Martes 5.9.2023
/Última actualización 10:24
El ciclo de notas “oficios” que propone desde 2022 El Litoral pone en vidriera la vida e historia de personajes santafesinos que resaltan por su trabajo. En esta oportunidad, la profesión que se presenta nada tiene que ver con el arte o el deporte sino más bien con otro tipo de disciplina, la de una intrépida figura que se ganó el mote de “monito” y se hizo famoso por podar palmeras.
Quién es
“Esto lo aprendí en la infantería de marina”, lanzó Juan Carlos, nombre que pocos de sus clientes conoce. El Litoral lo encontró justo haciendo lo que mejor sabe, podar en las alturas.
“Hace más de 30 o 40 años que hago esto y es mi vida”, afirmó este jardinero ante la consulta de este medio. Cuando se le preguntó por su técnica, el entrevistado comentó: “Para subir engancho la soga que tiene nudos y hace las veces de escalera”.
“Tenés que tener fuerza en los brazos y en las piernas”, agregó Juan Carlos. Y aclaró al hacer referencia a una especie de arnés que utiliza para no perder el equilibrio: “Uso cinturón de seguridad”.
El podador cuenta que llegó a trabajar sobre 13 o 14 palmeras en una jornada. Crédito: Fernando NicolaTrabajo en altura
— Me gusta. Me gustan las alturas, es lindo. Pero tenés que ser precavido también.
—¿Hacés otro tipo de tareas?
— Hago jardinería en general pero me gustan las palmeras. Para mí es lindo, no sé para otro.
—¿Por qué hay que tener cuidada a una palmera?
— La importancia de tener la palmera bien podada es para evitar que se junten muchos bichos, insectos como cucarachas, arañas y roedores como ratas o lauchas que hay muchas en Guadalupe. En verano también están las abejas así que las despejo todas, le saco carcasones, ramas, mugre y las flores donde se posan esos insectos.
—¿Cuántas palmeras llegaste a podar por día?
— En una jornada llegué a podar 13 o 14 palmeras. Cuando hace calor, en épocas de verano se poda cada tres o cuatro meses. Ya en tiempos de frío es más lenta la poda.
Juan Carlos se hizo muy popular en barrios residenciales de Santa Fe y Santo Tomé, donde las palmeras son una de las especies elegidas por los vecinos. Crédito: Fernando Nicola.La palmera pertenece a la familia de las arecáceas. Según especialistas, son plantas leñosas y, pese a ser monocotiledóneas muchas de ellas son arborescentes, con grandes hojas en corona al final del tallo.
El fruto es carnoso: una baya o una drupa. Están ampliamente distribuidas en regiones tropicales y templadas, pero principalmente en regiones cálidas.
Una de las especies que se plantaron en Santa Fe es la pindó que según los especialistas, son más rústicas y elegantes como las Washingtonia y Phoenix, representan las palmeras urbanas más usadas a nivel mundial.
Otra versión típica de la ornamentación es la palma real. Dependiendo de las cuestiones climáticas y del ecosistema, las palmas adultas llegan a medir 40 metros y un diámetro de 50-60 cm.