Ante la permanencia del nivel bajo del río Paraná en nuestra región vuelve a emerger sobre la superficie el fondo lagunar de la Setúbal. Con ello aparece nueva vegetación que cuando el río crezca va a contribuir a la retención de sedimentos. Esto puede generar la aparición de nuevas islas y así la laguna dejaría de ser un gran espejo de agua para pasar a ser un delta.
Este fenómeno natural ya se pudo observar durante el último período en el que el río volvió a crecer y superó los 3 metros en el hidrómetro local. Pese a ello, algunos "manchones verdes" se mantuvieron sobre la superficie de la laguna, frente al Ceride, frente a los espigones y en su nacimiento, en las desembocaduras de los cursos que la abastecen: el delta del Leyes al este y los Saladillos Dulce y Amargo, al oeste.
Desde el Departamento de Sedimentología de la FICH UNL varios especialistas vienen investigando a lo largo de los años el comportamiento de los ríos de la zona. Uno de ellos es el geólogo Carlos Ramonell.
-¿Ante este escenario de permanencia de río bajo y posible retorno a las marcas históricas del año pasado, se puede a acelerar el proceso de transformación de la laguna Setúbal en un sistema más parecido a un río? -fue la consulta al especialista.
-Yo no diría que se acelera, sino que el proceso no se detiene. La consolidación del avance sedimentario y formación del delta continúa. Lo que puede llegar a ocurrir en detrimento a ese avance es que el volumen del sedimento sea menor, porque parte importante del mismo es arrastrado cuando el río está alto. Entonces, si permanece bajo disminuye la cantidad de sedimentos que ingresan a la laguna. Ahora, por ejemplo, está llegando en suspensión por la turbulencia del flujo el sedimento fino desde el río Bermejo. Cuando ese flujo atraviesa las islas vegetadas del frente del delta, las herbáceas actúan como tamiz o filtro que retiene dicho sedimento. En consecuencia, el avance del delta no se detiene.
Por otra parte, "las lluvias en la alta cuenca terminan en marzo, siendo las más importantes del año las que ocurren de noviembre a febrero. Y justamente no hubo grandes lluvias en los sectores neurálgicos de la cuenca durante ese período. En consecuencia, el pronóstico hacia el segundo semestre de este año no es bueno, y allí residirán las mayores dificultades", sentenció.