"La primera procesión": el rescate de una joya artística de Salta
La obra, restaurada por la Subsecretaría de Patrimonio Cultural de esa provincia, es una muestra de la profunda relación entre arte y religión en el norte argentino.
La obra data de 1939 y gracias al proceso de restauración, es expuesta con su esplendor original. Foto: Subsecretaría de Patrimonio Cultural de Salta
La tradición cultural y religiosa de la provincia de Salta es una de las más ricas del país. Por eso, la reciente restauración de la obra “La primera procesión” del artista ítalo argentino Arístene Papi pasó a ocupar un espacio central en la agenda pública de esa provincia. Esta obra, que refleja un momento crucial de la historia religiosa salteña, recuperó su esplendor original gracias al trabajo del Programa de Conservación y Restauración de la Subsecretaría de Patrimonio Cultural. La obra es un testimonio vivo del legado de Papi, artista que tuvo también una arista como pintor y decorador de iglesias, con una impronta fuerte en la identidad del noroeste argentino.
Nacido en Pergola, Italia, en 1877, Papi estudió con Gino Gievri y Doménico Bruschi. Realizó trabajos en iglesias y espacios religiosos en Roma, como la decoración de la sacristía de la Iglesia de San Carlos al Corso y el corredor de la antecámara de León XIII en el Vaticano. En 1899 llegó a la Argentina, a Salta, donde se asentó y comenzó a trabajar en la decoración de iglesias y mansiones de familias acaudaladas.
Entre sus obras más representativas se hallan la decoración de la Capilla del Colegio Santa Rosa de Viterbo y del Hospital del Milagro, ambas en Salta, y la iglesia del Monasterio San Bernardo. Además, Papi fue innovador en el terreno educativo. Osvaldo Juane, en Edisalta, señala al respecto: “es en 1908 cuando Arístene funda y dirige la primera escuela de Bellas Artes de la provincia. Y en esto fue un pionero de verdad, porque además de su calidad de maestro, de docente, lo respalda una sólida obra como paisajista, decorador de iglesias, retratista e introductor de la pintura histórica en el Noroeste Argentino”.
“La primera procesión”, una de las obras más reconocidas de Papi, representa un evento religioso que se remonta al siglo XVII. Esta festividad, que conmemora el "Pacto de Fidelidad" del pueblo de Salta hacia el Señor del Milagro, es una de las más importantes manifestaciones de fe en el norte argentino. La obra de Papi expone con maestría la devoción y el fervor religioso de la época, al mostrar a los feligreses en su acto de entrega y agradecimiento.
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La restauración fue un proceso complejo que duró más de un año. El equipo, liderado por la restauradora Gabriela Doña, realizó un diagnóstico del estado de la obra, que presentaba daños significativos debido al paso del tiempo y la exposición a factores ambientales. Entre las principales intervenciones se incluyeron la limpieza del lienzo, la eliminación de barnices envejecidos y el reemplazo de parches y estucos en las zonas dañadas .
El proceso también involucró la remoción del marco original y la consolidación de la estructura, asegurando que la obra recupere su integridad y brillo originales. Diego Ashur, secretario de Cultura de Salta, destacó la importancia de este proyecto al señalar que “la restauración de ‘La Primera Procesión’ no solo devuelve a los salteños una obra de arte, sino también un fragmento esencial de nuestra historia y fe”. Claudia Lamas, subsecretaria de Patrimonio resaltó el valor de esta obra como un ícono de la identidad salteña.
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Testimonio de fe y cultura
La restauración pone de relieve la importancia de conservar el patrimonio artístico de Salta y subraya el vínculo entre arte y religión en la construcción de la identidad cultural de la región. La devoción al Señor del Milagro en Salta se originó en 1592 cuando dos cajones con imágenes religiosas llegaron al puerto del Callao, Perú, flotando en el mar sin conocerse la embarcación que las transportaba. Uno de ellos contenía un Cristo crucificado destinado a la Iglesia Matriz de Salta.
En 1692, un fuerte terremoto afectó la región, destruyó la ciudad de Esteco y causó daños en Salta. En medio del pánico, los fieles encontraron que la imagen de la Virgen de la Inmaculada había caído a los pies del Cristo sin sufrir daños. Este suceso fue interpretado como un milagro, atribuyendo la protección de la ciudad a la intercesión de la Virgen. Siguiendo una revelación del padre jesuita José Carrión, el Cristo fue sacado en procesión, y los temblores cesaron el 16 de septiembre. Esto consolidó el culto al Señor del Milagro y la Virgen, celebrados cada año con procesiones multitudinarias que renuevan la devoción de los salteños.
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El proceso de restauración permitió también que “La primera procesión” sea más accesible para la comunidad, que puede apreciar el trabajo detallado de Papi en su representación de la devoción popular. Este tipo de acciones son fundamentales para preservar la memoria colectiva y asegurar que las futuras generaciones puedan conectar con el patrimonio histórico y cultural.
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