Desde hace varias semanas es de público conocimiento el problema aún no resuelto entre la empresa Cliba —una de las prestatarias del servicio de recolección de residuos de la ciudad— con la Municipalidad, luego de que esa firma anunciara la rescisión de la relación contractual que mantiene desde hace dos décadas con el Gobierno local.
Ante esta situación, desde la Federación Argentina de Cartoneros, Carreros y Recicladores (FACCyR) realizaron, una vez más, un pedido a las autoridades para que se implemente un “plan de recolección, separación y reciclado con inclusión en manos de los cartoneros”.
El objetivo principal de este plan es la formalización de los Recuperadores Urbanos (RU) a través de la incorporación a Cooperativas de Recuperadores Urbanos (CRU) en los servicios de recolección diferenciada de las áreas seleccionadas en la ciudad.
“No es nuestra intención que no haya un servicio como el que se viene trabajando en la ciudad. Pero sí pedimos que lo mejoren y, a su vez, que sea reconocido el trabajo que realizan los cartoneros, carreros y recicladores, que hoy está totalmente invisibilizado”, dijo a El Litoral Francisco Nikilson, representante en Santa Fe de la FACCyR.
“Para que se tenga una idea: hoy una persona que ‘cartonea’ durante unas cinco horas alcanza a juntar unos 30 kilos, que luego los vende a 4 pesos (el kilo). Es decir, por día ganan 120 pesos”, detalló Nikilson.
Para que el trabajo de cartoneros, carreros y recicladores se haga visible y de alguna manera se formalice —explicaron desde FACCyR—, se debieran cumplimentar varios puntos: El reconocimiento salarial de la función socio-ambiental que cumplen los recuperadores urbanos, cartoneros y carreros, garantizando un Salario Mínimo Vital y Móvil como piso, y acceso al sistema de seguridad social; la creación de “eco-puntos” para separación y el tratamiento de residuos sólidos urbanos en manos de los recicladores y recuperadores urbanos locales.
También, proveer de las herramientas necesarias para la recolección, separación y recuperación del material reciclable a las CRU; la promoción ambiental por zonas para la difusión y el control de la separación de RSU en origen, y la provisión de contenedores para la disposición por zonas de estos residuos; la implementación de un sistema de servicio de limpieza y mantenimiento de los barrios populares a cargo de los vecinos, en aquellos lugares donde la recolección no llega.
“Además, necesitaríamos un galpón. Allí tendríamos las maquinarias que estamos por adquirir con mucho esfuerzo y algo de logística. Con eso, más los insumos y el incentivo salarial, estaríamos preparados para una prueba piloto importante”, aseguró Nikilson.
“No existe una verdadera política de reciclado, porque actualmente tan sólo el 10% de lo que se recolecta en la ciudad pasa por la planta de separación de residuos sólidos urbano, y apenas el 1% de lo recolectado se separa para el reciclado: el resto se entierra. Lo paradójico de este servicio es que demanda la erogación de un 10% del presupuesto municipal, es decir, $ 900 millones al año que no se ejecutan de manera eficiente ni desde un perspectiva inclusiva”, afirmó el referente de FACCyR.
Desde hace varias décadas, recuperadores urbanos, cartoneros y carreros —miles de trabajadores de la economía popular— realizan una tarea socio-ambiental importante en la ciudad, pero en condiciones no aptas. Diariamente recolectan, separan y reciclan miles de kilos de material reciclable en condiciones laborales precarias. Al no contar con la infraestructura necesaria, los recicladores separan los residuos en sus barrios y en los patios de sus casas, lo que trae aparejado gravísimos problemas de salud, generando un impacto ambiental negativo para la comunidad.
Tampoco cuentan con un reconocimiento por su trabajo, ni una cobertura que les permita cubrir sus necesidades básicas, generando actualmente situaciones de inseguridad alimentaria y sanitaria.
Para Nikilson, “una de nuestras principales metas es lograr, entre otras cosas, una ciudad más sana y sustentable, que genere menos residuos a partir de la promoción ambiental. Esto se puede motorizar con los mismos cartoneros: ellos son los más indicados para realizar estas actividades, porque son los que más conocen del tema. Además, hay algo directamente proporcional: más cartoneros reciclando genera menos gastos para el municipio”, concluyó.