Martes 14.3.2023
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Aunque tal vez no tenga la difusión que se merece, José Fioravanti fue una figura central de las bellas artes argentinas del siglo XX, un pionero de la escultura en estas latitudes. Una intensa formación en Europa (en países como España, Italia, Grecia, Inglaterra, Bélgica, Portugal y Francia, donde residió durante varios años) le permitió adquirir conocimientos esenciales que más tarde plasmará en su obra.
Foto: Mar del PlataAdemás de ser galardonado por obras como “Mi hermana María” y “Mujer con libro”, talla en piedra de tamaño natural, fue el autor de varios monumentos, entre ellos los dedicados a Roque Sáenz Peña, Nicolás Avellaneda, Simón Bolívar, Franklin D. Roosevelt, Beethoven, Florencio Parravicini y Rubén Darío, todos ubicados en la ciudad de Buenos Aires.
Foto: Casa de Victoria OcampoEn Rosario, participó de la construcción del Monumento a la Bandera, en colaboración con el escultor Alfredo Bigatti y los arquitectos Alejandro Bustillo y Ángel Guido. En Montevideo dejó también su marca en el monumento al General Fructuoso Rivera, en sintonía con el arquitecto y escultor Carlos de la Cárcova. En 1975 realizó el busto de Juan Domingo Perón en la Casa Rosada.
Foto: Archivo / Hemeroteca Digital CastañedaOtra de sus obras históricas es el Monumento al Lobo Marino, ubicado en la rambla de la ciudad de Mar del Plata. Esta escultura, consta de dos figuras en piedra, fue ideada por Fioravanti y esculpida por el esloveno Janez Anton Gruden. Es un símbolo de la ciudad costera, un punto donde miles de turistas se sacan fotografías cada año.
“Al amar a la humanidad quiero expresar que amo a los hombres y todo aquello en lo cual palpita la vida. Esta misma vida que palpita es la que quiero expresar en mis obras, una vida viva resuelta a través de sus líneas más puras y definidas, y por tanto figurativas”, escribió Fioravanti sobre sus obras en 1953, de acuerdo a una nota publicada por Infobae en 2018.
Foto: Archivo / Hemeroteca Digital CastañedaPatricia Corsani, en una entrevista concedida a la periodista María Paula Zacharías afirmó: “La obra de Fioravanti está vinculada a la renovación de la representación figurativa, una figura humana contundente mostrada con un lenguaje moderno, aunque ligada a la tradición”.
En mayo de 1940, Fioravanti fue invitado de honor al XVII Salón Anual de Bellas Artes del Museo Rosa Galisteo. Concurrió con 40 obras que fueron calificadas de “elevada jerarquía estética”.
Foto: ArchivoDentro del conjunto, el público de Santa Fe pudo admirar un detalle del monumento a Roque Sáenz Peña y las históricas obras “Mi hermana María”, primer premio del salón nacional, y “Mujer con libro”, Gran Premio Nacional”.
Foto: Museo de Artes Plásticas Eduardo SívoriEn su edición del viernes 24 de mayo de 1940, El Litoral afirmó que “Fioravanti es un artista humano, expresivo y asimismo tiene la visión de grandeza necesaria para llevar a la estatuaria un soplo de lirismo, de fantasiosa prodigalidad que apoya su inspiración en la tierra, pero tiende a los astros. “Resurrexit”, vigoroso y alado figura lo confirma, y los apuntes para el monumento a Nicolás Avellaneda y a Simón Bolívar”.
Foto: Monumento a la Bandera“En “Muchacho con flauta” y “Mujer con pájaro”, puede apreciarse otra condición de Fioravanti, su modelado minucioso, sus recursos técnicos y la concepción elevada de su arte, fino, sobrio, y a la vez profundo y vigoroso”, agregó el vespertino.
Foto: Museo Nacional de Bellas ArtesEn una reseña publicada por El Litoral el miércoles 22 de mayo de 1940, donde anuncia el mencionado salón, Horacio Caillet-Bois se refirió al escultor. “Fioravanti, representa la tercera y más reciente etapa de nuestra evolución en el género de la escultura. La primera es Lucio Correa Morales, la segunda Rogello Irurtia. Su arte, a pesar del acento arcaico de sus más cercanas expresiones, es arte nuevo, renovador, y animado del recio espíritu de la juventud, Fioravanti tiene solo 43 años y es ya un maestro”, aseguró.
Foto: Casa Victoria Ocampo / Arte online“Fioravanti es un hombre sin prólogo. Cree uno haberle conocido toda la vida. Su espíritu tenso. preocupado, eternamente activo, coloca rápidamente las cosas en el terreno fundamental. Odia lo superfluo en la conversación como odia el vacío en la plástica. Menudo, nervioso, espiritado, todo su pensamiento se da sin reatos a través de su rostro, de una extraordinaria movilidad”, agregó.