El óleo pintado en junio de 1889, representa un paisaje nocturno y un cielo estrellado sobre un pueblo. Allí el pintor plasmó varios de los elementos característicos de su estilo y logra transmitir una sensación de movimiento y vitalidad.
“La noche estrellada” fue concebida por el holandés mientras se encontraba en un hospital psiquiátrico, durante uno de sus períodos más difíciles. Foto: Art Museum in New York
Incluso aquellos a quienes poco o nada les interesan las artes plásticas conocen a Vincent Van Gogh o algunas de sus obras. Incluso sin saber que llevan la firma del pintor nacido en Países Bajos a mediados del siglo XIX. Tan definido fue su estilo y sus trabajos obtuvieron tanta difusión durante el último siglo que sus expresivas pinceladas son parte de la cultura popular. A un nivel que el propio pintor jamás hubiera imaginado dada su trágica historia de vida, cuyos ribetes más complejos están bien expuestos en “Lust for Life” (“Sed de vivir” 1956), la película de Vincente Minnelli en la que el actor Kirk Douglas interpreta a Van Gogh con una fuerza inusitada.
Es difícil, en el caso de este pintor, separar el “personaje” del “artista”, en especial porque las aristas más complejas de su vida se han colado en el imaginario colectivo. Un ejemplo es la mutilación de su propia oreja durante una noche del año 1888, en medio de una crisis. Sin embargo, en términos puramente estilísticos, Van Gogh fue un innovador debido a su utilización del color y sus pinceladas expresivas. Esto hizo que sus obras pasen desapercibidas durante su vida, pero luego se convirtieron en columnas vertebrales para el desarrollo del arte moderno. A tal punto que su estilo postimpresionista influyó en Paul Gauguin, Henri Matisse y los fauvistas.
Van Gogh también marcó un quiebre a partir de la forma en que logró representar la realidad desde el tamiz de sus propias emociones. Es que su intento era, precisamente, transmitir emociones a través de la expresión artística. “Campo de trigo con cuervos” es un buen ejemplo de esto, en tanto transmite la tristeza y soledad que, según consta en las biografías inspiradas en su correspondencia, sentía el pintor en la etapa final de su vida. Las obras del “loco de pelo rojo” (así se conoció la antes mencionada película de Minnelli en España) son un espejo de su angustia y sus contradicciones. En efecto, los especialistas coinciden en que, al explorar la subjetividad y la expresión personal, abrió el camino a movimientos artísticos posteriores, entre ellos el expresionismo.
"Autorretrato con la oreja vendada y caballete". Foto: Instituto de Arte Courtauld
Demostración de estilo
Dentro del legado duradero que logró construir en su breve carrera artística (murió cuando tenía apenas 37 años) y que recibió un reconocimiento póstumo sobresale especialmente el cuadro “La noche estrellada”, que fue pintado en el mes de junio de 1889 y muestra un paisaje nocturno con un cielo estrellado, por encima de un caserío pacífico. La relevancia de esta obra radica en que es una acabada muestra del estilo de Van Gogh, con pinceladas enérgicas y colores intensos.
Es también “La noche estrellada” una expresión del estado del artista, que realizó este cuadro mientras se hallaba internado en un asilo psiquiátrico en Francia. Los especialistas consideran que la representación del cielo agitado y las formas onduladas son signos de su convulsión interna. Al igual que otras obras de Van Gogh (“Los girasoles”, “Autorretrato”, “Dormitorio en Arlés” y “Terraza de café por la noche”) el cuadro trascendió por mucho lo meramente artístico y pasó a ser un ícono cultural de gran presencia incluso el día de hoy.
Triste, solitario y final
Van Gogh murió poco tiempo después de pintar esta obra maestra. En julio de 1890, es decir apenas un año más tarde, recibió una carta de su hermano Theo (con quien forjó una relación intensa, reflejada en el cine por Robert Altman) donde este le confirmaba la escasa repercusión de sus pinturas en términos comerciales. El pintor se sintió deprimido y se disparó en medio del pecho. Fue intervenido quirúrgicamente por el doctor Gachet (a quien antes había inmortalizado en un óleo sobre tela) pero murió dos días después, a los 37 años de edad. “La normalidad es un camino pavimentado: cómodo para caminar, pero no crecen flores ahí”, expresó una vez.
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