“Con solo 13 años, abrió su propia barbería en Santa Rosa de Lima”, tituló El Litoral en plena pandemia de coronavirus cuando todavía no había vacunas y las actividades estaban restringidas.
El joven se hizo conocido en la pandemia por sus trabajos en Santa Rosa de Lima. A principio de mes lo desvalijaron.
“Con solo 13 años, abrió su propia barbería en Santa Rosa de Lima”, tituló El Litoral en plena pandemia de coronavirus cuando todavía no había vacunas y las actividades estaban restringidas.
Esa historia, la de Rodrigo “Toto” Fernández, trascendió todo tipo de fronteras y se convirtió en el video más visto en el canal de YouTube de este medio. 1.200.000 visualizaciones a la fecha en una producción audiovisual que luego se replicó en otros medios de la región y el país.
En la actualidad, el joven cursa quinto año de la escuela secundaria y volvió a ser noticia por un triste hecho. La inseguridad golpeó en la puerta de su barbería. Como contó este medio, delincuentes forzaron el ingreso y se llevaron casi todos los elementos de trabajo de “Toto”.
Una semana después de ese lamentable episodio, los compañeros de curso del joven Fernández lo sorprendieron en el aula con una nota. “Querido compañero. Queríamos darte un pequeño regalo por parte de todo el curso para ayudarte con los materiales de tu trabajo. Sentimos mucho lo que te pasó y entre todos decidimos ayudar. Creemos que no es mucho pero lo hacemos de corazón”, dice parte de la carta.
Acto seguido, Rodrigo recibió un sobre con la colecta realizada con los compañeros que aplaudieron la acción con aplausos. Con lágrimas en los ojos, el joven barbero agradeció el gran gesto de sus amigos. Todo quedó filmado y compartido por Tik Tok en la cuenta del curso.
La publicación en redes sociales se viralizó al instante y entre los comentarios otros usuarios se postularon también para ayudar al peluquero de Santa Rosa de Lima.
En esa primera entrevista, Rodrigo le contó a El Litoral que “hacía distintos cursos y quise probar peluquería a ver cómo era. Me gustó y me enganché. Es una manera de ayudar a los que necesiten”.
“Yo iba a carpintería y le dije a mi papá que me ayude a hacer un mueble para la peluquería. Lo cortamos, lo lijamos y quedó. El espejo era de mi casa y la silla se la compramos a una prima. Lo otro lo fui comprando a medida que iba juntando dinero”, señaló el barbero en 2020, con apenas 13 años.
Dos años más tarde, este medio volvió a entrevistar al adolescente por la trascendencia de aquella primera nota. Si no estudio y no me esfuerzo, se corta la peluquería. La clave es ‘meterle’ a las dos y no aflojar a ninguno. Se hace difícil pero con esfuerzo se puede”, expresó en 2022.
“Fue todo un proceso y un cambio. Me di cuenta que no podía trabajar en la intemperie, por el frío, así que me acomodé dentro de mi casa. El apoyo de mis padres es importante. Mi papá llega cansado de trabajar y yo le digo ‘vamos a probar este corte’”.
“Lo que más me llena es cuando la gente se va con un corte de cabello y con ropa. Estoy contento, con lo que tengo puedo ayudar de alguna forma”, agregó.
A tal punto la familia se adaptó a la peluquería que reformaron la cocina de la casa en beneficio del local. Lo cuenta la propia madre al explicar que lava la vajilla en la pileta del patio, por ejemplo.
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