Santa Fe: los pibes scouts del barrio Las Lomas fueron premiados a nivel mundial
Son unos 30 chicos que desde 2016 vienen haciendo un loable trabajo humanitario en ese barrio del noroeste. Impulsaron un proyecto de panificación y levantaron ellos mismos su sede. La meta: transformar la realidad social en la que viven. Recibieron la distinción internacional "Scouts del Mundo".
Santa Fe: los pibes scouts del barrio Las Lomas fueron premiados a nivel mundial
Una buena entre tantas pálidas de guerras, pandemia, "grietas" políticas e inflación: el grupo de chicos scouts de Las Lomas "Nuestra Señora del Rosario del Salado" recibieron la distinción internacional "Scouts del Mundo". Es un premio entregado por la entidad internacional a la cual las distintas asociaciones scouts de todo el mundo pertenecen.
Este reconocimiento se otorga en relación con el cambio transformador que está logrando el grupo en la realidad social donde interviene, en este caso el barrio Las Lomas (o "La Loma", sin plural, como llaman los propios scouts a ese postergado barrio del noroeste de la ciudad).
Para entregar las distinciones se toman como base los Objetivos de Desarrollo del Milenio de la Organización de Naciones Unidas (ONU), donde se incluyen "erradicar la pobreza extrema y el hambre, lograr la enseñanza primaria universal, reducir la mortalidad de los niños y mejorar la salud materna", entre otros.
Lo que se evalúa al momento de entregar el reconocimiento es que el trabajo social de cada grupo scout no sea de un día para el otro, sino que se sostenga en el tiempo, y que logre transformar para bien esa realidad en la que se trabaja. Y los chicos de La Loma vienen desempeñándose desde 2016 en el barrio: en todo este tiempo, lograron montar una panificación (aprendiendo el oficio panaderil). Pero no sólo eso.
"Los mismos 'gurises' del grupo pudieron levantar su propia sede en el barrio. Ladrillo sobre ladrillo, desde hacer los cimientos hasta ponerle el techo y pintarla. Hablamos de chicos de entre 10 y 21 años", expresa con orgullo Martín Dalmazzo, Jefe del Grupo Scout de La Loma, en diálogo con El Litoral.
Y con la panificadora, los pibes aprendieron de a poco el oficio: al principio costó, como todo. Pero con el tiempo se largaron a hacer distintos productos. "Ese 'aprender haciendo' es uno de los puntos básicos de la filosofía scout, lo llevaron a la práctica. Y con lo vendido (prepizzas, por ejemplo) pudieron ir a distintos eventos nacionales, hacer campamentos, y en lo peor de la pandemia llevarle una ración de comida a entre 70 y 80 familias del barrio. Y a los chicos los reconocieron entonces por todo ese trabajo", resalta el joven.
El grupo scout está integrado por una treintena de chicos. El scoutismo busca una doble transformación: que ellos cambien en valores "hacia adentro", es decir, a nivel personal -son pibes que provienen de familias de escasos recursos- y, al mismo tiempo, que impulsen un cambio positivo en el entorno social donde se desempeñan. Aprender el oficio de la panificación (y replicarlo en el barrio) fue un gran logro.
El reconocimiento internacional es para ellos pero también para vecinos que desinteresadamente siempre colaboran: "Es que tanto en el proyecto de la panificación como en el de la construcción de la sede, hubo gente que los ayudó. Por ejemplo, una señora les hacía la merienda, y a veces el almuerzo. 'Chicos, ¿qué necesitan? ¿Harina? Bueno, yo trato de conseguir', decía esta vecina. Siempre al pie del cañón".
También el sacerdote que estaba antes en la capilla les dio una mano grande con los materiales de construcción para la sede. Siempre estuvo para lo que se necesitaba. "Incluso un albañil de toda la vida nos iba guiando para construir la sede. Estas personas no son scouts, pero siempre estuvieron dando su colaboración. Ellos también fueron reconocidos", subraya Dalmazzo.
Gentileza Grupo Scout La Loma Una actividad artística realizada al aire libre por los gurises scout.
Una actividad artística realizada al aire libre por los "gurises" scout. Foto: Gentileza Grupo Scout La Loma
A los "ponchazos" y con ganas
Y todo se hace con lo que hay, pero con todo el tesón y las ganas. "Imaginate; cuando comenzamos a construir la sede nadie sabía de albañilería, y fuimos aprendiendo; primero mal, después bien, a los 'ponchazos' pero todos aprendimos -bromea el Jefe de Grupo-". Lo mismo con la panificación: "Cuando ellos empezaron a hacer prepizzas, no sabían bien. Fue practicar, practicar hasta que empezó a salir. Lo mismo con las primeras pastas que hicimos. Pero ellos aprendieron, todos aprendimos", dice.
La misión de los chicos es ser agentes del cambio social, además de que cada uno crezca personalmente en valores. "Y lo están logrando, con mucho esfuerzo y compromiso. Esto dentro de las posibilidades materiales y de tiempo de cada uno, que puede ser tiempo de trabajo, el conocimiento o las manos y el esfuerzo para hacer alguna labor. Eso nos llena de orgullo, y la distinción recibida es para los 'gurises' un estímulo de gran valor", cierra Dalmazzo.
"Hasta el mundo se puede cambiar"
"Para mí, recibir esta distinción significa mucho. Nos hace saber que aunque seamos un grupo chico, alguien desde otro lado presta atención a lo que hacemos. No sólo a nosotros, sino también a los chicos del barrio. Aprendí mucho de construcción, cuando hicimos la sede. Me pone muy feliz por mí, pero también por el resto de los integrantes. Nos podemos superar cada día", declaró a El Litoral Bruno Woronka, uno de los scouts. Y Federico Nahuel Sostre ("Rover de Partida", que es quien ya cumplió los 21 años y está en condiciones de seguir con su vida o aspirar a ser dirigente scout, por ejemplo), dijo: "Ser scout me sacó de muchas cosas como la droga, y gracias a este grupo salí adelante: pude cambiar yo mismo, en mis actitudes. Se puede que se puede cambiar el barrio, ¡hasta el mundo se puede cambiar! Ahora pertenezco a la cocina del grupo, colaborando en todo lo que se pueda, para que los chicos tengan su desayuno o su comida ante un campamento. El scoutismo cambia el mundo", fue su testimonio.