Cuestionan la falta de mantenimiento del lago del Parque Sur
Un “manto” verde cubre gran parte de la superficie del emblemático lago de la ciudad. Desde el Municipio dicen que no cuentan con los fondos suficientes para retirar la vegetación. “Sólo se puede entrenar cuando el viento los apila a un costado”, dice el remero olímpico Rubén Rézola.
La mitad. Así estaba el lago del Parque Sur en los últimos días, lleno de repollitos.
Guillermo Di Salvatore.
El lago del Parque Sur se llenó de repollitos que cubren gran parte de la superficie del espejo de agua. Lo que a priori es un fenómeno natural se transformó en un problema. Sobre todo para los deportistas que utilizan ese lago para los entrenamientos de deportes náuticos como el canotaje. Uno de ellos es el atleta olímpico local Rubén Rézola, quien sólo puede utilizarlo “cuando el fuerte viento los apila a un costado”, cuenta.
La presencia de repollitos en el lago del Parque Sur no es una novedad. “Ha proliferado de una manera realmente increíble. Hoy está ocupando prácticamente la mitad de la superficie del lago”, contó el presidente del Club Náutico El Quillá, Enrique Serrao. Su proliferación es algo natural y cumplen una función en el ecosistema. La Pistia stratiotes, o repollito de agua, es una planta acuática flotante que pertenece a la familia Araceae. Las hojas tienen forma de roseta, son de color verde opaco, peludas y estriadas. Las raíces cuelgan sumergidas debajo de las hojas flotantes. Las flores se agrupan en una inflorescencia que contiene flores masculinas y una sola flor femenina.
Guillermo Di Salvatore.
Pero de tan bellas estas plantas también pueden ser un problema, ya que su proliferación puede llegar a impedir el paso fluvial de embarcaciones livianas, como canoas o kayaks, y además puede llegar a reducir la biodiversidad de un ambiente, ya que forma sobre la superficie una masa compacta que evita el paso del oxígeno del aire al agua, esta falta de oxigenación del agua mata a los peces, también bloquea a las plantas sumergidas nativas alterando la distribución y desarrollo de las comunidades de plantas acuáticas autóctonas.
El pedido de El Quillá
Por ese motivo desde El Quillá, que está a orillas del lago, debieron suspender las actividades náuticas y reclaman la remoción de los repollitos. “Esto se soluciona sacando el repollito”, explicó su presidente. “La Municipalidad empezó a hacerlo con redes, los ponían en camiones y los llevaban a la compostera que está en la ruta Nº1”, mencionó el dirigente. “Pero después dijeron que salía muy caro, que no se podía hacer y se frenó todo”. Entonces los repollitos continuaron su proliferación.
Desde el Municipio admiten el problema. Se realizaba un control permanente para retirarlos. Pero “se dejó de hacer por los altos costos”, explicaron. Limpiar el lago todas las semanas “es imposible, tanto en términos de recursos humanos como económicos”, dicen desde el gobierno local. Ya se hizo un par de veces, pero la solución de fondo es la utilización de una bomba para oxigenar el lago y que no se produzca tanta vegetación. Ello tiene un costo alto. Entonces le pidieron ayuda al gobierno provincial. Y hasta el momento no llegó la solución.
La proliferación del repollito impide la oxigenación. Guillermo Di Salvatore.
El remero Rubén Rézola es uno de los que utiliza el lago del Parque Sur habitualmente para entrenar. Con sólo 31 años, el santafesino participó de tres olimpíadas representando a Argentina, en Londres, Río de Janeiro y Tokio, y ganó tres medallas en juegos Panamericanos. Fue oro en Toronto, Canadá; plata en Guadalajara, México; y bronce en Lima, Perú. Además, fue elegido como uno de los cinco mejores canoistas argentinos de la última década. Pero no puede entrenar en el lago de su ciudad porque los repollitos se lo impiden. “Solamente se puede ‘entrenar’ los días como hoy que hay mucho viento y se acomoda todo de un solo lado”, le dijo a El Litoral. Lo mismo les ocurre al resto de los remeros.
La foto es de archivo y muestra a Rézola entrenando en el lago cuando no había repollitos. Flavio Raina.
“Nunca había pasado esto”, dijo Serrao, quien recordó que en otra oportunidad hubo otro problema, con la presencia de un alga que generaba “un olor particular que inclusive llegó a sentirse hasta el norte de Santa Fe”. En aquella oportunidad “se puso en condiciones el lago, con chorros que tiraban agua adentro y dos bombas que recirculaban el agua. El lago estaba como nunca y desgraciadamente se abandonó -dijo el presidente del Quillá-, y encima al problema se le suma el vandalismo, porque se llevaron absolutamente todos los tableros, cables y bombas”.
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