A los problemas de circulación y tránsito en la avenida Salvador del Carril, en el centro este de la ciudad de Santa Fe, ahora se le suman los trabajos de bacheo que encaró el municipio en ese corredor.
Hay tramos donde la calzada está reducida a una mano y genera embotellamientos. Por el corredor circulan dos líneas de colectivos.
A los problemas de circulación y tránsito en la avenida Salvador del Carril, en el centro este de la ciudad de Santa Fe, ahora se le suman los trabajos de bacheo que encaró el municipio en ese corredor.
Vecinos de la zona remarcan la importancia de las obras de refacción en la vía pública pero insisten con los problemas en la circulación. Autos mal estacionados en una avenida angosta, sobre pasos y la presencia de dos líneas de colectivos (8 y 9) hacen que constantemente se armen atolladeros, según comentaron con El Litoral.
Con las obras de bacheo y su respectiva señalización, la calzada quedó reducida a la mitad o menos. “Si antes teníamos problemas para esquivar los pozos, ahora tenemos un tránsito mucho más lento porque no se hicieron desvíos y todos transitan por Salvador del Carril”, apuntó un vecino.
La cuestión, como se expuso en notas anteriores de El Litoral, es que el corredor es uno de los pocos que conecta la costanera santafesina con las avenidas General Paz y Aristóbulo del Valle con circulación de dos manos.
Al mismo tiempo, Salvador del Carril creció en los últimos años como sector comercial con negocios de diversos rubros como supermercados, tiendas de ropa e incluso con locales gastronómicos. Todo lo cual, se convirtió en un atractivo para que los vecinos de los barrios cercanos se acerquen.
“Celebramos que se arreglen los sectores donde estaba con problemas la calle pero deberían haber encontrado la manera de controlar el tránsito. Pasan muchos autos, camionetas y dos líneas de colectivos; y ahora todo junto en un espacio muy reducido”, aportó otra vecina que se comunicó con el diario.
En las imágenes que ilustran el artículo se puede apreciar, por un lado, lo lento de la circulación y, por otro, lo “ajustado” que quedó el espacio para el tránsito doble mano que a diario pasa por allí.