Abrir la canilla y que salga agua en condiciones saludables para beber, lavar los alimentos, asearse y otras necesidades de la vida cotidiana, son acciones normales para muchos pero también un lujo utópico para muchísimas personas que habitan otros rincones del mundo.
Angola —país del suroeste de África— es uno de los Estados que más sufrió en el último tiempo. Recién se independizó de Portugal en 1975, y luego le sucedió una larga guerra civil de la que pudo librarse en 2002. A un lado quedó la lucha armada para pensar en construir un país que garantice derechos humanos, como por ejemplo el agua potable y su correspondiente saneamiento.
A pesar de contar con recursos hídricos —caudalosos ríos y arroyos—, según el Gobierno angoleño en 2019 apenas el 52% de la población contaba con acceso al agua potable. Este dato alarmante para un país con 30 millones de habitantes, se da, en gran parte, por carecer de cuadros técnicos y profesionales suficientes para afrontar el desafío de una medición sistemática de las principales variables involucradas, su evaluación y el diseño de planes de gestión para el aprovechamiento del recurso.
Ante esta necesidad de formación académica, la Universidad José Eduardo Dos Santos (Ujes), de Angola, apuntó su mirada a la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas (Fich) de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) para gestar un convenio de cooperación entre universidades argentinas y africanas, que se firmó en 2014 por ambas instituciones.
El Litoral dialogó con el ingeniero Mario Schreider (MS), director del proyecto, y la ingeniera Viviana Zucarelli (VZ), codirectora, quienes comentaron la experiencia que les deja este trabajo, que ya lleva seis años y en el camino contó con el aporte de alrededor de 20 docentes de la Fich-UNL y varios viajes al país africano.
“Algo que me sorprendió mucho fue ver a una mujer juntando agua en una palangana (ver foto). A esa escena la doy como ejemplo a mis alumnos, porque así como nosotros consumimos más de 400 litros de agua por día, esa mujer fue caminando descalza, quien sabe cuántos metros, para juntar una palangana de la única canilla pública que hay en varios metros a la redonda”, mencionó Zucarelli sobre lo más llamativo que vio en uno de sus viajes.
Sobre esta “misión académica” hay algo que deja claro Schreider: “Ellos merecen ayuda, pero una ayuda que los haga fuerte y no que les deje todo hecho”.
—¿Cómo fueron los orígenes de este convenio?
—MS: El Plan Nacional de Desarrollo 20132017 de la República de Angola, identificó a la falta de cuadros técnicos y profesionales formados en distintas disciplinas como una de las principales barreras que se oponen al desarrollo del país. La gestión del agua bajo los principios de equidad, sostenibilidad y eficiencia no escapan a este común denominador. Para dar respuesta a esta demanda, se dividió el país en siete regiones académicas, creando en cada una de ellas una universidad y asignándole la formación de recursos humanos en alguno de los ejes estratégicos del plan. En la Región V, correspondiente a las provincias de Huambo, Bie y Moxico (el centro este del país), a la Ujes se le asignó la responsabilidad de desarrollar instancias de formación universitaria que respondan al eje estratégico de “Energía y Agua”.
—¿Cómo llegaron a contactarse con la Fich?
—MS: Fue el desafío que Gerson Antonio Palhares, decano de la Escuela Superior Politécnica de Bie (Espb) dependiente de la Ujes, y su equipo se propusieron. La búsqueda los llevo más allá de los mares a un lejano destino, Argentina, donde una página web les indicaba que existía una carrera que precisamente se llamaba Ingeniería en Recursos Hídricos. Fue así que en julio de 2013 pisaron estas tierras en busca de respuesta a sus interrogantes.
Como paso inicial en este proceso, se propuso la visita de una delegación de la Fich a Angola para conocer de cerca las realidades de ese país, y sus problemáticas, proyectos y desafíos en materia de agua. Esa visita y la participación en un “Taller de integración de actores para la identificación de necesidades de formación de recursos humanos en temáticas ligadas a los recursos hídricos”, organizado por la Espb en febrero de 2014, permitió configurar una primera idea de lo que debiera ser un programa de apoyo a la consolidación de una oferta académica para la formación de ingenieros especializados en agua en Angola.
—¿Qué avances tuvieron en estos seis años de trabajo?
—MS: A lo largo de este tiempo, el proyecto fue evolucionando y adaptándose a las circunstancias cambiantes de la realidad de Angola. Ello hizo que hubiera que reformular el convenio original, dando lugar a dos acuerdos posteriores en 2017 y 2019.
Entre los logros más importantes se diseñó el plan de estudio de la carrera de grado de Licenciatura en Ingeniería de los Recursos Hídricos, el cual fue oportunamente aprobado por el Ministerio de Enseñanza Superior de Angola y se encuentra en plena vigencia de ejecución. Su diseño involucra una consulta amplia a los destinatarios y el trabajo en campo con los actores involucrados, evaluando las principales necesidades que en temas de agua tiene Angola y las posibilidades de implementar un carrera de ingeniería con una fuerte formación práctica y con contenidos que reflejarán las problemáticas y oportunidades que la gestión de los recursos hídricos de Angola plantea.
En 2017, dos jóvenes docentes de la Fich estuvieron un semestre en Angola para completar el proceso de formación de los docentes de la Espb que habían visitado Santa Fe en 2016 para formarse. “Las vivencias que los dos docentes de la Fich tuvieron durante su estadía en Angola, reafirma una vez más que el proyecto, al tiempo que consolida el proceso de creación de una carrera de ingeniería, resulta un experiencia humana que enriquece tanto a los que reciben la capacitación como a los que la brindan”, destacó el director del proyecto.
Tras una interrupción en 2018, en 2019, la Ujes retomó el contacto con la UNL para solicitar que se reformule el acuerdo y se definan nuevos objetivos. “Este nuevo convenio, firmado sobre fines de 2019, está iniciando este año, y renueva las esperanzas de consolidar todo lo mucho y bueno que se ha hecho hasta ahora y completar lo que falta por hacer, en un verdadero desafío para la UNL y la Fich de instalar una carrera de grado en Angola que sea sostenible y en la que progresivamente se formen no solo los ingenieros, sino también dejar las bases para que los docentes de la Espb puedan tomar a su entera responsabilidad, en un futuro cercano, la totalidad del dictado de la carrera”, comentó Schreider.
—¿Ya hay estudiantes próximos a graduarse?
—MS: La idea de la Escuela Superior Politécnica de Bie es poder hacer egresar una cohorte de alumnos, es decir los primeros egresados de la carrera, que hasta ahora están entre tercer y cuarto año, pero no están pudiendo completar el quinto año y el trabajo final. Si todo sale bien en 2021 se egresarían los primeros ingenieros hídricos. Son 48 alumnos los que están en condiciones próximas a egresarse.
Conocer un país de realidades dispares
—¿Con qué necesidades se encontraron en Angola?
—MS: Angola es un país de asimetría, existen contrastes muy marcados. Los pondría en tres planos diferentes: la parte política; el contraste social es muy fuerte, en metros de diferencia te encontrás un mobiliario fabuloso (como centros comerciales) y a un lado la mayor de las miserias; y la asimetría geográfica, una realidad es la de Luanda (ciudad capital de Angola) y otra muy distinta es la del interior del país, en particular la de las provincias de Huambo, Bie y Moxico (Región V, donde se asienta la Universidad).
—VZ: Hay mucha diferencia de clases sociales. Así como a nosotros nos pagaban hoteles 5 estrellas para que nos alojemos o pagaban fortuna por una cena, en otro lado de la ciudad la gente no tiene agua, y justamente en este momento (por el coronavirus) que es tan crucial el lavado de manos, a ellos les cuesta más afrontar una situación así.
—¿A qué se debe esta disparidad que evidenciaron?
—MS: Luanda está al lado del mar (con el poderío económico que apareja contar con un puerto), y como diferencia, las provincias de la Región V fueron el escenario de la Guerra Civil —a pesar que aquella guerra terminó en 2002, el ingeniero santafesino continuó— sigue habiendo carteles que te dicen ‘Prohibido ingresar, campo minado’. Todavía se dejan ver los restos de ciudades bombardeadas”.
—Además de estas marcadas diferencias ¿Qué más les sorprendió?
—VZ: El trato de la gente de la escuela, nos recibieron con mucha alegría, respeto y eso fue una sorpresa para nosotros. Cada vez que íbamos la emoción crecía.
—MS: Hay miles de personas que viven del trueque. Tal es así que la última vez que fuimos presenciamos la inauguración de un shopping, al mejor estilo occidental, pero frente al shopping miles de angoleños preferían seguir viviendo del mercado de trueque.
—Volviendo a la foto de la mujer y la palangana, algo que siempre vemos por la tele, pero vos lo viviste de cerca ¿Qué sensaciones te dejó?
—VZ: Eso que pensamos que no ocurre, ocurre todos los días. Era notable ver cómo la mujer llevaba una palangana arriba de la cabeza y se iba caminando con una sonrisa. Me quedó muy gravada esa imagen. Son mujeres, mujeres y mujeres las que llevan agua o pescados arriba de la cabeza, la igualdad de género está muy lejos en algunos lugares del mundo.
El agua: en abundancia pero no potable
“El tema del agua es crucial porque ataña a la salud y los atraviesa. En la misma institución donde vos podes ver en la puerta un vehículo 4x4 que puede valer 40 mil dólares, en esa misma institución no hay agua potable, lo que obtienen es agua contaminada y la sacan del modo que pueden. Creo que justamente, el propósito que llevó adelante la escuela es muy bueno porque evidentemente, lo que se necesita, además de infraestructura muy fuerte, es capacidades instaladas en Angola, es decir personal humano formado”, analizó Schreider.
—¿Hay ríos grandes de los que se pueda obtener el recurso?
—VZ: Recursos hídricos hay, está el río Cuanza (longitud superior a los 900 km en su curso tiene construida la presa de Capanda, una de las más importantes del país) lo que pasa es que faltan los demás recursos, como profesionales y obras de infraestructura para aprovechar ese recurso hídrico. Nosotros fuimos a visitar una toma de agua y una planta de tratamiento, pero no es suficiente.
—¿Existe una intención de garantizar el acceso al recurso por parte de las autoridades?
—MS: Hay una intención política de mejorar el acceso al agua. Pero se requiere materiales, es decir plata, y ahí Angola tiene un problema central ya que su economía depende casi totalmente del precio del petróleo. En estos momentos no la deben estar pasando nada bien.
Angola y Cuba, una fraternidad que nació en los tiempos del Che
En 1965, Ernesto “Che” Guevara, durante su aventura por el Congo (vecino país de Angola), estableció los primeros contactos con el Movimiento Popular para la Liberación de Angola (Mpla) y con su líder Agostinho Neto, que entonces luchaba contra Portugal por la independencia del país.Desde entonces, la hermandad entre Cuba y el pueblo angoleño se forjó cada vez más, sobre todo con los angoleños seguidores del Mpla, y en la actualidad, los cubanos siguen con sus misiones humanitarias allí.
“Los planteles docentes encargados del ciclo de formación básica son conformados mayoritariamente por profesores cubanos”, indicó el director del proyecto, y agregó: “Hay muchos cubanos y se quedan durante años dando clases, muchas veces, en condiciones paupérrimas, pasando muchas necesidades”.
El idioma oficial de Angola es el portugués, ante este escollo, los santafesinos coincidieron: “Desde el principio dijimos que nuestras clases y todo lo que nosotros hiciéramos iba a ser en español. Ellos y nosotros nos hacemos entender bien, ahí ayuda mucho la presencia de los profesores cubanos, es bastante habitual encontrar angoleños que hablan perfecto el español porque pasaron mucho tiempo en Cuba, algunos como dirigentes del Mpla, a tal punto que varios de sus hijos hicieron la escuela secundaria y la universidad en Cuba”.