Jueves 25.1.2024
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La travesía de revisar los antiguos diarios de la ciudad de Santa Fe es un ejercicio estimulante. A veces implica descubrimientos que, a partir del cruce con otros textos, permite establecer la relevancia que tenían estos medios de comunicación. En una antigua edición de El Orden, del año 1930, se encontró una caricatura de Mahatma Gandhi, uno de los grandes protagonistas de la política mundial de aquellos años. En el dibujo, se observa al líder nacionalista hindú salando la cola de un león, que según se explica en el epígrafe representa a Gran Bretaña. El trabajo responde al contexto: en marzo de 1930, Gandhi conduce la Marcha de la sal contra el monopolio británico en la India, con el fin de denunciar el dominio colonial sobre este alimento.
Heller BooksMás allá del valor de como reflejo de la acción de uno de los hombres más valiosos del siglo XX, importa a los fines de esta sección la firma de la caricatura: Paolo Garretto. ¿Quién fue este dibujante? Principalmente, un artista que no eludió las problemáticas de su tiempo, un testigo del convulso siglo XX que en sus trabajos se hizo eco de los hechos más trascendentales del mundo. Además de Ghandi, retrató a otros hombres y mujeres que, para bien o para mal, dejaron huella. Gracias a su sagaz mirada, en una época coincidente con la publicación hallada en El Orden, prácticamente todas las revistas americanas publicaban obras de su autoría. A la vez, sus dibujos eran famosos en distintos países europeos.
ArbiterPaolo Federico Garretto había nacido en Nápoles en 1903 casi al mismo tiempo que el siglo cuyos protagonistas dibujó. Estudió arquitectura, pero se volcó muy pronto a la gráfica. Su labor como caricaturista y pintor publicitario le posibilitó colaborar con diversas publicaciones en distintas ciudades del mundo: La lettura, La rivista illustrata del Popolo d'Italia, Il becco giallo, Arbiter, Humor, Vanity Fair, The New Yorker, Fortune y House & Garden, entre otras. Iniciada la Segunda Guerra Mundial, demostró su desacuerdo con los totalitarismos. Rehusó a cumplir una orden de los nazis de caricaturizar a los líderes del bando aliado y ese gesto le costó la deportación y la prisión. Sus dibujos son un legado inapreciable: narran medio siglo de historia, desde distintos ámbitos desde la política hasta el espectáculo. A través de su paleta, representó a figuras como Charles De Gaulle y Benito Mussolini, así como a Charles Chaplin y Marlene Dietrich.
History TodayEl portal Paper Blog describe bien el estilo de Garretto: “se basaba en la simplificación de las formas en figuras geométricas elementales, que unidas a un uso atrevido del color aerografiado, producían icónicas, aunque punzantes, representaciones de las celebridades, que más tarde encajarían a la perfección con la nueva estética del Art Decó”. El caricaturista, considerado uno de los mejores en la historia de Italia, no solamente se interesó por la gráfica, que fue su fuerte, sino que también probó con materialidades como la arcilla, el collage con tejidos y el metal.
Vanity FairLa revista Print Magazine señala que durante los años veinte y treinta, fue un maestro del diseño publicitario internacional y del arte editorial, “tan inventivo como A.M. Cassandre, tan prolífico como Jean Carlu, tan ingenioso como Miguel Covarrubias”. Y agrega que sus “concepciones geométricas capturaron el romance de la era industrial”. Pero ya en la década del ‘50, frente a un mundo que iniciaba nuevos cambios con la Guerra Fría, muchos comenzaron a ver la obra de Garretto como pasada de moda, vestigio de otro tiempo. Pese a todo, el artista permaneció fiel a su premisa de dialogar con los hechos y protagonistas de su contemporaneidad. Así, en las décadas previas a su fallecimiento ocurrido en 1989, dibujó a The Beatles, a Margaret Thatcher y a Liza Minnelli, entre otras figuras.
Ars Value / National Portrait GallerySteven Heller lo referencia con claridad que “a pesar de las formidables habilidades de Garretto para el dibujo, sus representaciones más recientes de personalidades contemporáneas carecen de la fuerza intuitiva que subyacía en su trabajo anterior. Tal vez también se podría argumentar que los famosos e infames de las décadas de 1920 y 1930 eran más grandes que la vida, mientras que los de hoy son simplemente de escala humana. Quizás el retrato de Margaret Thatcher nunca podría ser tan poderosamente cargado como el de Benito Mussolini”.