Fue a través de la banca del concejal Jerez de Barrio 88. El proyecto recupera las voces de vecinos y vecinos del barrio, que deseaban formalizar los nombres de sus calles y reforzar la identidad del barrio.
Fue a través de la banca del concejal Jerez de Barrio 88. El proyecto recupera las voces de vecinos y vecinos del barrio, que deseaban formalizar los nombres de sus calles y reforzar la identidad del barrio.
“Por contactos de vecinas, nos acercamos a una asamblea en la que participaban vecinas y vecinos del barrio de Villa Oculta, en donde uno de los puntos era el reconocimiento del barrio y de sus calles”, indicó Guillermo Jerez.
Que las calles no tengan identificación ya sea con nombre o numeración, impide el acceso a servicios básicos y fines postales, ya que en consecuencia de esto no se reconocen los límites del barrio por parte de personas ajenas al mismo. La identificación de las calles, por ende, es de suma importancia para la provisión de servicios como agua, luz, internet y el correo, entre otros. “Plantearon que desde hace tiempo, de manera informal, las y los vecinos del barrio nombraban las calles y sus pasajes, pero que se requería una formalización de ello para, por un lado, fortalecer la identidad del barrio y, por otro, la accesibilidad a servicios al tener cada vivienda una nomenclatura”, detallaron desde Barrio 88.
Durante la sesión en la que se aprobó el proyecto, Guillermo Jerez remarcó: "Para nosotros tiene una carga y un significado muy especial. Como parte del partido Barrio 88 nuestro lema inicial fue "ningún barrio afuera" y entendíamos lo importante que justamente las y los vecinos del Barrio Villa Oculta (o Padre Atilio Rosso) van a poder ejercer el derecho a la identidad y a la ciudad, porque en su documento dejarán de poner en su domicilio 'sin nombre y sin numeración', van a dejar de ser nn".
"También fue muy importante el aporte y el proceso participativo que se dió, quiero remarcar el trabajo de las compañeras de Barrio 88 y de Rosa y Ema, quienes llevan adelante el comedor de Los Sin Techos en el barrio y quienes llevaron adelante este proceso participativo"
"El proceso consistió en hacer reuniones y asambleas, visitar vecino por vecino, casa por casa, encuestar los nombres con los que los vecinos y vecinas denominaban ya sus calles."
El Barrio, también conocido como “Padre Atilio Rosso”, fue creado hace 80 años, con la llegada de un pequeño grupo de familias que se dedicaban a la ganadería y cría de animales. Al tiempo, se fue poblando de más familias, por lo que el espacio para el criadero se fue reduciendo, lo que implicó que muchas familias comiencen a trabajar del cirujeo. En 1990 se comenzó a trabajar en la “casita Padre Catena”, que se encontraba en la entrada principal, al lado de la vía. En ese momento vivían 30 familias, las cuales no tenían los servicios básicos garantizados. Para el año 1994, con el movimiento Los Sin Techo, comenzó una labor comunitaria que ayudó a las familias con sus viviendas.
Desde entonces la organización de las/os vecinas/os fue cada vez más constante, logrando así el reconocimiento de distintos derechos.
El proyecto aprobado es el resultado de un proceso participativo y de organización barrial que culminó el nombramiento de las calles que, si bien es un punto para la accesibilidad de derechos y servicios, a través de reuniones y asambleas entre vecinas y vecinos se logró una forjar en las calles hechos, palabras y personas que hacen a la identidad y la historia “oculta” del barrio.
Así, por ejemplo, una de las calles se denominó “Padre Atilio Rosso” integrante del movimiento de Sacerdotes del Tercer Mundo. En 1985 funda el Plan de Los Sin Techo, artífice de un sinnúmero de mejoras urbanas y culturales en el barrio.
Otro caso es la calle “Los Alisales” que se debe a que después de la inundación del 2003, la calle fue tomada por numerosos alisos, árboles que no sólo propiciaban un paisaje más bello, sino que además sus troncos se utilizan en la construcción popular de viviendas. A pesar de que hoy en día esos árboles no existen más, las/os vecinas/os del lugar recuerdan a la calle como uno de los espacios más hermosos del barrio.
La calle “Las Piedras” tiene otra historia particular: Remite a los primeros años de vida del barrio, donde Juan Fernández, vecino de allí, se encargó de acondicionar la calle para que la misma pudiera ser transitada, cubriendola de piedras. Como “La Palmera”, nombre que remite a la calle de entrada al barrio, en la cual puede observarse la presencia de una palmera de más de 80 años de antigüedad, punto de referencia para todos las y los vecinos del barrio.
La lista de nombres continúa con: “Fe”: refiere a la confianza en la bondad, los valores de la vida, la creencia y esperanza por parte de las vecinas y vecinos del barrio; “Jorge Moncada”: Catequista y misionero de la Parroquia San Pedro, gran colaborador e impulsor de mejoras culturales, sociales y educativas dentro del barrio; “Pasaje Don Nono”: Recuerda a Don Cardozo, uno de los primeros vecinos que vivió en el barrio; “Jorge Moncada”: Catequista y misionero de la Parroquia San Pedro, gran colaborador e impulsor de mejoras culturales, sociales y educativas dentro del barrio; y “Pasaje Don Nono”: Recuerda a Don Cardozo, uno de los primeros vecinos que vivió en el barrio.