Lía Masjoan y Gastón Neffen
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La conmemoración del Día Mundial del Agua es una buena oportunidad para hacer foco en los desafíos que tiene la ciudad en la gestión de un recurso clave. Hay cinco cuestiones prioritarias: ampliar la red de agua potable, llegar a más barrios con el servicio de cloacas, garantizar la confiabilidad de un sistema que tuvo dos fallas graves en un año y medio, concientizar sobre el uso eficiente y responsable del recurso y construir una planta de tratamiento de los líquidos cloacales que se arrojan al Río Colastiné.
Aguas Santafesinas (Assa) estima que el 95% de la gente que vive en Santa Fe tiene agua potable. Las zonas que faltan son sobre todo algunos sectores puntuales del norte de la ciudad. La red tampoco llega al corredor costero de la Ruta 1, en donde crece la densidad poblacional. La infraestructura de cloacas es la mayor deuda. El 35% de las personas no cuentan con este servicio. Son algunos barrios importantes del norte y también varios sectores del oeste de Santa Fe.
En relación a la disponibilidad del recurso, la ciudad está en una situación privilegiada porque está al lado del sistema fluvial del Río Paraná. No pasa lo mismo en toda la provincia. Por ejemplo, Rafaela y Tostado -como muchos pueblos y ciudades del oeste de Santa Fe- no tienen cerca una fuente confiable de calidad (son aguas pesadas, con problemas salinos y con demasiada concentración de arsénico).
En todo el mundo hay 1.200 millones de personas que tienen dificultades para acceder a una fuente segura. Por eso, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) plantea que este año el objetivo del Día Mundial del Agua es centrar la atención internacional sobre los sistemas urbanos de abastecimiento de agua que deben hacer frente al impacto del rápido crecimiento de la población urbana, la industrialización, la incertidumbre causada por el cambio climático, los conflictos y los desastres naturales.
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