El secuestro de la yegua "Yiya" a un carrero expuso un grave problema social
Cerca de un centenar de trabajadores excluidos fueron a reclamar a la Justicia por el caballo. El animal era utilizado para traccionar un carro de basura. "Nos ganamos la vida con esto", dijo un carrero.
Cerca de un centenar de carreros, en su mayoría de los barrios del cordón oeste de la ciudad, fueron este lunes por la mañana al Ministerio Público de la Acusación (MPA) ubicado en 1° de Mayo al 2.800, a reclamar que les devuelvan a "Yiya", una yegua mestiza de unos 12 años con pelaje zaino negro, que les fue secuestrada por la policía el sábado pasado al mediodía. Los manifestantes se identificaron como miembros de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP), que forma parte de la Federación Argentina de Cartoneros, Carreros y Recicladores. El sábado ya habían realizado una primera manifestación frente a la Seccional 5° de Policía.
El Animal en cuestión había sido retenido en inmediaciones de Salvador del Carril y General Paz cuando tiraba un carro utilizado para la recolección de residuos, a rienda de un joven de 21 años identificado como Alexis Monzón, un vecino de barrio El Pozo.
Según consta en el acta policial, un médico de esa dependencia constató que el caballo presentaba buenas condiciones sanitarias y sólo le faltaba una herradura en su pata posterior derecha. El motivo del secuestro fue una presunta infracción en el marco de la denominada "Ley Benítez" (ley 14346), por malos tratos y crueldad a los animales empleados para el tiro de vehículos que excedan notoriamente sus fuerzas.
Desde entonces se ordenó la entrega del animal en depósito judicial a la organización SOS Caballos para su vacunación y seguimiento sanitario. Finalmente, luego de la reunión mantenida entre las partes este lunes en la fiscalía, se ordenó que el animal sea devuelto a su propietario, quien ahora deberá informar sobre el estado de salud del caballo y presentar los requerimientos sanitarios que le impongan.
Flavio Raina Yiya, la yegua secuestrada a carreros que provocó una manifestación masiva frente al MPA.
Yiya, la yegua secuestrada a carreros que provocó una manifestación masiva frente al MPA.Foto: Gentileza
Una realidad que duele
Más allá de esto, el problema evidenció dos cuestiones con intereses cruzados. Por un lado, y principalmente, la falta de oportunidades laborales que lleva a muchos vecinos de los barrios más postergados de la ciudad a realizar la recolección de residuos en carros tirados por caballos en busca de su sustento diario. Y por otro lado está la salud y bienestar de los animales que son utilizados en dichas prácticas.
Para evitar la tracción a sangre, la Municipalidad de Santa Fe tiene un programa a través del cual se busca reemplazar los carros tirados por caballos por camionetas. Desde hace años se formaron cooperativas dedicadas a ello, tras la sanción de normas para su implementación, hace más de 5 años.
El Programa Ciudad Inclusiva -de la gestión anterior- impuso a su vez que los carros tirados por caballos no pueden ingresar al centro de la ciudad delimitado por los bulevares, medida que luego se iba a ampliar al resto de la ciudad, pero ello nunca sucedió. "Ese proyecto lo armamos con la Municipalidad pero después quedó para un grupo selecto de compañeros que se quedaron con las camionetas, que son los 'convertidos' (también llamados Transportistas B), y el resto fue dejado de lado. Entonces tuvimos que seguir en la nuestra, ganándonos la vida con el carro, con el que trabajamos para llevarles un plato de comida todos los días a nuestros hijos", dijo José Sánchez, un carrero miembro de la UTEP, durante la manifestación frente a la sede del MPA.
"Tenemos un convenio firmado con la Municipalidad a través del cual nos permiten trabajar por fuera de los bulevares (del centro), un veterinario controla nuestros caballos y nos dieron una libreta de libre tránsito. Todos los meses tenemos que llevar a revisar nuestros caballos y los carros", detalló Sánchez, uno de los más de mil carreros que hay en todo el cordón oeste de la ciudad, a los que se les suman los de Alto Verde y la Costa.
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El drama de la exclusión social
"Hoy la situación económica nos dejó el carro como la única alternativa que tenemos para comer, nos están empujando a ser carreros", advirtió Sánchez, quien dijo luego que los caballos "son nuestros compañeros de trabajo, por eso los cuidamos como corresponde", expresó. "Y encima en la calle nos tratan como la basura de la sociedad y nos dicen 'negros de mierda'. Nos quitan la oportunidad de laburar y no tenemos voz para reclamar".
Por último, El Litoral quiso saber cuál es la política de la actual gestión municipal en la materia, ya que en la ciudad no existe ninguna norma que prohíba la tracción a sangre, y solo rige la prohibición de ingresar con carros al casco céntrico. "Lo que uno ve hoy es un crecimiento enorme de gente que se dedica a la recolección informal de residuos, empujada por la pobreza que ya era crónica en nuestro país y la pandemia la agudizó", admitió Edgardo Seguro, secretario de Medio Ambiente municipal.
En ese contexto, "estamos incluyendo a un grupo muy importante trabajadores sociales en la co-gestión de los residuos", dijo el funcionario. "Hay más de 300 personas que trabajan en microempresas sociales en la higiene urbana de los 32 barrios periféricos de la ciudad, a donde el servicio formal no ingresa por falta de infraestructura como cables bajos, autoconstrucción o calles deterioradas. Así mejoramos la recolección y evitamos los microbasurales", dijo Seguro.
-En Rosario, por ejemplo, la tracción a sangre está prohibida. ¿Por qué no se prohíbe acá?
-Prohibirla en el país es casi una utopía -respondió Seguro-. En Rosario se prohibió pero vas a la periferia y los encontrás. Hay que tender a ello, por las personas que los utilizan y por los animales, pero hoy es muy difícil. En el mientras tanto ofrecemos alternativas a ese sector social y garantizamos la atención de los animales.