Viernes 24.6.2022
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Podría haber sido el personaje de una novela de Joseph Conrad al estilo “Lord Jim”, el protagonista de una película de Akira Kurosawa o una creación de Emilio Salgari. Pero fue real. Y forma parte de la amplia galería de visitantes pintorescos que tuvo la ciudad de Santa Fe durante el siglo XX. Yoshitaro Okada, el periodista japonés que dedicó la mayor parte de su vida a recorrer el mundo para brindar conferencias a sus paisanos, que convivió con las culturas más diversas desde Estados Unidos hasta Tierra del Fuego y que intentó desentrañar los misterios de la humanidad, recorrió las orillas de la laguna Setúbal en 1931, en el marco de una visita que incluyó variados puntos de la República Argentina.
Archivo La Nación de Santiago de ChileOkada arribó a Santa Fe a mediados de diciembre de 1931, mientras se desempeñaba como corresponsal para el diario Shokokumin-Ehimmer” de la ciudad de Osaka, un medio de comunicación que tenía en ese entonces un tiraje que rondaba los 300.000 ejemplares. La motivación de los viajes, que financiaba gracias al dinero que le pagaban por sus artículos, era escribir un libro sobre los aspectos culturales, sociales, económicos y espirituales de los distintos países. Según el diario El Orden, que publicó una fotografía y una extensa reseña sobre Okada el 16 de diciembre de 1931, era “verdaderamente obra de un romántico”.
De Misiones a la Patagonia
El impresionante raid del periodista había comenzado en 1901. A lo largo de los años, recorrió parte de Europa, atravesó el estrecho de Bering, se internó en las frías regiones del Yukón para cruzar toda la América del Norte, Central y Sudamérica, pasando por el estrecho de Magallanes. Hizo a pie el trayecto de la Patagonia hasta Buenos Aires, para luego hacer escala en la capital de la provincia de Santa Fe.
Archivo El Orden / Hemeroteca Digital Castañeda“He estado ya hace veinte años en este país. Y mis observaciones no pueden ser más satisfactorias si se advierte la generosidad de sus ciudadanos, la gran extensión de su suelo, que favorece la producción en todos los órdenes y sus paisajes admirables de la Patagonia y de Misiones, solo comparables con los de Suiza y también a los que se recuestan sobre la falda del bello Fusiyama, allá en mi tierra”, manifestó ante Diario El Orden, en una visita a la redacción de ese medio periodístico santafesino.
Como dato de color, el diario santafesino consignó que Okada, a diferencia de los demás ‘globe trotters’, no solicitaba dádivas públicas ni ofrecía tarjetas. “Mi diario me costea todos los gastos en esta verdadera aventura que se iniciara hace treinta años y en la cual solo una vez he estado enfermo por tres días”, explicó el propio reportero japonés.
Okada en Valparaíso. Archivo La Nación de Santiago de ChileEl mismo año que hizo escala en Santa Fe este curioso personaje oriental había pasado una temporada de convivencia con los selk’nam en Tierra del Fuego. Proceso del cual se conserva una fotografía que, según narra José Luis Alonso Marchante en su libro “Selk’nam: genocidio y resistencia” muestra a Okada compartiendo una comida con el legendario hechicero Pacek y su familia.
Alonso Marchante sostiene que la conexión que logró con los selk’nam (un pueblo amerindio que vivió hasta principios del siglo XX vivía en el norte y centro de la isla Grande de Tierra del Fuego) tuvo mucho que ver con su propio itinerario vital nómade y de continuo desarraigo. Un dato colorido: mientras estuvo en Santa Fe, Okada admitió ante los periodistas que dialogaron con él que su pretensión era viajar veinte años más para así cumplir el récord de medio siglo como globe trotter.
Portada del libro sobre los Selk'nam que hace referencia a Okada.