Viernes 28.4.2023
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Ernestina Azlor fue una artista excepcional. Dedicada principalmente a la escultura, ya para mediados de los años 40 había realizado obras como el monumento a Hipólito Yrigoyen en Tucumán y el mástil a la bandera en la localidad cordobesa de Los Cocos. Además torsos, cabezas, bajorrelieves y desnudos valorados por su gran calidad. Un par de datos sirven para poner de manifiesto la gravitación de esta artista. Antes de cumplir 30 años, fue señalada por José León Pagano en su emblemático libro “El Arte de los Argentinos”.
Erosión de las aguas. Foto: buenosairesmonumentos.blogspot.comAzlor había nacido en Buenos Aires en 1914. Realizó estudios en la Academia Nacional de Bellas Artes y en la Escuela Superior de Bellas Artes Ernesto de la Cárcova. En 1945 un viaje a México le permitió estudiar la obra de maestros como Diego Rivera y Clemente Orozco. Pero también se trasladó hacia otros puntos cardinales, como la Patagonia. Hasta esa zona fue enviada por el Ministerio de Educación para realizar estudios folclóricos.
Estanque. Foto: ArchivoExpuso en diferentes espacios a lo largo de toda su vida. Una de las más recordadas es la retrospectiva que organizó el Museo Municipal de Bellas Artes Eduardo Sivori en 1998. Un año antes, había sido declarada Ciudadana Ilustre de la ciudad de Buenos Aires. Obras de su autoría se conservan en diferentes puntos del país, como Tucumán, La Pampa y Córdoba. Una de las más conocidas es “Erosión”, que se encuentra ubicada en el pasaje Caminito del emblemático barrio de La Boca de Buenos Aires. Falleció en Buenos Aires en junio del año 2001.
Torso. Foto: Archivo El Orden / Hemeroteca Digital CastañedaEn 1998, Ernestina concedió una entrevista al Diario Clarín, en la cual le preguntaron respecto a las motivaciones que la llevaron a realizar su viaje a México. Respondió: “Mi deseo de practicar la técnica al fresco con los muralistas Diego Rivera, Orozco y otros grandes. Este aspecto era en aquellos tiempos poco conocido en el país en razón de cierto tipo de restricciones. Mis necesidades de crear eran, y lo siguen siendo, muy grandes. Y no sólo en el dibujo y la pintura, sino, esencialmente, en la escultura. Los críticos aseguran que siempre son interesantes los dibujos de los escultores como interpretación y revelación de las intenciones que rigen la concepción plástica”.
Cabeza de Irigoyen. Foto: Archivo El Orden / Hemeroteca Digital CastañedaDiario El Orden, en su edición del 21 de enero de 1948 dejó registro de una visita de Ernestina Azlor a la ciudad de Santa Fe, ciudad donde años antes había sido premiada en el XV Salón Anual.
“En el día anterior recibimos la grata visita de la destacada escultora argentina, señorita Ernestina Azlor, quien llegó a nuestra casa acompañada por la señora Elena Rossi de Sierra, esposa del Secretario General de la Gobernación. Prof. Francisco Sierra. La distinguida visitante, hállase entre nosotros realizando un breve paseo y con el propósito de organizar una muestra de sus esculturas durante el corriente año en las salas del Museo Provincial de Bellas Artes "Rosa Galisteo de Rodriguez", donde existe una de sus cabezas más representativas, la de José Bonifacio De Andrada e Silva, ex embajador brasileño en nuestro país”, consignó el diario.
Foto: Archivo El Orden / Hemeroteca Digital CastañedaEn la visita realizada a El Orden, Azlor habló de sus inquietudes plásticas y del vivo interés que sentía por las manifestaciones artísticas santafesinas, las que se traducen en sus escuelas de arte, sus artistas, sus museos y el fino temperamento del público que sabe valorar el trabajo de los pintores, escultores y dibujantes argentinos.
También dijo que el propósito que la anima, es el de “exponer en una muestra de gran amplitud numerosas obras inéditas en el Museo Provincial de Bellas Artes, para traer a Santa Fe, sus últimos trabajos, fruto tesonero de varios años, que al tiempo, son la obra del esfuerzo y del amor plástico que siente por la vida humana en sus más diversas manifestaciones”.
El cronista la definió como una artista argentina, “que prestigia las artes nativas y exalta con verdadera dignidad la tierra generosa de nuestra patria”.