Un tal Wladimiro, el ruso que vino a Santa Fe y llenó de vanguardia los edificios de salud
Wladimiro Acosta fue contratado a finales de los años '30 por el gobierno provincial. Diseñó el actual Mira y López y el Protomédico de Recreo. Su técnica fue el sistema Helios: construcciones "bioclimáticas", usando las temperaturas de cada estación. Un académico santafesino explica su obra.
Un tal Wladimiro, el ruso que vino a Santa Fe y llenó de vanguardia los edificios de salud
El nombre de Wladimiro Acosta -o Vladimir Konstantinowski-, nacido en Odessa, Rusia (actual ciudad de Ucrania) en el 1900, seguramente resultará conocido para los estudiantes de Arquitectura y Urbanismo ávidos de aprender sobre los grandes maestros universales de estas disciplinas. Pero no para el saber común y popular. Lo cierto es que este urbanista, considerado uno de los principales vanguardistas del siglo XX, dio un aporte trascendental para la provincia de Santa Fe.
Su estadía por estas pampas no fue algo anecdótico. Luego de estudiar con los máximos maestros en Europa, Acosta recaló en Buenos Aires. Allí empezó con sus primeros proyectos urbanísticos de construcción de viviendas bajo el moderno concepto de "City Block". Luego, durante una visita a Rosario en 1938, fue contactado para recibir un encargo: el gobernador de Santa Fe de ese entonces, Manuel María de Iriondo, lo contrató un año después para diseñar algunos de los edificios sanitarios más importantes del plan de salud que impulsaba.
Izquierda: Wladimiro Acosta en 1940 (foto de Grete Stern, gran fotógrafa alemana radicada en Buenos Aires). Derecha: Retrato. El arquitecto nació en 1900 en Odesa, Rusia (actual Ucrania) y falleció un 11 de julio de 1967 en Buenos Aires. Crédito: Gentileza Luis Müller
El arquitecto ruso-ucraniano diseñó, así, el viejo Psiquiátrico y actual Hospital Mira y López; el "Leprosario" (actual Hospital Protomédico "Manuel Rodríguez" de Recreo, y la Colonia de Alienados, que es la actual Colonia Psiquiátrica "Dr. Abelardo Irigoyen Freire", de la localidad de Oliveros, al sureste de la provincia de Santa Fe, además de decenas de estaciones sanitarias rurales en toda la bota.
Pero, ¿por qué se lo considera un modernista, un abanderado de la vanguardia arquitectónica en el diseño de estos edificios sanitarios? Porque aplicó un para la época sofisticado sistema llamado "Helios", que consistía en pensar el inmueble en relación con el clima: en verano, debía haber sombra, pero el sagrado febo debía entrar a las habitaciones para "higienizarlas"; y en invierno, resguardo del frío. Algo que tiene cierto parangón con lo que hoy se conoce como edificios inteligentes.
El Arq. Luis Müller, profesor e investigador (FADU-UNL), quien escribió una publicación sobre la obra y el legado para la arquitectura moderna de Wladimiro Acosta (la portada, a la derecha).
"Además de destacarse en la funcionalidad de los espacios y la técnica, Wladimiro Acosta pensaba y creía en la arquitectura en relación con el clima. En el Mira y López, por ejemplo, se ven aleros para sombrear en verano y dar sol adentro en pabellones de internación. En sus construcciones se detectan amplios aleros, losas viseras, parantes verticales. Era un tipo de arquitectura bioclimática. Lo mismo par la ventilación de espacios interiores", le explica a El Litoral el Arq. Luis Müller, profesor e investigador (FADU-UNL), Dr. en Arquitectura y experto en patrimonio arquitectónico.
Su legado en la provincia
Wladimiro es contratado como asesor urbanista por Iriondo. Es que el año 1938 fue cuando se sancionó la Ley de Asistencia Hospitalaria y Social, y se creó el Dpto. De Salud Pública de la Provincia. El Dr. Abelardo Irigoyen Freire sería el médico que diseñaría el plan de salud para Santa Fe. El arquitecto ruso era una pieza clave para lo que se proyectaba en políticas públicas sanitarias.
Acosta ya venía trabajando sobre tres ejes: vivienda, la ciudad y el clima. "Él planteaba el concepto de 'City Block': una idea de ciudad muy moderna, regularizada por los edificios. Y la base del sistema Helios era pensar la vivienda o el inmueble en función de las ventajas que puede dar el clima y el ambiente. Así, los techos tendrán un espacio de terraza protegido del sol, y losas viseras que den protección solar en verano y sean aprovechadas al máximo en invierno, además de parantes verticales.
El Hospital Psiquiátrico "Mira y López", en la década del '40. Crédito: Gentileza Luis Müller
En este aspecto, "fue un pionero en la arquitectura bioclimática", elogia el académico santafesino. Al sistema Helios, como se dijo, Wladimiro Acosta lo aplicará para diseñar el Psiquiátrico (actual Hospital Mira y López), el Protomédico de Recreo (antes Leprosario), y la referida Colonia de Alienados de Oliveros.
Además, Acosta diseñó estaciones sanitarias rurales, que eran pequeñas instalaciones médicas que estaban cercas de los poblados por fuera de las urbes. "Muchos dicen que estas estaciones, con el tiempo, fueron tomadas como base para ampliar y hacer los Samcos", subraya el arquitecto de la UNL.
La capilla de la Colonia de Alienados de la localidad de Oliveros, provincia de Santa Fe. Crédito: Gentileza Luis Müller
Tanto en el Mira y López como el Protomédico, el sistema Helios se ve, se reconoce en las formas y en la aplicación de la técnica: "Algunos recursos en común son, por ejemplo, los pórticos de ingreso, la disposición las galerías de la planta alta, los aleros con pendiente para sombrear en época estival o para dar acceso al sol en el sector de los pabellones de internación", agrega el experto en urbanismo.
"Son obras muy importantes. Tienen características muy particulares y de avanzada para la época en términos arquitectónicos. En primer lugar, la funcionalidad: ada espacio debía ser funcional, racional y lo más sintético posible. Y además, utilizar la arquitectura en relación con el clima", valora Müller en este aspecto.
La casa del director de la Colonia de Alinenados, construida por Acosta bajo el sistema Helios. Crédito: Gentileza Luis Müller
Sus recursos estaban orientados para que un edificio se comportara adecuadamente de acuerdo al asoleamiento, "esto es sombra en verano, penetración de sol en las habitaciones (el sol se pensaba como un factor de salud) y la ventilación. Es una concepción higienista, en línea con pensar la arquitectura con el clima y la salud humana", añade.
Wladimiro Acosta desarrolló una arquitectura muy vanguardista, "y tenemos la suerte de contar con ejemplos en nuestra provincia de Santa Fe. Además, como teórico de la arquitectura, fue uno de los urbanistas más importantes durante el siglo XX, y sigue siendo una de las referencias más trascendentes", concluye Müller.
Breve bitácora de una vida intensa
El arquitecto nació en un momento histórico en que la renovación de la arquitectura ya había comenzado. Así, en los años '20, Wladimiro ya estaba formado. Primero siguió estudios de Bellas Artes en Odessa, y luego continuó sus formación en Roma. "Ya arquitecto, él mismo escribiría: 'Estoy justamente en la etapa de la nueva técnica y de la nueva sensibilidad'. Era consciente de que estaba en la bisagra donde la arquitectura se renovará tanto en las formas como en las técnicas", cuenta Müller.
Además de dar clases universitarias, Wladimiro Acosta estudió y trabajó con los grandes maestros de la arquitectura. En 1922 se trasladó a Berlín; hizo escenografías para el cine y el teatro. Era una forma de sobrevivir en años muy duros; pero sabía que estaba en el corazón de la vanguardia.
Luego de 1928, decidió emigrar y viajó a Buenos Aires. Brasil y Argentina en ese momento eran tierras de promesas para el desarrollo personal de los europeos. En su bitácora de vida, fue a probar suerte luego en Sao Pablo, Brasil, pero volvió a capital Federal para establecerse. Colaboró en revistas especializadas, e incluso ganó un concurso de diseño de escenarios y de trajes en el Teatro Colón para "La Consagración de la Primavera" de Ígor Stravinsky, nada menos. Su nombre y su talento empezaban a ser conocidos.
"Hasta que en un momento Wladimiro se empezó a interesar por los terrenos de 8 por 66 metros, que son característicos de la subdivisión del manzanero español. Se trata de una dimensión estrecha que lo llevó a estudiar viviendas de prototipos. Y se empezó a preocupar por dos cosas: una, la trama urbana de la ciudad; y dos, cuál sería el prototipo de viviendas más apropiado", explica el arquitecto santafesino.
En 1936, publicaría un libro que aún hoy es de lectura obligatoria en las facultades: "Vivienda y Ciudad: problemas de arquitectura contemporánea". Lo presentó en la ciudad de Rosario, y se cree que allí conoció a alguien que lo conectará con el gobernador Manuel María de Iriondo.
En 1947, se fue a Venezuela para trabajar en construcciones escolares. Volvió un año después a Buenos Aires. Luego, entre 1945 y 1957 acompañará a su esposa a Estados Unidos, donde vivieron unos años. Volvió a la Argentina a dar clases en la Facultad de Arquitectura de la UBA. Después de eso, hizo viajes a Alemania e Inglaterra, entre otros países, para dar clases magistrales. También visitará Cuba. Murió en 1967, en la ciudad de Buenos Aires. Su legado está vigente.