Según lo confirmó Soledad Artigas, quien está a cargo de la Dirección de Mujeres y Disidencias, hasta el 11 de noviembre, la Municipalidad registró 1894 casos de violencia de género. Si bien, la funcionaria asegura que los número no crecen exponencialmente, se realiza "la atención de cinco personas por día en promedio". Un dato que asusta para la cantidad de habitantes de la ciudad.
Bajo este marco, desde el Movimiento Ni Una Menos de Santa Fe convocaron a una marcha desde la Plaza del Soldado hasta Plaza de Mayo. Con el fin de visibilizar la violencia que siguen viviendo a diario, miles de mujeres marcharon por calle San Jerónimo entre cánticos, bombos y banderas. Al llegar a Casa de Gobierno, se realizó un acto formal encabezado por las agrupaciones feministas.
Dentro de los miles de testimonios de violencia psicológica, física y micromachismos que vivieron las mujeres que decidieron decir presente este 25N, está el caso de Verónica Ramírez y su hija Valentina Escalante. En medio de las bengalas de humo color violeta, los gritos de aliento y protesta y las banderas, se encontraba la hija mayor de Verónica. Sostenía un cuadro con una foto que se podía reconocer rápidamente, tal vez por las cientos de veces que se vio en las redes sociales cuando madre e hija habían sido encontradas muertas en su casa de barrio Punta Norte, el 25 de mayo de 2019.
"Cuando pasó el femicidio de mi mamá y mi hermanita recibimos el apoyo de todas las mujeres y más. No me alcanzan las palabras para expresar cómo nos acompañaron ese año y a partir de ahí no faltamos más a las marchas", expresó su hija mayor, quien estaba junto a otro grupo de mujeres y chicos.
"A Verónica y Valentina las asesinó la pareja de mi mamá, Hugo Blanco", dijo con contundencia. Además adelantó que en abril del próximo año comenzará el juicio oral al supuesto femicida (porque aun no ha sido juzgado) que primero habría matado a puñaladas a la nena de 10 años para que su madre sufriera y luego a su ex pareja.
El caso de Verónica y Valentina no es el único en la ciudad de Santa Fe. Sin embargo, el dolor que guardan los familiares que han perdido a una mujer por violencia de género ya no se contiene dentro ni se desborda en lágrimas, sino que se descarga en los gritos de justicia y se siente en los pasos firmes que dan en cada marcha.