Sábado 3.9.2022
/Última actualización 16:29
Una pareja con una pequeña de 2 años está de paso en la ciudad de Santa Fe, en su viaje sin fin por el mundo. Se mueven en un Ford Falcon del año 1981, al que llaman "La Makinola". El auto transformado en hogar itinerante es amplio y generoso. Y en esta segunda mitad del viaje le anexaron una mini casa rodante. La familia viaja desde hace ya cinco años, recorriendo América y Europa, sin fecha de regreso a Buenos Aires, su lugar de origen. Y por estos días los primeros mates se preparan junto al amanecer en la Costanera Este de Santa Fe.
Fue Juan Marchetti (44), quien en 2016 decidió renunciar al trabajo que tenía en un restaurante marplatense para comprarse "La Makinola" y salir a recorrer el mundo. A ese sueño se sumó más tarde su pareja, Marina Mango (32), de Buenos Aires. Así fue como un día salieron juntos por las rutas a bordo de este Ford Falcon ploteado con la bandera argentina, para recorrer cada rincón de América hasta llegar a Estados Unidos. No conformes con ello, cruzaron el océano Atlántico en barco hasta Europa, para continuar su aventura sobre ruedas. Hasta que en Italia la pandemia de coronavirus puso freno al viaje. "Retornamos a Uruguay y dejamos el coche allí dos años", cuenta su conductor. Pero cuando se volvió a "abrir el mundo", cargaron el tanque y pusieron otra vez primera.
Padres en viaje
Durante el viaje cosecharon miles de anécdotas que los llenan de emoción. Pero la sorpresa más grande ocurrió en Nueva York, cuando se enteraron de la llegada de Martina (2 años), la niña nacida en la ruta, para completar la familia rodante a bordo de "La Makinola". "Ahora paramos en todas las plazas y me encanta transmitirle mi pasión viajera", dice Juan. Para tener mayor comodidad anexaron al coche una casita rodante. Y ahí van los tres, con la vida en Falcon, como el nombre de la película de Gaggero.
La excusa para visitar Santa Fe fue un encuentro de autos clásicos que se hizo el fin de semana pasado. "Llegamos de noche y cruzamos el puente Colgante todo iluminado; no lo podíamos creer", dice Juan. Después de compartir con amigos decidieron quedarse unos días más para disfrutar de la ciudad. Estacionaron a "La Makinola" sobre la Costanera Este, con esa privilegiada vista hacia la laguna Setúbal y la playa. Ese es un rincón de la ciudad que en los últimos años se transformó en el lugar elegido por muchos viajeros que están de paso.
"Estamos haciendo una gira por el norte argentino en busca del calorcito, con la intención de llegar a Misiones", cuenta Juan, quien asegura que para ellos "La Makinola" es "una fábrica de sueños". Es que este es un emblemático auto que se fabricó en Argentina entre los años 1962 y 1986. Fue uno de los primeros coches medianos en llegar al país y uno de los pioneros de una nueva etapa de la industria automotriz nacional. Por lo que hoy en día es un auto muy venerado y existe gran cantidad de clubes de fanáticos. La "perla negra" de su historia es, quizá, su utilización como patrullero para perpetrar secuestros y asesinatos durante la última dictadura militar.
Y "La Makinola" no le escapa a esa historia negra, ya que fue un móvil de la Armada Argentina, antes de ser un taxi porteño con parada en avenida Panamericana y Márquez. Luego lo compró Hugo, un mecánico que lo restauró a nuevo, lo paseó por todo el país, y se lo terminó vendiendo a su actual propietario, Marchetti.
Stickers. Durante el viaje fueron pegando distintos recuerdos de cada rincón de América y Europa. Crédito: Fernando NicolaUn "fierro"
"Es un auto que representó muchísimo a lo largo de todo el continente, nunca me hubiese imaginado cómo atrajo a la gente en cada lugar que visitamos", dice Juan. "Y nos terminó llevando incluso a Europa".
Cuando Juan compró "La Makinola", el cuenta vueltas ya marcaba 1 millón de kilómetros recorridos. El motor es un "fierro fiel" y sencillo para realizarle reparaciones y mantenimientos. Así que le pudieron sumar miles de nuevos kilómetros, con un consumo aproximado de unos 10 litros cada 100 kilómetros. "Cambiamos montones de platinos y un pistón en México, pero no fue ningún impedimento gracias a la sencillez de su motor".
El sueño de Juan comenzó en 2017 con un viaje exploratorio desde Mar del Plata hasta Santiago del Estero, a donde se iba a realizar un encuentro de fanáticos de Ford Falcon. "Pero cuando llegué a Santiago me di cuenta de que quería seguir viajando y seguí hasta Centroamérica, a donde más tarde se sumó Marina", recuerda, sentado sobre el costado de "La Makinola", con una sonrisa en su rostro, mirando la Setúbal. A un costado rueda su hija, Martina, sobre un monopatín.
Fierro. "La Makinola" tiene un motor sencillo para su mantenimiento y reparación. Crédito: Fernando NicolaUno de los momentos más fuertes para Juan fue cuando visitó la Ford Motor Company en Detroit, Estados Unidos. "Nos recibió el vicepresidente de la marca, yo no lo podía creer", dice, y se vuelve a emocionar. "Fuimos invitados de honor, representamos a Argentina con nuestro coche que tiene la bandera y su motor, el sello de la industria nacional", se enorgullece.
-El Falcon es un auto con mucha "sed", ¿cómo hacen para llenarle el tanque de combustible?
-Fuera de Argentina el combustible es un poco más económico, pese a que no tiene la misma calidad. Así que no tuvimos muchos inconvenientes.
Argento. El motor tiene el sello de la Industria Argentina, un orgullo para Juan, su dueño. Crédito: Fernando NicolaLa foto en "Gas Monkey"
Otra de las grandes anécdotas que cosechó "La Makinola" fue su paso por el "Gas Monkey Garage", en Dallas, Texas (Estados Unidos). "Lo veía en la tele y estar ahí fue increíble", dice Juan. Y cuando la estrella del reality show "Fast N' Loud" (Discovery) y dueño del taller "Gas Monkey", Richard Rawlling, pegó su sticker del mono en el cristal de "La Makinola", Juan pensó :"Llegué", y le estrechó un abrazo a su ídolo, con millones de seguidores en todo el mundo. "El tipo se subió al auto y nos tomamos unas fotos".
En esta nueva etapa de viaje post pandemia piensan ir "despacito, conociendo cada lugar", cuenta Juan, que ya recorrió junto a su familia el casco histórico de Santa Fe, los museos, los estadios de Unión y Colón, y tienen pendiente todavía visitar la cervecería. "Me sorprendió la ciudad pero también la calidez de su gente, se acercaron muchos seguidores".
Ahora la familia de "La Makinola" piensa cruzar el túnel subfluvial rumbo a Entre Ríos para recorrer la vecina provincia con rumbo norte. Quieren seguir ofreciéndole a los curiosos que se acercan a conversar el fibrón negro con el que cada uno deja su recuerdo firmado en el techo del auto. "La idea es seguir, sin apuro, seguir y seguir viajando".