Lunes 1.3.2021
/Última actualización 10:31
Una frase de Rosa Montero escrita en el cuadro, una experiencia cercana -la agresión mediática hacia una mujer- que cobra magnitud cuando deja de ser naturalizada, y la necesidad de incorporar las formas invisibles de la violencia de género a la Ciencia Política porque se ejercen precisamente sobre quienes desempeñan o aspiran a un cargo, llevaron a Gabriel Otazo a abordar el tema para culminar su carrera universitaria. "Experiencias de Violencia Política Contra las Mujeres en el Concejo y la Municipalidad de la ciudad de Santa Fe (2003-2019)" es el título de la tesis con la que culminó la Licenciatura en la UNL.
El objetivo general fue conocer de primera mano esas experiencias para identificar los tipos de violencia que sufrieron las mujeres entrevistadas durante su período en el cargo, la forma en que se manifestaron, dónde tuvieron lugar y quienes las ejercieron".
Así lo explica el autor en la síntesis del documento académico que se constituyó en un abordaje novedoso para la ciudad. Tanto que tuvo que reconstruir algunos conceptos antes de que queden incorporados al cuerpo legal: "En diciembre de 2019 Argentina modificó la Ley 26.485 de Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia Contra las Mujeres en los Ámbitos en que se Desarrollen las Relaciones Interpersonales a través de la Ley 27.533 con el objetivo de visibilizar, prevenir y erradicar la VPCM. La misma incorpora al artículo 5° la categoría de violencia política como un tipo de violencia contra las mujeres". Sin embargo, esta indagación ya había arrancado antes de esa fecha.
La tesis está estructurada en tres capítulos. El primero comprende aportes teóricos, antecedentes históricos y marcos jurídicos; el segundo reconstruye el concepto de violencia política contra las mujeres, y en el tercero se analizan experiencias concretas en el Concejo y en la Municipalidad, en el período mencionado a través de testimonios en primera persona.
Para el autor, la relevancia académica de esta investigación radica "en su originalidad e innovación". Y apunta que uno de los principales hallazgos fue que ninguna de las concejalas y funcionarias ejecutivas manifestó haber sufrido violencia física o sexual. "Sin embargo, todas las entrevistadas manifestaron haber sufrido por lo menos dos tipos de violencia (simbólica, económica o psicológica) durante el ejercicio de su cargo por parte de sus compañeros varones (mayoritariamente) y en algunos casos excepcionales, por parte de mujeres.
En el caso de la violencia psicológica, esta se manifestó en las experiencias de las funcionarias ejecutivas mediante la exclusión de la participación política del "espacio chico", la exclusión de la toma de decisiones del ámbito político-partidario, la indiferencia frente a sus cargos y en los espacios de las reuniones interinstitucionales.
Entre las concejalas que sumaron su testimonio, la violencia psicológica se manifestó a través de su exclusión en el encabezamiento de las listas, los comentarios misóginos en las reuniones parlamentarias, la invisibilización de los proyectos legislativos, indiferencia, comentarios sexistas y presencia de agresiones verbales en un caso particular.
Con respecto a la violencia económica y patrimonial, ésta se manifestó en el horario de las reuniones político-partidarias que no contemplan sus realidades para la organización de las tareas domésticas y laborales para el caso de las funcionarias ejecutivas; y para el caso de las concejalas, la postergación de la maternidad y la dificultad para sostener relaciones de pareja, vínculos afectivos estables; las desigualdades en el uso del tiempo en las actividades político-partidarias con relación a su tiempo familiar; espacios institucionales estructuralmente masculinos; y, reuniones institucionales que no contemplan las realidades de las mujeres con relación a la organización del tiempo familiar.
Finalmente, con respecto a la violencia simbólica, para las funcionarias ejecutivas se expresó mediante la violencia mediática a través de un periodista de una radio local y difamaciones durante el desarrollo de una contienda electoral en un caso específico y excepcional. En el caso de las concejalas, las experiencias exponen la violencia mediática mediante el maltrato en una radio local, la discriminación en razón de género en las notas periodísticas, la difamación a través de pintadas, y la consideración del ámbito político-partidario como un espacio antimujeres, la sobreexigencia de sus capacidades, y la masculinización de la política en el Concejo a través de la presencia de un "techo de cristal" en la figura de la presidencia del Concejo.
"Poner en conocimiento que las concejalas y secretarias ejecutivas de la Municipalidad de la ciudad de Santa Fe no sufrieron violencia física o sexual pero sí violencia invisible fue uno de los principales hallazgos de esta incipiente investigación", afirma el autor, para quien "los cambios en los principios de participación y representación política de las mujeres argentinas en general y de las mujeres santafesinas en particular, permitieron visibilizar un fenómeno social y político: la Violencia Política Contra las Mujeres (VPCM)".
La expresión Violencia Política contra las Mujeres (VPCM) se origina en el año 1999 por la Asociación de Concejalas Bolivianas (ACOBOL) y actualmente es reconocido a nivel mundial por diferentes organizaciones internacionales, movimientos feministas, colectivos de mujeres, y principalmente por politólogas de la región latinoamericana y del Caribe. La misma -aporta la tesis- hace referencia a un tipo de violencia que niega, menoscaba o anula a las mujeres (por su condición de género) a ejercer sus derechos políticos o sus prerrogativas inherentes a un cargo público. Se puede manifestar de manera física, sexual, psicológica, simbólica o económica y patrimonial en los ámbitos públicos, privados y estatales y es ejercida por personas, mayoritariamente por varones.
Gentileza Gabriel Otazo, autor de una novedosa indagación sobre violencia de género en la política.Gabriel Otazo, autor de una novedosa indagación sobre violencia de género en la política. Foto: Gentileza
Gabriel Otazo es Lic. En Ciencia Política por la Universidad Nacional del Litoral. Diplomado en Género desde la perspectiva en Derechos Humanos y durante su carrera se ha dedicado a asesorar a mujeres políticas en espacios legislativos.
En 2018 se dieron a conocer las primeras encuestas nacionales sobre VPCM realizadas a legisladoras nacionales y provinciales, militantes, referentes y sindicalistas políticas argentinas. Las mismas fueron realizadas por dos organizaciones feministas: el Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA) y el Observatorio Julieta Lanteri.
La primera determinó que el 38% de las entrevistadas reconoció haber sufrido situaciones de violencia en su etapa de militancia, y los dos tipos de violencia más frecuentes fueron la psicológica (50%) y la simbólica (28%). Mientras que la segunda organización concluyó que el 90% de las mujeres encuestadas percibieron haber sufrido algún tipo de violencia en el ámbito político. En el 87.5% de los casos el agresor no tuvo ningún tipo de sanción; El 63% de los casos, ninguna otra persona intervino en el momento de la agresión, ya sea simbólica, psicológica, económica, sexual o física; y el 65% de los casos de la víctima no estaba en conocimiento si existía en su organización/institución un protocolo de acción y prevención de la violencia contra las mujeres en política.