El Litoral
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A fines del siglo pasado había playas habilitadas, bares y escuelas de deportes náuticos. Pero las inundaciones y asentamientos irregulares transformaron el sector.
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Vecinos del noreste de la ciudad reclaman al Municipio que recupere para el uso público las playas abandonadas ubicadas al norte de los espigones, sobre la laguna Setúbal y construya accesos públicos para bajada de embarcaciones. También piden que se consolide la defensa costera, al igual que en el resto de la costanera —al sur de los espigones—, “ya que la actual defensa pertenece a las casas particulares que levantaron murallones y nada más”, aseguran.
“Toda la población de la ciudad podría disfrutar de estos espacios que en el siglo pasado eran parte del recorrido y disfrute de los santafesinos”, señalan los vecinos de Guadalupe al noreste.
“Pocas ciudades en el mundo tienen 10 kilómetros de playa. Nuestra querida ciudad de Santa Fe los tiene y sin embargo no lo parece”, agregan Lautaro Massa y Geraldine Betemps —vecinos de la zona—. “Sólo se habilitan escasamente algunas pocas y el resto de la costa se encuentra librado a la mugre y el riesgo”, aseguran.
Dicha zona de la ciudad supo ser muy codiciada en décadas pasadas, cuando existía un solarium de arena limpia y funcionaban las denominadas playas Los Sauces y Playa Norte. Incluso unos 30 años atrás (en la década del ‘80) también funcionaban escuelas de windsurf y vela, había paradores, bares y un boliche, además de la presencia de vecinos que construyeron sus viviendas particulares en el albardón sobre calle Riobamba al norte (hasta el 8600), contra el bello paisaje de la laguna.
¿Qué pasó?
Todo hacía presumir que a esta promisoria zona de la ciudad llegarían obras de urbanización e infraestructura. Pero ello nunca ocurrió. El castigo natural de las sucesivas crecientes y el asentamiento irregular de vecinos en zonas inundables hicieron del lugar un sector “fantasmagórico”. Incluso algunos de quienes habían construido sus viviendas decidieron mudarse, aparecieron ocupas, las playas y paradores desaparecieron y así la vida social del lugar se fue transformando hasta quedar en estado de abandono.
Hoy el inmenso arenal que nace en el Espigón II —altura de calle Cardenal Fasolino— y se extiende hacia el norte hasta el límite urbanizado de la ciudad (Riobamba al fondo) está invadido por juncos, yuyos y mugre. El verano pasado la zona era utilizada por algunos pocos que circulaban en forma ilegal a bordo de cuatriciclos —no están habilitados— con el consiguiente peligro para visitantes de a pie, y por algunos pescadores.
Entonces la Municipalidad bloqueó las bajadas a la playa —como la de calle French—, pero esto despertó el malestar de los usuarios responsables. “Lo que se ha logrado es que quienes quieren acceder a la playa con la intención de trabajar —pescadores o con la intención de navegar —piraguas, botes, pequeños veleros— en un marco de respeto medioambiental, no pueden hacerlo y se ven obligados a hacer malabares para bajar las pequeñas embarcaciones, mientras ven pasar por la playa a los cuatriciclos que bajan por otros lados”, se quejó Massa.
Otra época
Un tiempo atrás, la zona de playa Los Sauces era habilitada por el club Luz y Fuerza, pero en las últimas temporadas de verano quedó clausurada. Recientemente, el Yacht Club Santa Fe destinó en una parcela cedida por el club Ciclón Racing una sede sobre la playa —a la altura de Italia y Larrea— para deportes a vela. De esta forma un sector de la playa fue acondicionado y ahora puede ser disfrutado por quienes practican el yachting. Pero este es un caso aislado en la zona y obedece a una iniciativa privada.
El resto de los vecinos de la ciudad todavía esperan las obras que le den garantías de seguridad e higiene para poder disfrutar de la zona pública de Playa Norte. Para ello es necesario que se acondicione el inmenso arenal abandonado, se construyan rampas de acceso público para deportes náuticos y se dote de infraestructura.
Un plan
Tras la última emergencia hídrica acaecida el año pasado, la Municipalidad de Santa Fe decidió trasladar a los vecinos que se habían asentado de manera irregular durante las últimas décadas en la zona de Bajo Judiciales, Playa Norte y Bajo Gada, y evitar así que sigan sufriendo las consecuencias de la inundación cada vez que el río sube. Para ello firmó un convenio con el gobierno nacional y construyó viviendas para trasladarlos muy cerca de allí, en el flamante barrio Nueva Esmeralda Este.
Dicho operativo de traslado comenzó a principio de este año y está en marcha. Pero hasta el momento no se informó cómo evitarán nuevos asentamientos en dichas zonas bajas ni cuál es el plan urbano para el futuro de la zona de Playa Norte. Dicho plan existe pero hasta el momento no se dio a conocer. Esto genera suspicacia entre quienes temen que la dilación se deba a intereses de privados en detrimento del espacio público.
“Los santafesinos estamos hechos de este paisaje de aguas, que a veces nos pasan por arriba, pero que también podemos amar y disfrutar”, reflexionaron Massa y Betemps, quienes insisten en que en este lugar hay una “deuda ambiental y social” y que se vive “de espaldas al río”.