Cercos de obra en las ochavas y una reglamentación que genera complicaciones
Una importante cantidad de esquinas son protagonistas de vallados que por sus características afectan tanto a peatones, como a conductores santafesinos. La falta de especificación en el Código de Habitabilidad empeora la situación.
Numerosos son los casos en los que el ciudadano santafesino se ve obligado a sortear los diversos obstáculos que presenta la urbanización de la capital provincial. Lamentablemente, ya habiendo naturalizado los baches en la calzada pavimentada y las veredas rotas, aparece un nuevo, pero siempre presente, enemigo: los cercos de obra.
Los vallados colocados al frente de las edificaciones en construcción o refacción suelen ser el blanco de las críticas principalmente de los peatones, que sufren a diario el poco espacio para circular a pie que generan los mismos, ya sea por la limitada extensión de las veredas o por los incumplimientos a la norma. El problema toma mayor dimensión cuando estos generan complicaciones vehiculares.
Desde 2021, en la ciudad de Santa Fe rige el nuevo Código de Habitabilidad que detalla cuál es la normativa a seguir para erigir dichas estructuras, basándose en los antiguos preceptos.
Alvear y Zuviria, una esquina que multiplicó su peligro al volante
En primer lugar se debe tomar en cuenta el contexto y la zona de la ciudad donde se ubica esta intersección. La calle Alvear es una arteria muy concurrida en horas pico debido a que resulta una de las vías más rápidas para salir de la zona de barrio Candioti y Boulevard Gálvez hacia el norte. Por otro lado, la calle Juan Manuel Zuviría se convierte en una “segunda vía” de la cada vez más congestionada Salvador del Carril.
Allí, en la esquina suroeste se lleva a cabo una demolición en un primer piso. Se puede observar a simple vista que está colocado el correspondiente cerco de obra, pero si se pone la lupa en el mismo, salen a la luz ciertas inconsistencias.
Crédito: Guillermo Di Salvatore
El Código de Habitabilidad indica que la separación de la valla respecto a la Línea Municipal no debe ser mayor que la mitad del ancho de la vereda, dejando un paso libre para senda peatonal de 1 metro como mínimo del cordón del pavimento o de la línea de los árboles.
En este ejemplo, como en muchos otros casos de la ciudad de Santa Fe, en parte del frente no se respeta la distancia correspondiente.
La valla provisoria debe brindarle al peatón un paso seguro. La presencia de árboles, postes de luz y carteles de calle complican el paso que ya de por sí resulta tedioso por el mal estado de las veredas.
Crédito: Guillermo Di Salvatore
Como solución a este último punto, el Código indica que se puede ejecutar como mínimo un solado de cemento alisado garantizando la circulación de personas, principalmente con movilidad reducida.
En este caso en particular, donde también se observó la puerta del cerco abriendo hacia afuera e incumpliendo otra norma que impone la apertura hacia adentro, el mayor temor recae en los conductores que al llegar a la esquina se topan con una “muralla” que reduce considerablemente la visibilidad.
Con el riesgo de provocar un siniestro vial, la valla tampoco cuenta con sus ángulos pintados de color amarillo ni balizas rojas permanentes en ambas caras de la saliente.
Un Código de Habitabilidad que no detalla
Si bien se detectaron diversos incumplimientos a la normativa por parte de esta obra, no se encuentra completamente fuera de regla, lo que a su vez deja en evidencia la escasez de precisión del Código santafesino.
Para las obras a erigirse en predios de esquina, la valla provisoria debe colocarse en el sector de ochava, únicamente sobre la Línea Municipal. Se agrega luego que “de ejecutarse cimientos, muros, bases de columnas, pórticos, etc., en dicho sector, se podrán colocar vallas ocupando la vereda”, pero cumpliendo con los 2 metros de alto y 1 como mínimo del cordón o línea de árboles.
En Alvear y Zuviria, los trabajos se llevan a cabo en un primer piso elevado por una columna que excede la línea de edificación, obra que actualmente no está permitida, pero data de años previos a su prohibición.
Dicha característica es la que desata la incongruencia, ya que en caso de colocar el cerco a la distancia adecuada para brindar seguridad al ciudadano ante posibles elementos que salgan despedidos desde la obra, no se respeta el porcentaje de vereda liberada.
Crédito: El Litoral
Un drama que puede repetirse
Construcciones similares abundan en la capital provincial, por lo que la posibilidad de que se de un nuevo inconveniente con obras en ochavas está vigente. Algunos ya presentes.
Sean de menor o mayor dimensión, los afectados siempre resultan los ciudadanos santafesinos que a diario deben luchar contra el paisaje urbano cada vez más congestionado.
Si bien cabe destacar que en obras de grandes dimensiones se observa un control minucioso (al menos desde el exterior), la solución no es otra más que un incremento en la rigurosidad de las inspecciones en cada construcción, pregonando por el bienestar de la población.