Como no sucedía hace 52 años, este martes el río Paraná perforó la barrera del 0 en el puerto de Santa Fe: midió -0,04 metros, en el marco de la primera bajante pronunciada del siglo XXI, un proceso que dio sus primeras señales ya en 2019.
La extrema bajante es extraordinaria porque desde 1969 no presentaba valores tan bajos. Pero antes había ocurrido, y en varias oportunidades. Una especialista explica por qué sucede lo que hoy tanto sorprende. El rol de las lluvias, las represas y la acción humana, y los problemas que genera.
Como no sucedía hace 52 años, este martes el río Paraná perforó la barrera del 0 en el puerto de Santa Fe: midió -0,04 metros, en el marco de la primera bajante pronunciada del siglo XXI, un proceso que dio sus primeras señales ya en 2019.
Pero en el siglo pasado, este fenómeno extraordinario ocurrió 11 veces más, todas acumuladas en los primeros 50 años, entre 1909 y 1949. La más pronunciada fue la de 1944, cuando estuvo 1,03 metros por debajo del cero, y ocasionó serios problemas a la población de esa época.
Conocer la historia del comportamiento de este gran río de llanura, con sus crecientes y bajantes, permite dimensionar el fenómeno que ocurre en la actualidad, y prever acciones para minimizar los posibles daños.
Más allá del impacto de las imágenes que hoy devuelve la Laguna Setúbal en la ciudad de Santa Fe por su escaso caudal, es importante analizar por qué ocurre lo que ocurre y qué incidencia tiene el hombre en estos procesos: ¿Es por la ausencia de lluvias? ¿Es porque Brasil acumula el agua en sus represas? ¿Influye el cambio climático? ¿Qué pasó antes cuando sucedió, qué problemas tuvo la población y cuáles podemos tener hoy?
Rosana Hämmerly es ingeniera en Recursos hídricos, Magíster, y Dra. por la Universidad de la Coruña en España, docente e investigadora de dos universidades, la UTN -sede regional Rafaela- y la UNL (Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas-FICH), donde forma parte de un equipo que estudia las variables hidrológicas extremas como la actual. Pero también las anteriores.
“La causa de esta bajante tan pronunciada de la Cuenca del río Paraná se debe fundamentalmente a un déficit de precipitación en las cuencas de aporte, que representan una superficie de unos 2 millones de kilómetros cuadrados”, introduce Hämmerly un análisis que es mucho más profundo. El caudal que ingresa en la cuenca alta, desde Brasil y por el aporte del río Paraguay a la altura de Resistencia-Corrientes, es lo que define los valores en los puertos aguas abajo, como en Santa Fe.
- La bajante actual ¿está fuera del comportamiento habitual del Paraná?
- Para poner algunos números a esta bajante extraordinaria podemos decir que desde el año 1969, cuando en el mes de septiembre se registró una lectura de 14 cm por debajo del cero de la escala, no se producían valores de escalas similares a los que tenemos actualmente en el puerto de Santa Fe. Pero ese año estuvo entre dos años de valores de escala mínimos también, ya que en septiembre de 1968 se registraron 6 cm y en septiembre de 1970 se registraron 20 cm. Si uno analiza la serie de alturas mínimas anuales se encuentran con la característica de que los años de bajantes no son aislados sino que se encuentran de a dos o tres, e incluso 4 años de niveles bajos consecutivos. Pero, entre 1909 y 1969, se registraron 11 valores por debajo del cero de la escala. Esto demuestra que lo que está ocurriendo tenía una alta probabilidad de que suceda, es decir, que si bien esta bajante es extraordinaria porque hace 50 años que no ocurría y son valores realmente muy bajos, anteriormente había ocurrido, y varias veces. Otro detalle importante para mencionar es que hasta el año ´70 los meses en los que se presentaban las alturas mínimas anuales eran entre agosto y diciembre es decir primavera-verano, era muy raro que se presentara algún mínimo anual en los meses de febrero a junio. Sin embargo, en los últimos años muchos valores mínimos diarios se presentaron entre esos meses, es decir que están más distribuidos a lo largo del año o mejor dicho que su probabilidad de ocurrencia es más aleatoria.
-Es decir que hay un cambio en el comportamiento del río. ¿O la acción del hombre también interfiere?
No creo que se deba solo a la naturaleza sino que, indudablemente, las acciones del hombre tienen que ver en su modificación. Es muy probable que esa variabilidad se deba a la presencia de represas que se han ido instalando a lo largo de los años y también a los cambios que el hombre hace en el territorio, como en cobertura vegetal, el uso de suelo y las obras de infraestructura que instala. El hombre no puede modificar la naturaleza, pero sí puede modificar el territorio en su beneficio, sin embargo, el territorio también tiene un límite para ser modificado, y tampoco,existe la obra que nos de seguridad total.
-¿Y cuánto tiene que ver el cambio climático y cuánto el ser humano en estos fenómenos de bajantes sostenidas?
Si consideramos que el hombre es el responsable de que exista el cambio climático entonces sí está influyendo en estos fenómenos de bajante sostenida. Los expertos en clima han indicado que todos los valores serán más extremos, es decir, los máximos serán más máximos y los mínimos, más mínimos, e incluso más frecuentes, es decir, que ocurrirán más seguidos. Entonces si el hombre es el responsable del cambio climático por lo tanto es el responsable de que estos valores extremos sean más acentuados. Por eso es muy importante continuar con el registro de información y no discontinuar la serie de variables meteorológicas registradas para la hidrología, fundamentalmente alturas de los ríos y precipitaciones. Hay que realizar mediciones sistemáticas sobre todas las variables para estar preparados.
- Los habitantes de las ciudades ribereñas suelen temer o estar más expectantes a las crecidas que a las bajantes, quizás porque sus consecuencias son más evidentes. ¿Son más graves las crecidas que las bajantes? ¿Qué las diferencia y qué tienen en común?
-Cuando los ríos crecen y desbordan inundan las ciudades ribereñas. Pero también existe otro tipo de inundaciones que son las ocasionadas por el anegamiento en zonas planas cuando las lluvias son muy intensas, y en los dos casos las consecuencias por los daños saltan a la vista. La sequía, como consecuencia de la bajante de los cursos de agua, no se percibe tan rápidamente, ni sus consecuencias son tan inmediatas como las de las inundaciones. Ambas causan importantes daños si no son atendidas a tiempo, sin embargo, las bajantes pueden ser más perjudiciales cuando se mantienen en el tiempo y perduran en forma prolongada. A principios del 2019 teníamos una altura de 5 metros en el hidrómetro del Puerto de Santa Fe y en septiembre ya estaba muy cerca de los 2 metros. Desde ahí, los caudales fluctuaron cerca de los 2-3 metros y casi todo el 2020 estuvieron cercanos a un metro de escala, para tener un breve repunte de poco más de 3 metros en marzo de 2021 y volver a descender abruptamente hasta los valores actuales. Y se cree que no va a repuntar ya que no se prevé un cambio de las condiciones de precipitación de la Cuenca alta que ya dijimos es la que alimenta fundamentalmente el río que llega a nuestra ciudad.
- ¿Cuáles son los perjuicios que tienen las bajantes sostenidas para el ser humano?
-Los registros históricos de caudales en la estación de Corrientes indica que para aguas medias debería haber un caudal de aproximadamente 16 mil metros cúbicos por segundo, pero actualmente escurre cerca de 8 o 7 mil metros cúbicos por segundo. Esto complica las actividades que están íntimamente relacionadas con el agua, siendo el uso prioritario el del agua potable para las necesidades básicas, como alimentación e higiene. Cuando el agua escasea hay que saber distribuir la cantidad de litro de agua por día por habitante. Se va a requerir que el uso sea menor, que el derroche sea menor, que se instalen bombas adicionales para que puedan extraer en el caso de que las tomas queden por encima del nivel de agua del río, y se va a tener que pensar de qué forma se satisfacen los otros usos en función de las demandas, es decir, los agropecuarios, industriales y usos productivos en general que son todos usos extractivos porque el agua se consume y no se devuelve en condición de ser inmediatamente utilizada con un nuevo uso. Esto requiere mucha equidad en la asignación del recurso para no perjudicar a las distintas actividades productivas. Pero también se verán afectados otros usos no extractivos, que ocasionarán pérdidas económicas millonarias, como la navegación, que disminuirá la posibilidad de carga de los barcos; o la hidroelectricidad, el negocio de las hidroeléctricas es generar energía y para eso necesitan agua, sin un volumen suficiente no van a poder turbinar.
-¿Y cuál es el impacto ambiental?
A esto se suma una afectación en la flora y la fauna de los ecosistemas acuáticos y otro problema ambiental: la contaminación de los ríos que son de por sí autodepurantes. Ese poder se va a ver modificado porque la contaminación está más concentrada, al haber menor volumen es menor la dilución. También se va a ver afectada la recarga de los acuíferos ya que el volumen de agua va a ser mucho menor. Y con la vegetación demasiado seca es muy propensa a que ocurran incendios de grandes extensiones, como hemos visto en zonas de islas, y esto afecta también a la fauna que vive allí. Es decir que esta bajante no solo afecta los usos extractivos del río sino también ambientalmente produce daños con consecuencias importantes.
- Los ríos tienen episodios cíclicos de crecidas y bajantes ¿Puede el hombre intervenir en esos procesos?
Tanto las crecidas como las bajantes pueden resultar perjudiciales para el hombre. La naturaleza trae la amenaza, podría ser exceso de agua o déficit hídrico, y el hombre es vulnerable a la naturaleza; cuanto más vulnerable, más se verá afectado, por lo tanto debe minimizar esa vulnerabilidad mediante acciones o medidas, ya sean estructurales o no, que le permitan evitar o minimizar esa amenaza que no puede manejar porque es externa a la acción del hombre, lo que puede hacer es protegerse para minimizar el daño. Un ejemplo son los sistemas de pronóstico y alerta temprana del río Paraná del Instituto Nacional del Agua (INA) que permiten monitorear su comportamiento y prever el estado futuro a 15 días para estar preparados y prevenidos y tomar decisiones para evitar complicaciones. Por ejemplo, si más arriba está en descenso como ocurre ahora es probable que las tomas de agua queden por encima del nivel del agua del río y no se pueda extraer agua. Por lo tanto, se deberán instalar bombas adicionales y hacer otras obras para proveer agua a las localidades. La certeza del conocimiento nos permite ser más eficientes. Y eso es lo que deberían aprovechar los gestores, los tomadores de decisión o los gobernantes y todas aquellas personas encargadas del bienestar de la sociedad.