Hace tiempo científicos advierten de los daños irreversibles que sufre el ambiente (aumento acelerado del efecto invernadero y calentamiento global, escasez de materias primas y recursos naturales, degradación rápida de los ecosistemas, catástrofes naturales, entre otros). Actualmente, veintiún millones de toneladas de CO2 recaen cada año en la atmósfera.
Mirá también5 de junio: "Día mundial del Medio Ambiente"Si ningún cambio radical comienza hoy, en 2050 la población total del planeta alcanzará 9000 millones de habitantes, con un ochenta por ciento de la población que habitará en zonas urbanas y una economía que se multiplicará por cuatro. Todo ello implicaría un incremento sustancial en la demanda de recursos naturales no renovables, como el agua y la energía.
Es por eso que los llamados “edificios verdes, eficientes y sostenibles”, suponen un elemento fundamental en las estrategias y políticas ambientales encaminadas a reducir nuestras emisiones de CO2, sostienen las autoras del informe: las arquitectas María Laura Cilibert, Julia Sarniotti y la ingeniera civil, Nadia Roman, quienes trabajan y han investigado sobre la temática en el Observatorio Data Encuentro.
Atento a que el informe plantea como hipótesis que los instrumentos económicos no llegan a ser suficientes para incentivar la utilización de estas estrategias en el mercado inmobiliario de viviendas colectivas a nivel local, Lucas Simoniello, concejal e integrante de Encuentro, propone como necesario “valorizar dichas estrategias tanto en términos económicos como en sus beneficios socio-ambientales, a los fines de establecer políticas públicas eficientes que permitan fomentar su utilización”.
Los edificios de alta densidad sustentables ¿un desafío actual?
Simoniello sostiene que una construcción verde, ecológica y sostenible, en términos tanto ambientales como sociales y económicos, comienza con la comprensión del entorno en el que se construye, considerando la extracción de las materias primas para la producción de materiales, el transporte de éstas, hasta el uso y el mantenimiento del edificio construido, finalizando con la demolición, la gestión de los residuos producidos y las personas que lo habitan.
“Desde Encuentro sostenemos que las personas somos el corazón de las ciudades. En cuanto a sus habitantes/usuarios, un edificio de alta densidad que se piense desde las estrategias ambientales, tendrá en cuenta el bienestar de las personas que lo habiten, no sólo desde el punto de vista del confort, sino también desde la salud”.
La arquitecta Julia Sarniotti explica que los edificios generan impactos ambientales a lo largo de todas las etapas de su ciclo de vida. Representan, a nivel global, considerando tanto su construcción como funcionamiento diario, un 36% del uso final de energía, y fueron responsables del 39% de las emisiones de CO2 durante el 2020, -según datos tomados de la Agencia Internacional de Energía (2020)-, generando implicancias socioambientales.
“En lo que respecta a Argentina, se observa una tendencia creciente en materia de consumo de energía tanto para el sector residencial como para el comercial y público, sectores que concentran la mayor parte de las construcciones edilicias en el país, representando un 35% del total de uso de energía primaria y secundaria del país en el año 2020, tal como establecen los datos de la Secretaría de Gobierno de Energía, Ministerio de Hacienda (2020), superando a los demás consumidores de sectores de transporte, agropecuario e industrial”, agrega la arquitecta.
¿Cuáles son los obstáculos que se presentan para este tipo de construcciones en la ciudad de Santa Fe?
Simoniello argumenta que tiene que ver con factores económicos: el alto costo y el largo tiempo de recuperación de la inversión, es el principal motivo por el cual esta estrategia resulta poco atractiva para desarrolladores y constructores. Seguido de los factores normativos determinados por políticas públicas. “Se ha demostrado que las ciudades en las cuales prima la implementación de este tipo de estrategias es porque las políticas e incentivos económicos han tenido mayor impacto”, expone Simoniello y ejemplifica: “En países como Alemania, Holanda, Japón, Estados Unidos, Suiza (algunas ciudades de este país implementaron incentivos financieros hasta un 50% del costo total de un techo verde) y Suecia, existen políticas para premiar económicamente prácticas sostenibles en las edificaciones”.
Por su parte, Sarniotti agrega que otras tienen que ver con las barreras naturales. “En zonas con escasez de lluvias y altos períodos de sequías, la probabilidad de supervivencia de la vegetación sobre dichas cubiertas es muy baja y el costo de instalar un sistema de riego es alto. No obstante, hay que considerar que este punto no sería la mayor preocupación para la ciudad de Santa Fe en razón de un régimen de lluvias de 1.213 mm anuales en promedio”.
Por otro lado, “la falta de conocimiento técnico o la escasez de tecnologías y de mano de obra calificada hace que proyectistas y constructores no se sientan cómodos con el uso de nuevas tecnologías y métodos de trabajo lanzados al mercado, siendo conservadores con su aplicación”, observa Sarniotti.
¿De qué modo es posible construir bajo criterios de eficiencia energética en un marco de sostenibilidad urbana?
El nuevo Código de Habitabilidad trabajado por el propio Simoniello, si bien reconoce y ordena estrategias ambientales ya existentes también representa una oportunidad al mostrarse de acuerdo con la incorporación de otras, “como la permisibilidad de nuevos materiales y sistemas constructivos no tradicionales que puedan contar con certificaciones que homologuen sus especificidades y otorguen seguridad en su utilización, la incorporación del recupero de aguas grises para su reutilización, la implementación de jardines verticales y los sistemas de captación de energías renovables y/o alternativas”, precisa Simoniello.
Estas construcciones deben integrarse al máximo en el entorno sea urbano o natural, respetando el ambiente de forma que las alteraciones con respecto al tránsito o el ruido no interfieran. “Este tipo de edificaciones que planteamos en el informe, debe tener las mínimas necesidades de climatización y luz posible, por lo que su consumo de energía también será muy inferior al de cualquier modelo tradicional. Además, debieran aprovecharse las oportunidades que brindan las fuentes de energía renovables para consumo en estas edificaciones, como lo son por ejemplo, la energía solar en la utilización de paneles fotovoltaicos o termotanques solares”, detalla Sarniotti.
“Si bien estos nuevos instrumentos no son de implementación obligatoria por el momento, sí representan una oportunidad para que quienes decidan construir en la ciudad puedan hacerlo con criterios de eficiencia energética, de sostenibilidad ambiental y social”, finaliza Simoniello.
Dejanos tu comentario
Los comentarios realizados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de las sanciones legales que correspondan. Evitar comentarios ofensivos o que no respondan al tema abordado en la información.