Fue uno de los debates del verano en Santa Fe. Los embalsados que se instalaron en la Laguna Setúbal a la altura de los pilotes del viejo puente ferroviario pasaron a ser parte del paisaje ribereño local.
La vegetación quedó cerca de sobrepasar las viejas estructuras del cruce de hierro. Todo dependerá de cómo evolucione el río.
Fue uno de los debates del verano en Santa Fe. Los embalsados que se instalaron en la Laguna Setúbal a la altura de los pilotes del viejo puente ferroviario pasaron a ser parte del paisaje ribereño local.
La gran vegetación que llegó y se formó con el repunte del río Paraná, bloqueó el paso de la Setúbal o, como se dice en la jerga, la “tapió”.
El embalsado que por estas semanas impide la normal navegación por el espejo de agua santafesino, no es el mismo que irrumpió en el verano. Aquel, foco de un ida y vuelta entre navegantes y kayakistas y autoridades locales, apareció en noviembre y persistió hasta la propia naturaleza los corrió.
El de ahora, pareciera ser más portentoso, con más vegetación e incluso se “acopló” con la flora de la orilla y bosques nativos que crecieron hace un par de años en las márgenes de la Setúbal. Las embarcaciones no lo pueden atravesar y hay quienes lo rodean de cerca para apreciar la novedad.
Durante la semana, el drone El Litoral sobrevoló la zona y pudo captar imágenes impactantes, poco vistas de cómo el gran embalsado “taponó” la Setúbal y, al mismo tiempo, el repunte fue “comiendo” las playas locales.
La incógnita que abre este artículo sólo se podrá develar en unos días, cuando se conozca la evolución del río Paraná. Desde el fin de semana, el nivel superó los 4 metros y, como se dijo en anteriores publicaciones, llenó de agua las lagunas y arroyos de la región. La Setúbal no es la excepción.
La altura más baja de este 2023, el “piso” que se registró en el puerto santafesino fue de 33 de centímetros el 16 de enero.
Desde entonces, con la combinación de lluvias en el sur brasileño y la apertura de las compuertas de la represa Itaipú, el nivel incrementó notoriamente.
Para los primeros días de febrero ya había superado los dos metros y, de apoco, devolvía algo de vida a los ecosistemas ribereños castigados por la maldita combinación de sequía y bajante.
En esa primera quincena del segundo mes del año, el Paraná se “amecetó” en valores cercanos a los dos metros para pegar un salto hacia el final del mes y tocar las puertas de los tres metros en los comienzos de marzo. Solo como ejemplo se puede mencionar que el 24 de febrero el nivel pegó un “salto” de 24 cm en un día.
Así las cosas, los valores de esta semana parecerían ser el “techo” del nivel del Paraná en torno a la capital santafesina.
Este miércoles, el Instituto Nacional del Agua (INA) actualizó el informe semanal con las proyecciones sobre la altura del Río Paraná para la región.
En lo que respecta a Santa Fe, el organismo prevé una altura de 3,73 para el martes 11 de abril. Mientras que para el 18 de este, pronostica un nivel de 3,26.
En el mismo reporte aclaran desde el INA: “Son tendencias consideradas en los valores medios diarios. Los niveles se registran dentro del rango de aguas medias”.
Y cierran: “De acuerdo con la perspectiva meteorológica y los caudales previstos desde la alta cuenca, los niveles se mantendrían en esa condición en las próximas semanas”.