Viernes 3.2.2023
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El pintor, grabador y escultor Lorenzo Gigli nació cuando el siglo XIX estaba cerca de terminar, en 1896. Llegó al mundo en Italia, concretamente en Recanati, en la provincia de Macerata. La misma ciudad que un siglo antes había visto nacer al poeta Giacomo Leopardi. Esa región y su belleza fueron un permanente influjo para su obra, aún cuando siendo muy joven emprendió un viaje hacia la Argentina, donde se radicó a los 17 años. Se inscribió en la Academia Nacional de Bellas Artes y en ese ámbito fue alumno de Pío Collivadino, el artista que plasmó a través de sus obras la transformación de Buenos Aires en los albores del siglo XX. También fue compañero de Lino Enea Spilimbergo.
Foto: lorenzogigli.orgEn los años ‘20 volvió a Recanati y los campesinos del pueblo y el entorno natural resultaron fuentes de inspiración para sus trabajos. “La obra pictórica de Gigli –también interesante grabador– está marcada por el regreso a Italia entre 1926 y 1931, lapso en el que conoció tanto la pintura moderna como la tradición artística, a la que solo había podido aproximarse en la Academia de Buenos Aires, ciudad a la que llegó como tantos inmigrantes por la guerra y la pobreza. Su obra en Italia recuerda la de algunos integrantes del “novecentismo” que habían sido activos vanguardistas y ya a fines de los años veinte, nucleados por Margherita Sarfatti, aceptaron las premisas del retorno al orden y de los valores plásticos”, escribió Roberto Amigo al referirse a la producción del artista.
Foto: lorenzogigli.orgTras su viaje a Italia, ya asentado en forma definitiva en Argentina (donde eligió San Fernando como lugar para vivir) se dedicó a la docencia, donde contó con alumnos como Guillermo Roux y Julio Le Parc. Sus trabajos estuvieron muy asociados al universo familiar (“El pintor y su hija”, “Casa nostra”, “Mi familia”) y al mundo de los trabajadores (“Segadores”, “Cortando leña”, “Campesinos”, “Leñador”, “Trabajar la tierra). Y continuó trabajando y exponiendo, en ámbitos de renombre hasta su muerte, en 1983. Uno de ellos fue el Museo Rosa Galisteo de Rodríguez de Santa Fe.
Foto: lorenzogigli.orgUna de las exposiciones de su obra que se hicieron en el espacio cultural ubicado en 4 de Enero 1510 de la capital provincial fue a principios de octubre de 1930 y generó amplia expectativa desde los días previos. Diario El Orden, en su edición del 26 de septiembre de 1930 decía: “este acontecimiento artístico que sin duda será acogido con particular agrado por los que en nuestro medio se interesan por estas manifestaciones espirituales, dará ocasión a que se conozca directamente y en un momento de plenitud la obra de un artista eminente, de quien se tiene una idea fragmentaria, aunque altamente significativa, a través de su cuadro ‘Los Segadores’, que figura en el Museo Provincial y ha sido justamente admirado tantas veces por el público y la crítica”.
Foto: Archivo El Orden / Hemeroteca Digital CastañedaLa muestra se inauguró el día 3 de octubre del mencionado año y El Orden, en su edición del 5 de octubre, apuntó: “Lorenzo Gigli, es un pintor a quien ya conoce el público santafesino. Precisamente, en el mismo Museo Provincial de Bellas Artes Rosa Galisteo de Rodríguez, existe uno de sus cuadros, verdadera canción vigorosa de colorido y de sugestiones. Desde aquel cuadro, que en el Museo Nacional obtuviera una merecida distinción, hasta los que forman parte de la muestra abierta ahora al público de nuestra ciudad, Gigli, marca categóricamente los rasgos de una evolución que en parte le favorece, y en parte nos aleja del pintor. Dos modalidades distintas, si, pero dos modalidades por igual interesantes”.
Foto: Archivo El Orden / Hemeroteca Digital CastañedaY agrega: “Lorenzo Gigli, conserva en sus nuevos cuadros, todo el prestigio del talento puesto en sus obras anteriores. Diríamos que un mismo licor, se nos sirve en copa distinta. Las reproducciones de dos de sus telas que ofrecemos con este breve comentario, señalan aquella transformación. El director del Museo Provincial, señor Horacio Caillet-Bols, ha procedido con plausible acierto é inteligente iniciativa, al organizar esta exposición”. La actividad quedó muy presente en el público, al punto que en 1939 se volvieron a exponer obras del pintor ítalo-argentino. Esta vez, fueron 86 piezas que ocuparon tres salas del Museo.
Foto: Archivo El Litoral / Hemeroteca Digital Castañeda