La histórica muestra que reunió en
Santa Fe lo mejor del grabado mundial
Fue en julio de 1944 en el Museo Rosa Galisteo. Estuvo integrada por 250 piezas. Entre ellas, de artistas de la talla de Alberto Durero, Rembrandt, James Abbott McNeill Whistler y Claude Lorrain entre otros. La intención fue que los visitantes pudieran seguir el itinerario de esta artesanía desde sus orígenes hasta los impresionistas de fines del siglo XIX.
Grabado del Támesis de James Abbott McNeill Whistler (1834-1903). Foto: Yale University Art Gallery
En la tarde del 8 de julio de 1944, los santafesinos que llegaron hasta las instalaciones del Museo Rosa Galisteo de Rodríguez fueron testigos de un hecho sin antecedentes. Es que ese día se inauguró, en el espacio ubicado en calle 4 de Enero, la primera Exposición Universal del Grabado Universal. Un conjunto a través del cual los curadores procuraron disponer un grupo de estampas que permitiera al “estudioso y al crítico” seguir el “glorioso itinerario" de esta artesanía desde sus orígenes hasta los impresionistas de fines del siglo XIX.
Grabado de Rembrandt. Foto: Archivo
La muestra, conformada por unas 250 piezas, incluyó grabados sobre cobre y en madera de Alberto Durero, aguafuertes de Rembrandt (tal vez los nombres más descollantes) y de una larga lista de artistas algo menos conocidos de diferentes latitudes: Altdorfer, Beham, Burgkmair. Grien, Schaufelein, Welditz, Lorrain, Chéreau, Drevet, Masson, Morin, Nanteuil, Voyez, Le Bas, Patas, Lingée, Déni, Delignon, Guttenberg, Martin, Triére, Helman, Aubin, Scotin, Cars, Scotin, Cochin, Aubert, Audran, Beauvarlet, Canaletto, Jord Tiepolo, Tom y Whistler.
Obra de Gellé. Foto: Archivo
“Ha de constituir en nuestro medio un verdadero acontecimiento por la elevada jerarquía de las obras que se exponen y a la vez, tendrá una significación excepcional, ya que al público santafesino le será dable admirar con satisfacción plena, los valores más ponderables del arte de la incisión. Bien ha hecho la Dirección General de Bellas Artes de la Provincia al auspiciar tan magnífica exposición y reconfortante ha de resultar para los espectadores, poder enfrentarse con el valioso conjunto que compendia el hacer de los artífices del grabado, quienes a través de varias centurias nos han legado una obra imperecedera por la calidad técnica y por el contenido universal humano de sus interpretaciones”, expresó Diario El Orden en su edición del 8 de julio.
Obra de Rembrandt. Foto: Archivo
El director del Museo, don Horacio Caillet Bois, afirmó durante el acto de apertura: “se muestran aquí algunos de los mejores ejemplares del arte del grabado en periodos de apogeo del género en el Viejo Mundo. Si bien este arte, tan duro como prodigioso en su sentido espiritual, es muy antiguo, la perfección de su técnica y la variedad de los medios empleados en su ejecución corresponden al siglo XIX. Sin embargo y por extraña paradoja, esta es la época de servidumbre del grabado. Vivía entregado a la faena ancilar de reproducir los cuadros, como sirviente de la pintura. Los grandes maestros seguían siendo los del 1400 y siglos posteriores, que hicieron los primeros grabados, al buril, los primeros aguafuertes y las planchas metálicas para imprimir sus ingenuas estampas religiosas”.
Dos artistas eternos
Tal vez una de las figuras centrales de la exhibición fue Alberto Durero, el grabador nacido en Nuremberg y considerado el artista más importante del Renacimiento alemán. Su obra estuvo presente en las salas a través de 29 grabados en cobre. “Entre ellos surge la potencia y la riqueza del artista incomparable, en las estampas religiosas, en la vida anecdótica, en los retratos, en su célebre ‘Melancolía’, también en sus grabados en madera, resplandece la magnificencia del plástico genial, de los cuales se contemplan las que se refieren a la vida de la Virgen, a la interpretación del “Apocalipsis” y otros de acento jesucristiano”, manifestó Diario El Orden.
Foto: Archivo
El otro punto de referencia, Rembrandt. El excepcional pintor y aguafuertista holandés, uno de los mayores maestros barrocos, invencible por la depuración cromática y estilística de su paleta, estuvo representado a través de treinta aguafuertes. “Nos habla de su época y sus hombres, del mundo que le rodeaba; puebla sus planchas de seres angélicos, de su amante Saskia, de acordes bíblicos y nos da el retrato adorable de su madre”, señaló El Orden.
Obra de Durero. Foto: Archivo
Maestros europeos
En representación de los maestros alemanes del siglo XVI se incluyeron en la muestra obras de Albrecht Altdorfer, Hans Sebald Beham, Hans Burgkmair, Hans Baldung Grien, Hans Schaufelein y Hans Weiditz. Los grabadores franceses del siglo XVII, edad llamada con absoluta justicia, el siglo de oro del grabado de la noble tierra gala, tuvieron en Claude Lorrain (Claude Gellée), al artista más representativo, con nueve planchas de bellísimo matiz simbólico y panorámico. Entre los grandes grabadores retratistas se pudo contemplar a Francois Chéreau, Pierre Imbert Drevet (h.), Antoine Masson, Jean Moria y Robert Nanteuil, quienes dejaron estudios admirables de los rostros de los nobles y los obispos Bossuet y Nanteuil, del Cardenal Mazarino y retratos de soberbia energía.
Obra de Anders Zorn. Foto: Archivo
El grabado inglés del siglo XVIII, caracterizado por la ejecución de los trabajos a media tinta, contribuyó en la muestra en señalar al espectador “el carácter peculiar de los artistas británicos durante tal época”, según El Orden. La serie de láminas expuestas en su mayoría ejecutadas en base a cuadros pintados al óleo y llevados a las plancha por grabadores, eran de J. G. Huck, John Jones, J. R. Smith, P. Mercier: óleo de Ant. Hickel, J. Hoppner, Thomas Lawrence, P. Mercier, G. Morland, A. Pond. J. R. Smith y J. Rowlandson.
Foto: Archivo / Hemeroteca Digital Castañeda
Los grabadores franceses del siglo XVIII que dejaron en las planchas el testimonio de una etapa de la vida social, se observaron en las láminas expuestas de Nicolás Voyez, Jacques Philippe Le Bas, Jean Baptiste Patas, Charles Louis Lingée, Martial Deni, Jean Louis Délignon, Henri Guttenberg, Pierre Antoine Martini, Philippe Triére, Isidore Stanislas Helman. Augustin De St. Aubin, Gérard Scotin, Laurent Cars, Francois Joullain, Charles Nicolás Cochin, Miguel Aubert, J. Audran y Jacques Firmin Beauvarlet.
Foto: Archivo / Hemeroteca Digital Castañeda
“Italia, con la belleza de sus gentes y la dulzura de sus tierras, ha quedado grabada en las planchas debidas a Canaleto de quien se admiran en la muestra, diez láminas de diverso carácter, pero donde predominan las escenas iluminadas por la diáfana serenidad del cielo peninsular. Giovanni Battista Tiepolo, está representado con la colección íntegra de la serie de diez grabados, titulada: “Varios caprichos”, añadió El Orden.
Foto: Archivo / Hemeroteca Digital Castañeda
Contemporáneos y americanos
Entre los grabadores del arte contemporáneo, emergió en la muestra la figura del sueco Anders Zorn, notable retratista, que ha dejado una obra de acabada vibración psicológica, a través de sus láminas donde se aprecian los rostros llenos de agudeza y carnal figuración. América estuvo presente en la muestra con las obras de James Abbott McNeill Whistler, el aguafuertista norteamericano, de quien se exhibieron 18 aguafuertes de la “Serie del Támesis”, de la “Serie de Venecia” y “Láminas de otras series”. Asimismo, se pudieron admirar quince litografías. Tal como señala Joseph Pennel: “desde que el mundo es mundo, sólo hubo dos aguafuertistas supremos: Rembrandt y Whistler”.