Buscan determinar cuán contaminados están los reservorios de la ciudad de Santa Fe que vuelcan al Salado
Especialistas locales estudian el volumen y calidad de los excedentes pluviales que llegan a los reservorios del noroeste, donde hay una Reserva Natural. Ganaron un concurso y recibieron financiamiento. El resultado del análisis será un gran aporte para el cuidado medioambiental.
Barrera. Los residuos que llegan por los desagües son contenidos para que no terminen en el río. Crédito: Guillermo Di Salvatore.
¿Cuánta agua de lluvia llega por los desagües pluviales desde las alcantarillas de los barrios del noroeste de la ciudad hasta los reservorios del oeste? Y ¿cuán contaminada por residuos llega ese agua que luego es vertida al río Salado? Un grupo de investigadores locales se hizo estas preguntas y comenzó a investigar el tema, que tiene un gran impacto medioambiental en Santa Fe.
Durante la última década fueron construidos los desagües para desagotar los excedentes pluviales de los barrios del norte de la ciudad de Santa Fe. Las obras contempladas en un plan integral de la Municipalidad todavía continúan. Lo que se busca con ello es evitar inundaciones.
Cada vez que llueve fuerte en Santa Fe, el agua ingresa por las alcantarillas y viaja hacia el oeste por los nuevos desagües pluviales hasta llegar a los reservorios que están junto a la Circunvalación. Con ella viajan también los residuos líquidos y sólidos que se escurren desde las calles, papeles, botellas de plástico; todo tipo de basura. En estos humedales artificiales -que son los reservorios- se deposita el agua junto a esos residuos para su tratamiento natural. Cada tanto la Municipalidad retira los residuos que flotan entre la vegetación. Más tarde el agua es bombeada y vertida al río Salado.
En la actualidad no existen estudios sobre el grado de contaminación ni el volumen del agua de lluvia que llega a los reservorios Nº 4 y 5, en los que además funciona una Reserva Natural Urbana del Oeste. Son 142 hectáreas de superficie creada para amortiguar los excesos pluviales y para la protección de la biodiversidad regional, con una fuerte impronta en la educación ambiental.
Esa falta de estudios del grado de contaminación fue detectado por un grupo de investigadores de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas (FICH) de la Universidad Nacional del Litoral (UNL). Los especialistas elaboraron un proyecto de investigación y lo presentaron en un concurso nacional de ideas creativas para mitigar problemas ambientales. Y ganaron.
Vista. El reservorio está al oeste del la ciudad, contra el Salado. Crédito: Fernando Nicola.
Proyecto
El proyecto "Monitoreo hidro-ambiental para la gestión del agua de la Reserva Natural Urbana del Oeste de la ciudad de Santa Fe" obtuvo el primer premio del concurso "Aguas Claras" de la Fundación Bunge y Born, entre 21 participantes y 8 seleccionados. Los investigadores recibieron un subsidio de $ 3 millones para llevarlo adelante.
La iniciativa propone diseñar e implementar un sistema de monitoreo continuo y de acceso abierto de parámetros hidrológicos y de calidad de agua en los canales de ingreso, en los cuerpos de agua de la Reserva Natural Urbana del Oeste y en los sectores que conforman la cuenca de aporte. Además, se pretende estudiar la dinámica histórica de los reservorios, vinculando imágenes satelitales con los datos del sistema de monitoreo.
El sistema se compone de dispositivos de medición automáticos, mediciones y toma de muestras periódicas, y un sistema de visualización de datos. Para el primer caso se utilizan pluviógrafos, limnígrafos y sondas multiparamétricas de calidad de agua para medir el pH, la temperatura, la conductividad, el potencial de oxidación y reducción, el oxígeno disuelto, la concentraciones y granulometría. Estos dispositivos van a monitorear el agua que llega al Reservorio 4, al que cuando llueve mucho también vierte el Reservorio 5. El análisis de las muestras se realizan en laboratorio a fin de complementar y contrastar las mediciones automáticas. Finalmente, la información se concentrará en un sistema web de libre acceso. Para este desarrollo, la fundación otorga un fondo de apoyo económico y el acceso a un programa de co-creación que se lleva adelante durante 12 meses.
Pero el proyecto no termina allí. Sino que incluye además a la comunidad. Los investigadores contemplaron la realización de tres talleres con vecinos de los barrios del norte de la ciudad a realizarse en centros comunitarios. Quieren involucrarlos y que participen de los estudios. Así pretenden comprometerlos para lograr una mayor conciencia social del cuidado medioambiental.
El mapa que muestra los barrios que envían sus excedentes a los reservorios.
A dónde va el agua
"Actualmente, la ciudad se encuentra protegida de las inundaciones fluviales por terraplenes que conforman el anillo de defensa, y hacia su interior, por reservorios que acumulan el agua proveniente de precipitaciones y que son regulados por estaciones de bombeo que descargan hacia el río Salado. Dos de estos reservorios conforman la Reserva Natural Urbana del Oeste. Las zonas circundantes a estos reservorios se han ido poblando con distintos tipos de construcciones, algunos precarios e improvisados, y otros de mayor desarrollo urbanístico. Pese a su importancia, la cantidad y calidad de agua que ingresa y permanece en estos reservorios, incluyendo la presencia de contaminantes, son aún desconocidas. Esto representa un riesgo tanto para la población que vive sobre las márgenes de esta reserva y utiliza sus recursos, así como para la integridad ecológica de los ríos Salado y Paraná que reciben su aporte", explicó Emiliano López, docente e investigador del Centro de Estudios Hidro-Ambientales (CENEHA) de la FICH, en relación con la problemática que se investiga.
Contaminación. La imagen es de hace unos días atrás, y muestra cómo llega al reservorio el agua contaminada. Crédito: Fernando Nicola.
Equipo
López es el coordinador general de este proyecto, integrado por Emiliano A. Veizaga (CENEHA - FICH y Ministerio de Infraestructura, Servicios Públicos y Hábitat de la Provincia de Santa Fe); María Florencia Gutiérrez (Instituto Nacional de Limnología, CONICET - UNL); Lucas Dominguez-Ruben (Centro Internacional de Estudios de Grandes Ríos [CIEGRI] - FICH); Francisco Latosinski (CIEGRI – FICH y CONICET); Jorge A. Prodolliet (FICH – UNL); Diego Frau (Instituto Nacional de Limnología, CONICET – UNL); Elisabet Walker (CENEHA – FICH y CONICET); Juan Pablo de Rosas (Depto. de Física - Facultad de Ciencias Físico Matemáticas y Naturales de la Universidad Nacional de San Luis [UNSL], Grupo de Estudios Ambientales, IMASL [UNSL – CONICET]).
También participan de este proyecto la Secretaría de Ambiente y Cambio Climático y la Secretaría de Infraestructura y Asuntos Hídricos de la ciudad de Santa Fe; la Asociación Civil Contraversiones y el Ministerio de Infraestructura, Servicios Públicos y Hábitat de la Provincia de Santa Fe.
Reservorio 4. Aquí llega el agua de lluvia de los barrios del noroeste de la ciudad, y funciona la Reserva Natural del Oeste. Crédito: Luis Cetraro.
Coordinación
Hace unos días atrás los investigadores se reunieron con funcionarios municipales para coordinar los primeros pasos. Del encuentro participaron la secretaria de Infraestructura y Asuntos Hídricos, Silvina Serra; la subdirectora de la Secretaría de Ambiente y Cambio Climático, Luciana Manelli; el coordinador general de CENEHA (FICH), Emiliano López y la representante del Instituto Nacional de Limnología (Conicet – UNL) Florencia Gutiérrez.
"Estas acciones de participación conjunta colaboran con el trabajo de monitoreo de los niveles de reservorios y el funcionamiento de las estaciones de bombeo que desde la Municipalidad venimos realizando", dijo Serra. En este caso, el proyecto "complementa dichas acciones con datos de calidad del agua y los niveles en canales, y ese es un buen complemento". Los investigadores tienen en adelante 12 meses para obtener resultados. Y esperan que los mismos sirvan para tomar mejores decisiones en pos de un mejor cuidado del medioambiente.
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