Mariano Fortuny: el maestro de la luz, el color y el exotismo que Iluminó el siglo XIX
En uno de sus viajes, quedó fascinado por África del norte, que influyó en su paleta de colores y en su visión artística, marcando una carrera que cautivó a la alta burguesía del siglo XIX con su enfoque exótico y preciosista.
“Marroquíes”, de Mariano Fortuny. Foto: Colección Santa Fe Arte
Mariano Fortuny fue un pintor español del siglo XIX, cuyo legado permanece producto de su pasión por la captación de la luz y el color, un aspecto crucial en movimientos que nacieron al calor de esa época. Nacido en Reus y formado en Barcelona bajo la tutela de Claudio Lorenzale (un docente y pintor español, valorado por su calidad como retratista) Fortuny fue, desde su juventud, un artista prometedor. En 1857, obtuvo una beca para estudiar en Roma, donde estableció su propio taller. Fue allí donde comenzó a liberarse gradualmente del lenguaje académico de su formación en Barcelona. Transición que marcó un quiebre en su carrera y su estilo.
Colección Santa Fe Arte
Juan Ignacio Samperio en “La Aventura de la Historia” señala que en la segunda mitad del siglo XIX, el pintor francés Jean-Louis-Ernest Meissonier era el más cotizado del mercado, lo cual le permitió poner de moda la pintura de tableautines, que son pequeñas tablitas pintadas con bellos colores con una técnica muy detallista. Y aclara que uno de los pintores que antes se apuntaron a esta moda fue precisamente Mariano Fortuny. “A su vez, Fortuny impuso este formato entre la multitud de sus seguidores y admiradores, que siguieron practicándolo incluso después de la temprana muerte del artista, para dar satisfacción a un mercado internacional que se había aficionado al tableautin”.
El aura de África
En 1860, Fortuny se aventuró a África para documentar la campaña militar española. Los especialistas coinciden en que a partir de estas experiencias, su paleta de colores se tornó más vibrante y luminosa. En paralelo, su interés por el pintoresquismo árabe se convirtió en parte integral de su obra.
Colección Santa Fe Arte
“Fortuny viajó a Tetuán en 1860 en medio de la guerra, para documentar los cuadros de batallas. Ahí aparece lo que sería su pintura orientalista. Su experiencia marroquí le serviría para pintar cuadros en su estudio de Roma en la década del sesenta. Y su visión sería orientalista en su memoria, alejándose de la realidad. Fue él quien expandió este género orientalista en España”, explicó a este medio el escritor, poeta, ensayista y editor Santiago de Luca, quien investigó al pintor.
En la página del Museo del Prado, se indica que “el encargo supuso para el pintor viajar a Marruecos y así conocer la impresión de la luz en abierto sobre la geografía africana, lo que marcaría la plástica de Fortuny de un modo excepcional, como dejó plasmado en ‘La batalla de Wad-Ras’. Aunque su vivo interés por el mundo árabe le llevó a realizar en 1862 un segundo viaje a Marruecos, por entonces ya se ocupaba, sobre todo, de realizar composiciones de inspiración dieciochesca para satisfacer las exigencias del mercado”.
Colección Santa Fe Arte
Sandra Afonso Tabares, en historia-arte.com, coincide con lo señalado por los especialistas del afamado museo madrileño. “Fortuny y Marsal fue uno de esos grandes pintores que nos regaló el fecundo y variado siglo XIX. De gusto orientalista sigue la estela de artistas e intelectuales que en este siglo se sintieron interesados por los países de oriente o los países orientalizados, los viajes a Egipto, Marruecos o Siria cautivaron a la burguesía intelectual, lo oriental se puso de moda”.
Consolidación estética
Los años 1866 y 1867 fueron cruciales: realizó dos viajes a Madrid, donde se dedicó a copiar obras maestras. Conoció a Goupil, quien se convirtió en su marchante. Creó obras emblemáticas que hoy forman parte de las colecciones del Museo Nacional del Prado, entre las cuales cabe mencionar “Fantasía sobre el Fausto de Gounod”, “La Batalla de Wad-Rass (Episodio de la guerra de África)”, “Viejo desnudo al sol”, “Espadero”, “Corrida de toros”, “Corral” y “Malvas reales”.
Colección Santa Fe Arte
Ana Isabel Escriche apunta, en www.barneby.es, que “Las pinturas al óleo de Mariano Fortuny son coloristas y brillantes, captan la luz con una técnica precisa, mientras que su dominio con la acuarela le permitió acercarse con maestría a la naturalidad y consagrarse como uno de los artistas más importantes de su época”. Y añade que “los aspectos de la vida cotidiana eran inmortalizados por el artista de forma vigorosa con grandes trazos en el dibujo, aunque también desarrolló una calidad extraordinaria en los grabados, logrando que el aguafuerte dejara su función habitual de reproducir cuadros para constituir una de las cimas de su arte. Mariano Fortuny y Marsal se convirtió en el mejor grabador de la centuria después de Francisco Goya”. Este último había muerto una década antes del nacimiento de Fortuny.
Exótico y preciosista
Tras varios viajes, finalmente se estableció en Portici, cerca de Nápoles. Continuó creando hasta su muerte, que se produjo en Roma en 1874 a la temprana edad de 36 años. Actualmente, Santa Fe Arte cuenta en su colección con una obra que lleva la firma de Fortuny, lo cual significa un privilegio si se considera la potencia que adquirió su obra en una existencia tan breve.
Colección Santa Fe Arte
Tomás Fernández y Elena Tamaro, en “Biografía de Mariano Fortuny”, sostienen que con Fortuny “alcanza su más refinada expresión una corriente de la pintura romántica que respondía al gusto de una alta burguesía que rechazaba el realismo de Gustave Courbet y el impresionismo y que, por el contrario, apreciaba los temas exóticos y el preciosismo. Dentro de estas limitaciones conceptuales, su obra se distingue por la perfección de su factura y por la frescura del colorido”.
Dejanos tu comentario
Los comentarios realizados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de las sanciones legales que correspondan. Evitar comentarios ofensivos o que no respondan al tema abordado en la información.
Dejanos tu comentario
Los comentarios realizados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de las sanciones legales que correspondan. Evitar comentarios ofensivos o que no respondan al tema abordado en la información.