"Yo les dije a los vecinos que ni se les ocurra dejar el auto ahí porque se los traga la tierra en cualquier momento", dijo desde atrás del tapabocas un frentista que peina canas, parado ante el hundimiento que se formó de nuevo sobre la carpeta de hormigón armado frente a la vecinal Mariano Comas, en Urquiza y Cándido Pujato.
El vecino que desde hace años vive al otro lado de calle Urquiza, frente a la institución barrial, cuenta sobre el problema como algo a lo que ya se acostumbró. Algo que ya no lo asombra. Y se dispone a convivir con el hundimiento que la última vez amenazó la estabilidad de los cimientos de algunas de las viviendas de este residencial barrio ubicado a cien metros al norte de bulevar Pellegrini.
El socavón de Urquiza, un problema de larga data
La última lluvia transformó al hundimiento en "un lago". Tiene al menos unos cinco metros de largo por tres de ancho. Y un desnivel pronunciado que cada vez se hace más profundo. Pero todavía no se rajó ni se transformó en un pozo. El hormigón reforzado durante las últimas obras de reparación de 2014 lucha por mantenerse firme. Pero si se llega a estacionar un vehículo de gran porte en el lugar puede llegar a ceder y colapsar. Al menos eso aparenta.
Por ello es que la Municipalidad colocó un vallado en toda la zona. Fue a pedido de los vecinos del barrio. Hace dos semanas atrás presentaron un reclamo formal en la línea de Atención Ciudadana 0800 777 5000. Todos los días concurren a la vecinal distintas niñas, niños y adultos a realizar actividades artísticas, yoga, gimnasia, baile y otras disciplinas. Por eso el riesgo es aun mayor.
Se dijo, en 2014 fue la última reparación. Aguas Santafesinas realizó una obra de ingeniería millonaria para solucionar -supuestamente- en forma definitiva el problema. Las tareas demandaron un año. Los operarios trabajaron a seis metros de profundidad. Se colocaron 70 metros de cañería de una nueva colectora cloacal. Luego se rellenó el suelo, fue compactado y se construyó la carpeta de hormigón armado. Tema solucionado. O no.
Por haber realizado esas obras, ahora Aguas Santafesinas dice que "no tiene injerencia" en el nuevo problema. Las tareas "fueron realizadas conforme a las normativas del municipio, fue finalizada, recepcionada y los períodos de garantía están caducos", indicó enfáticamente el vocero de ASSA, Germán Nessier.
Por su parte, desde el Municipio se informó que el vallado preventivo fue colocado para evitar accidentes. Y que, si bien hay que realizar verificaciones, la obra de reparación debería realizarla Assa. El 19 de febrero la Municipalidad presentó el reclamo ante esa empresa de servicios públicos (Nº 052/2020). Pero desde la misma le "devolvieron la pelota" al intendente Emilio Jatón. Mientras tanto, en el medio están los vecinos que "ven el partido desde afuera", y alertan que podría agravarse. Son los perjudicados.
El problema no es nuevo. Sistemáticamente, cada unos cinco años, el pavimento se vuelve a hundir hasta que se desmorona. Lo reparan, pasan otros cinco años y otra vez lo mismo. Pero ahora Aguas Santafesinas dice que el problema ya no le pertenece. ¿Entonces?