Domingo 24.11.2019
/Última actualización 11:38
Uno de los siete laboratorios en el país que trabaja en seguridad eléctrica, uno de los pocos que certifica eficiencia energética y compatibilidad electromagnética, el único que realiza ensayos para herramientas de mano aisladas (como pinzas y alicates) y, desde el próximo año, señero en investigación sobre inversores fotovoltaicos empleados en sistemas de generación de energía solar. Esta es apenas una síntesis de las actividades que se desarrollan en el LAMyEN, laboratorio de mediciones y ensayos de la Universidad Tecnológica Nacional -regional Santa Fe-, donde una recorrida alcanza, apenas, para tener una idea somera del trabajo que se realiza todos los días del año, ahí nomás, frente a la Costanera santafesina a la altura del 6000.
Allí todo está normado. En serio. Se trabaja con alrededor de 240 normas -todas acreditadas- que se aplican a los productos y servicios evaluados por el laboratorio.
Javier Acosta (Ing. Electricista UTN-Santa Fe), responsable técnico, y Edgardo Cámara (Ing. Mecánico electricista-UNC), jefe del laboratorio de Eficiencia Energética, son los encargados de orientar la recorrida por un espacio que se distribuye en diferentes habitaciones y niveles y que, en conjunto, es dirigido por Marcos Banegas (Ing. Electricista UTN Santa Fe). Una aclaración: parte del laboratorio se trasladará el año próximo a un edificio en el Parque Tecnológico.
El LAMyEN trabaja desde 1999 en seguridad eléctrica y desde hace unos cinco años en eficiencia energética y compatibilidad electromagnética, que son los “dos rubros asociados”, simplifica Acosta. Como se dijo, todo está regulado a partir de las normas nacionales e internacionales que dicta la Secretaría de Comercio, como la 319 del año 1999 que estableció, en un primer momento, los lineamientos para el etiquetado en eficiencia energética de diversos aparatos eléctricos, y se comenzó por los aparatos de aire acondicionado. Luego se amplió a lámparas fluorescentes, balastos y heladeras, y últimamente se sumaron motores, microondas, televisores y termotanques. A la espera de la aprobación están las bombas eléctricas, lámparas led y ventiladores de techo.
La recorrida con este diario comienza frente a la esfera integradora de Ulbricht, un equipo de importantes dimensiones donde se realizan los ensayos de eficiencia, mediciones de flujo y potencia de lámparas led. “En función de una serie de determinaciones se calcula la eficiencia y, a partir de esos datos, se genera la etiqueta”, resume Acosta. Los ensayos se realizan bajo las disposiciones del Organismo Argentino de Acreditación (OAA), un ente nacional con reconocimiento internacional.
“El proceso de certificación en seguridad eléctrica o en eficiencia energética son similares”, explica Cámara, pero hay diferencias: en este último hay productos regulados y otros que no lo están. “En seguridad eléctrica, todos los productos tienen que ser certificados y cuando son adquiridos, hay que verificar el sello (una “c” y una “s”) que avala su paso por la etapa de ensayo”. Este trámite es indispensable para todo producto destinado a una instalación eléctrica que se vende, desde una cinta de aislar hasta una plancha.
Como se dijo, el LAMyEN es también uno de los pocos laboratorios del país que hace ensayos de compatibilidad electromagnética, uno de los temas en que el equipo se capacitó en Madrid (España). Al respecto, Cámara cita un ejemplo: ¿qué pasa si en plena tormenta un rayo llega a través de la línea y se transmite a un artefacto, como un horno, que cada vez tiene más componentes electrónicos? Puede ocurrir que se anule el control de temperatura o la puerta se abra en forma intempestiva y suponga un riesgo para quien lo usa. Bueno, esas imprevisiones que pueden ser muy riesgosas son las que se pueden evitar con estas pruebas.
En otra habitación se realizan la mayoría de los ensayos de seguridad, incluida la verificación del sistema de puesta a tierra de electrodomésticos, aislaciones y temperaturas que se generan en el equipo para ver si algo de todo esto es peligroso para el usuario. ¿Qué se evalúa? Por ejemplo, que un equipo no se prenda fuego, que no produzca humo o un tóxico, ni provoque un accidente a quien lo utiliza. En la espaciosa sala hay herramientas, computadoras y máquinas para cada una de las evaluaciones, pero también elementos que, en otro contexto, llamarían la atención, como una “pata” de madera que permite medir si un pie humano puede quedar bajo una cortadora de pasto, o dedos de prueba para verificar que una mano no pueda quedar atrapada en la parrilla de un ventilador.
Un aparato con placas de yeso en su interior donde se prueba la seguridad de las guardas de una amoladora cuyo mal funcionamiento puede producir accidentes graves; cámaras de polvo para verificar que ese elemento no ingrese en los aparatos; otro equipo para probar el enrollamiento del carrete de una aspiradora; otro más para verificar el interruptor de una tostadora; un mecanismo para simular la flexión de los cables en su funcionamiento y verificar que no se rompan los conductores luego de un uso habitual; una plataforma donde se hacen ensayos de vibraciones para luminarias de la vía pública y una cámara de choque térmico, son algunos de los equipos que componen distintas áreas del laboratorio.
Otro sector está dedicado a ensayo y compatibilidad magnética, condición que se aplica “a rajatablas” por distintos reglamentos. “Ahora estamos evaluando equipos de electromedicina, por ejemplo, un módulo como el que va detrás de la cama de terapia intensiva desde donde la persona internada puede llamar a la enfermería”. En uno de los ensayos de perturbaciones conducidas ocurría que si uno tocaba el testigo para llamar a la enfermera, no funcionaba o daba falsas alarmas. “Todo eso se graba, se filma y se provee al fabricante para que busque una solución”.
Otro eje de trabajo es el de calibraciones: “Uno de los problemas que teníamos al inicio era que todo lo que teníamos que utilizar, por requisito del OAA, tenía que estar calibrado en laboratorios acreditados. En Santa Fe no hay ninguno, ni siquiera en la provincia. Desde el año 2015 se acreditó un laboratorio de calibraciones (LABMET) con el cual compartimos el sistema de calidad, uno de los pocos de la región”. Así, se pudo resolver un problema de muchos: no había ningún laboratorio acreditado que calibre balanzas y tenían que venir de Buenos Aires a hacerlo. El mismo servicio se ofrece a importantes laboratorios farmacéuticos de la zona.
Flavio Raina Microondas, motores y televisores se sumaron a los ensayos en eficiencia energética que ya se hacían sobre aparatos de aire acondicionado, de acuerdo con normas nacionales e internacionales.Microondas, motores y televisores se sumaron a los ensayos en eficiencia energética que ya se hacían sobre aparatos de aire acondicionado, de acuerdo con normas nacionales e internacionales.Foto: Flavio Raina
POCO CONSUMO, MENOS GASTO
—¿De qué hablamos cuando hablamos de eficiencia?
Cámara: —De hacer lo mismo con menor consumo de energía. Si se ilumina una habitación, que se haga gastando menos energía. Incluso ahora esta tecnología se está aplicando a viviendas (N. de la R. A fines de octubre fue sancionada la ley provincial para etiquetado de eficiencia energética en viviendas).
—¿Por qué es tan importante que un electrodoméstico sea eficiente?
Cámara: —Todos los países más avanzados tratan de consumir la menor cantidad de energía eléctrica posible porque en función de eso habrá menor generación de energía. Nuestro país está involucrado en generar energía a través de recursos renovables -eólica, solar- que es otro desafío a nivel mundial. En medio de esa problemática, cuanto más eficientes sean los equipos, mejor.
—¿La eficiencia empieza por casa y sigue por las empresas, o unos y otros están parejos en la adaptación?
Acosta: —Están parejos: con la actualización de las tarifas, las empresas están muy abocadas a la eficiencia y en la provincia hay programas de financiación para volcarse a renovables o efectuar programas en ese sentido. En mi caso, hice un curso para gestores energéticos cuya función es hacer más eficientes no solo a los equipos sino también a los procesos. Porque la mejor forma de ahorrar energía es no usándola. Si la uso, la tengo que comprar.
Las empresas se adaptaron también por una cuestión monetaria, porque el impacto de las tarifas es muy grande en los procesos y se puede lograr un ahorro muy importante, desde el simple cambio de una luminaria por una más eficiente como la led, hasta la temperatura adecuada para un producto.
Cámara: —A nivel de los usuarios, el objetivo es pagar menos y a nivel de las empresas también, pero se suma la competitividad. Porque si se quiere competir con una empresa extranjera, la eficiencia energética es clave.
Acosta: —En el país estamos en un proceso de transición con esta actualización tarifaria que obliga a hacer un uso más responsable de la energía con lo cual se abocan esfuerzos a esas cuestiones, desde el mantenimiento y la evaluación del proceso para ser más competitivos porque, si no, te quedás afuera.
—¿Son más costosos los artefactos eficientes?
Cámara: —En un estudio para el Túnel Subfluvial se analizó reemplazar tubos fluorescentes por led y se evaluó que el mayor costo inicial se podía amortizar en un año o año y medio. En unos meses, la mayor comercialización de led -que hizo bajar los precios- y el incremento del costo de la energía, posibilitó que ese retorno de la inversión se produzca en menos tiempo.
Acosta: —Producir equipos con eficiencia energética cuesta más. Para que una heladera sea más eficiente, tiene que mantener mejor el frío y para eso se requiere una mayor aislación con paredes más gruesas y materiales más efectivos. Si se toma una lámpara led y se compara una más eficiente con otra que no lo es, puede haber un 80 % de diferencia entre una y otra. Entonces, el impacto es grande.
Eficiencia: Consiste en lograr un menor consumo de energía ejerciendo el mismo trabajo, lo que repercute en una reducción del costo de la factura de electricidad. Una eficiencia energética A+ puede suponer un ahorro de un 58%; si es A+++, se puede lograr hasta un 76% de ahorro y con un consumo de tan solo 150 kWh.
- Etiqueta: La resolución 319/99 estableció la obligatoriedad de la etiqueta de eficiencia energética en artefactos eléctricos de uso doméstico: aires acondicionados, heladeras, lavarropas eléctricos y elementos de iluminación. También se establecen valores mínimos de eficiencia que los productos deben cumplir y por debajo de estos niveles no se pueden comercializar.
- Los más y los menos: Las heladeras son los electrodomésticos que más energía consumen con un 30% del total. Le siguen los televisores y las computadoras, con más de un 12%. La plancha es uno de los que más consume debido a sus altas potencias. Entre los que menos consumen están los hornos (8.3% del total), el lavavajillas (6.1%) y lavarropas (11.8%).
Para el próximo año está en desarrollo una investigación relacionada con eficiencia energética asociada a seguridad eléctrica y enfocada en inversores -utilizados en la conexión de paneles solares a la red-. El LAMyEN es el primer laboratorio que acreditó la norma de seguridad eléctrica en este campo.