pública, abandonadas a un destino incierto.
En el año 2018, hubo un último intento por licitar la restauración integral del edificio del correo, pero debió desestimarse porque las empresas que se presentaron cotizaron valores muy superiores al estimado en el presupuesto oficial. Lo mismo había ocurrido un año antes. El objetivo de entonces era trasladar allí oficinas del Estado nacional para desalquilar otros bienes inmuebles y ajustar gastos.
En esa propuesta de restauración, se detallaba que el revestimiento tipo veneciano es uno de los elementos más característicos y particular del edificio de correos, por lo que su restauración mediante integración de faltantes es un punto fundamental de la intervención más general. Para el caso de murales se proponía como criterio integrar la laguna con las piezas faltantes, mientras que para el caso de parasoles, en sectores en que haya grandes superficies faltantes, se optará por la integración de sectores enteros previo eliminación de mosaicos que se encuentren adheridos.
Nada de esto prosperó. Las venecitas que caen y quedan en el suelo sin que nadie las rescate son solo un símbolo del deterioro de otras áreas del edificio.
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