Por qué la tormenta arrasó con las golondrinas en Plaza Constituyentes
Se concentraron porque estaban a punto de migrar a Paraguay y Brasil. A la noche, se agrupan en las ramas como estrategia de defensa frente a las lechuzas y eso las hizo vulnerables al “azote” del viento y la lluvia.
Flavio Raina Triste agonía. El lunes a la mañana, los santafesinos se conmovieron al ver cientos de golondrinas muertas o agonizando en la plaza.
Es un mecanismo de defensa antidepredatorio que esta vez les jugó en contra. Cientos de golondrinas murieron en la Plaza Constituyentes el lunes porque las ráfagas de más de 100 kilómetros por hora las barrieron de los árboles y al estar todas mojadas no pudieron volar y se golpearon contra el piso. Algunas no sobrevivieron al impacto, otras —aturdidas— se ahogaron en los charcos y muchas agonizaron frente a la impotencia de muchos santafesinos que quisieron ayudarlas (algunos hasta se las llevaron a sus casas).
El Dr. Adolfo Beltzer, jefe de Ecología de Aves Acuáticas e investigador del Conicet (Inali/UNL), le confirmó a El Litoral que son golondrinas domésticas o urbanas (Progne chalybea), aunque también observó algunas torcazas en las fotos.
¿Por qué estaban todas juntas? Por una coincidencia fatal: en marzo comienzan a agruparse en bandadas en las ramas de los árboles —dormideros— para emigrar juntas a Paraguay, Brasil y el norte argentino, en donde pasan los meses más fríos. Son días en los que tratan de alimentarse lo mejor posible porque necesitan acumular grasa —combustible— para la larga migración. Viajan entre 6 y 8 horas por día y durante un período que puede llegar al mes y medio. A la ciudad —en realidad al centro de la Argentina— vuelven en primavera y son bienvenidas porque se alimentan de mosquitos y otros insectos.
Flavio Raina
La causa. Al estar completamente mojadas, las aves no pudieron volar cuando el viento las arrancó de las ramas de los árboles y se golpearon fuerte contra el piso. Foto: Flavio Raina
La tormenta las encontró todas juntas y una al lado de la otra, porque durante la noche se agrupan en fila como estrategia de defensa contra las lechuzas de los campanarios, que las cazan. “Cuando este predador se acerca, salen todas en estampida para desorientarlas y defenderse, pero siempre la lechuza alguna caza. A veces sucede al atardecer y es todo un espectáculo ver salir a la bandada de golondrinas de los árboles”, contó Beltzer.
En un trabajo que envió a El Litoral, para explicar porque las golondrinas también se concentran en la zona de la terminal, el especialista del Conicet y la UNL recordó que el instinto migratorio de las aves se dispara cuando el sistema nervioso advierte que las horas de luz comienzan a acortarse.
En Santa Fe, además de la golondrina doméstica, también se puede observar la “tijerita” (Hirundo rústica), que es famosa por su cola —que se abre como una tijera— y por su larga migración a California (Estados Unidos); y la “ceja blanca” (Tachycineta leucorrhoa), una golondrina pequeña y negra que se deja ver en las orillas de los ríos y lagunas. En la Argentina hay unas hay 14 especies distintas de golondrinas.