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Santa Fe, domingo 25 de Mayo de 1941. Inauguración oficial del XVIII Salón Anual organizado por la Comisión Provincial de Bellas Artes. La cantidad y calidad de obras presentadas supera a los años anteriores. En la sección de grabado, una obra llama particularmente la atención del jurado, al punto que se queda con el Premio Adquisición. Se trata de “El Niño”, una aguafuerte que tiene como autor a Raoul Veroni. Es, según El Diario El Orden, un trabajo “de líneas admirables, de expresión magistral, el mejor de los grabados presentados”. Además -indica el matutino- “cada uno de los detalles, con una precisión digna de los grandes maestros del difícil arte, ha sido observado por Veroni”.
Archivo El Litoral / Hemeroteca Digital CastañedaAquel galardón no fue casual. Veroni fue un dúctil creador dentro de las técnicas de la xilografía, el aguafuerte y la litografía. Nacido en Milán el 8 de agosto de 1913, trazó su destino artístico en tierras argentinas, donde encontró su hogar y desarrolló una carrera que además del grabado incluyó la ilustración y la edición de libros. Llegó al país en su infancia, y su familia se afincó en Tafí del Valle, Tucumán, entorno que tuvo que ver posiblemente con su sensibilidad artística.
Galería Mar DulceSus primeros pasos formales en el arte los dio en la Escuela Superior de Bellas Artes Ernesto de la Cárcova, con Alfredo Guido. En los talleres gráficos de Francisco Colombo donde encontró su “hogar artístico” durante un cuarto de siglo, desde 1936 hasta 1961. A partir de 1943 Veroni tomó un camino singular: incursionó en la edición de poesía y cuentos, creando obras que se convirtieron en tesoros para los bibliófilos. Su inclinación por el arte del libro lo llevó a establecer su propia imprenta en 1960, gracias al apoyo del Gobierno Italiano y del Fondo Nacional de las Artes, lo cual le permitió dar vida a sus visiones artísticas con total libertad creativa.
Galería Mar DulceEn 1974, el Pen Club Argentino rindió homenaje a su contribución al mundo editorial, tributo merecido para un artista que había elevado la belleza del libro a nuevas alturas. Su prestigio continuó en ascenso, siendo invitado como expositor a la Feria del Libro en 1984, donde compartió su genio creativo con otro artista, Libero Badi.
Galería Mar DulceLa vida de Veroni estuvo marcada por una dualidad, tal como señala Verónica Gómez en un artículo publicado en 2011 en el diario Página12 de Buenos Aires. Si las tardes las dedicaba al diario La Prensa, donde se desempeñaba como dibujante, las mañanas eran para la edición de libros, su afición. Su taller se convirtió en su santuario, un espacio donde las palabras y las imágenes se fundían para dar vida a obras artesanales.
Galería Mar DulceLa acuarela fue otra de las técnicas que utilizó Veroni, en la década de 1970, y según las crónicas con la única finalidad del puro placer. “La mayoría, realizadas en Villa Gesell en los años 70, son delicadas pinturas sobre papel, representaciones de hojas, frutos y flores. En ellas el dibujo es apenas esbozado en tinta directa con la línea extra fina de plumín, más la adición del color, que Veroni colocaba sin titubear y que levantaba de una pequeña paleta de acuarelas”, señala un texto elaborado por la Galería Mar Dulce, al realizar una exposición dedicada precisamente a las obras que el artista creó en tal sentido.
Galería Mar Dulce“Los colofones de los libros de Raoul Veroni merecen una exposición en sí misma. Veroni tomaba cada colofón como una pieza única. Dentro de ellos era habitual que incluyera un grabado y donde el texto acompañaba el contorno de la imagen. Esto en el arte tipográfico de aquel entonces era un logro difícil de alcanzar, exigido como estaba por la composición y el correcto cálculo tipográfico. Por ejemplo, en la edición de Safo de 1968 vemos a una musa griega, de espaldas, levantando junto a su mano un velo y texto del colofón, rodeando la figura en sutil relación entre texto e imagen”, indica el artículo “El libro como una de las bellas artes”, escrito para Página12 por Ral Veroni, hijo del artista al que se dedican estas líneas y Linda Neilson.
Un aspecto que también queda de manifiesto en “El libro como arte”, un audiovisual que recuerda la vida de Veroni a través de testimonios de artistas, impresores artesanales, bibliófilos y de su propio hijo, Ral Veroni. También se explora el mundo de los libros de bibliófilo, las ediciones de lujo y de tirada reducida donde cada elemento es abordado con delicadeza y detalle. Entre los entrevistados, figuran Lorena Pradal, Patricio Gatti, Alejandro Geiler. Y el material utilizado corresponde al que fue usado para la exposición “El libro como arte. Raoul Veroni y las ediciones de bibliófilo”.
Galería Mar Dulce“Si para pintar se tiene que pensar en pintura, si para dibujar se tiene que pensar en dibujo, para grabar se tiene que pensar, también, en grabado. Y para pensar en grabado se tiene que conocer el grabado. Se tienen que conocer las técnicas y se tiene que conocer la estampación. Y no solamente para grabar de una forma más o menos ortodoxa, sino para olvidarse de esa técnica en el momento de trabajar y acceder a la libertad que da el conocimiento” afirmó Joan Hernández Pijuán. Veroni, fallecido en 1992, fue uno de los que honraron este saber.
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