La dinámica de los tiempos, no siempre justa, derivó en qué artistas plásticas femeninas que hoy gozan de renombre internacional hayan permanecido, buena parte de sus vidas, relegadas a cierto nivel de ostracismo, simplemente por su condición de género. Es el caso de Ada Tvarkos, pintora rosarina que vivió durante el siglo XX y desarrolló una obra de contornos singulares, que hoy es más valorada que en vida.
Escuela Provincial de Artes Visuales
Tvarkos nació en Rosario en 1928, la misma ciudad en la cual murió 87 años más tarde. Tras realizar estudios en la Escuela Provincial de Bellas Artes de esa ciudad, participó siendo muy joven del Salón Nacional y su nombre figuró a partir de entonces en diversos ámbitos de la provincia de Santa Fe. Concretó una muestra individual en Galería Carrillo en 1973 con motivo de sus veinte años junto a la pintura. “Se dedicó especialmente al paisaje urbano, deteniéndose en la descripción del suburbio”, indica el portal Arte de la Argentina.
Gentileza
Ada mantuvo un contacto muy fluido con el pintor Luis Ouvrard, que fue su maestro. Cuando el artista vacacionaba en Cosquín compartía las tardes con su esposa Esther mientras dibujaba. Luego, enviaba postales a sus amigos para contarles sobre sus trabajos. Una de las receptoras era Tvarkos. Allí Ouvrard le mencionaba que lo importante para el pintor “no son los temas sino la manera en que manipula sus materiales”.
Los límites de lo urbano
Adriana Armando en “La naturaleza de las mujeres: artistas rosarinas entre 1910 y 2010”, que publicó Fundación Osde, señala: “las miradas sobre los barrios y los lindes de lo urbano se pueden presentar como alternativas a la modernización, y en ese sentido, Ada Tvarkos elige el suburbio como una locación que había sido transitada por muchos artistas en las primeras décadas del siglo XX. Un extramuros asociado a su maestro, Luis Ouvrard, y a las salidas que este realizaba con sus alumnos en los años cuarenta y cincuenta buscando motivos para pintar”.
Gentileza
“Las viejas paredes y las construcciones precarias transcriptas en clave sintética y con colores de medida saturación fueron las soluciones formales elegidas por la artista en ‘Motivo para mi barrio’, un cuadro realizado sugestivamente en un momento de francas expansiones del modernismo en el trazado de la ciudad y en el campo del arte”, agrega Armando.
Colección privada
En una columna titulada “Vida de artista”, publicada en 2018 por Rosario 12, Judith Podlubne señala que “Ada ejercía una extravagancia cándida, sentimental y aniñada, que hoy la acerca a esa variante sensitiva de lo cursi que definió Ramón Gómez de la Serna”. Y agrega: “‘es cursi esa muchacha porque está indecisa entre ser cuadro y realidad y porque su voz responde a su indumento y su alma tiene fondo de amatista y lleva su corazón en caja de filigrana’. Gómez de la Serna hablaba como si la conociera”.
Colección privada
El lugar merecido
Junto a otras artistas que fueron contemporáneas suyas, como Rosa Tiscornia de Castagnino, Emilia Bertolé, Mele Bruniard, Olimpia Payer, Susana Hertz, Marta Puebla, Paulina Blinder, Ada Tvarkos y Mimi Escandell, Ada Tvarkos ocupó un rol activo para terminar de definir el panorama de la plástica rosarina del siglo XX y principios del siglo XXI. No valorado a su debido tiempo, pero luego puesto a la consideración pública en diversas muestras retrospectivas.
Luis Ouvrard, maestro de Tvarkos. Foto: Gentileza
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