Por su forma, ubicación e historia, la Plaza Escalante de la ciudad de Santa Fe es un espacio público muy concurrido por vecinos del barrio homónimo y de otros lugares cercanos.
Ubicada en el centro norte de la capital provincial, el espacio verde presenta problemas de infraestructura y falta de cuidado.
Por su forma, ubicación e historia, la Plaza Escalante de la ciudad de Santa Fe es un espacio público muy concurrido por vecinos del barrio homónimo y de otros lugares cercanos.
A pesar de ello, el paseo se muestra deteriorado, con signos que muestran que quedó detenido en el tiempo. En una recorrida El Litoral, notó falencias de todo tipo, algunas más preocupantes que otras.
El triángulo verde que conforman las calles Martín Zapata, 9 de Julio y la antigua vía del ferrocarril cuenta con diversos espacios de esparcimiento, cada uno con al menos un problema notorio.
Como muestran las imágenes, el sector de juegos infantiles luce abandonado, con juegos rotos o directamente desaparecidos. De una de las hamacas sólo quedó la estructura tubular, mientras que en un subibaja, los agarres están flojos y las maderas gastadas.
Unos metros más al sur, un playón de cemento hace las veces de cancha de básquet y vóley. El abandono es tal que uno de los tableros no cuenta con el aro; ergo no se puede disputar un partido a cancha entera. El único aro del lugar tampoco tiene red.
Al mismo tiempo, el mobiliario de la plaza también denota falta de cuidado. Los asientos están rotos parcial o totalmente, lo que hace casi imposible encontrar un lugar para descansar. Algo similar ocurre con los cestos de basura, los pocos que están instalados no dan abasto y la mugre queda desparramada por todo el espacio verde.
El sector del puente de la plaza también está deteriorado. El camino sufre los embates del tiempo y hay sectores donde está levantado el cemento.
Por último y no menos importante, hay columnas de iluminación que no tienen tapas y hay cables a la vista, lo que se convierte en un peligro para los visitantes del lugar. Sobre este punto, en medio de la recorrida un vecino se acercó junto a su hija y la niña manifestó: “Cuando se hace de noche nos tenemos que ir porque no hay luz”. El padre se sonrió y lanzó: “Los chicos no mienten”.